Por Michael Mustapich – BLes.com

El pasado 1 de junio un comunicado de prensa anunció que el film “Spring, seeing Hong Kong again” ganó el premio al mejor documental en el Festival de Cine de Praga en República Checa. El  anuncio se hizo en la página oficial del film y fue publicado por medios como el Globe Newswire. El mismo dice: El 75º Festival de Cannes finalizó con éxito hace unos días, que es el mayor evento cultural de Europa tras la vuelta a la normalidad desde la pandemia de covid-19. “Spring, Seeing Hong Kong Again”, un documental sobre Hong Kong, China, provocó acaloradas discusiones en el Festival de Cine de Cannes. La película celebró un evento de proyección el 27 de mayo . La audiencia aplaudió durante 3 minutos después de la proyección, algunas audiencias discutieron con entusiasmo la película y dijeron que estaban atónitos y sus impresiones de Hong Kong se renovaron.

Tras el anuncio, el medio China Media Project ( CMP), de la Universidad de Hong Kong comenzó una investigación y descubrió que el comunicado de prensa era falso, como así también el equipo de producción. 

CMP expone: “La historia no resiste el escrutinio. Como informaron el usuario de Twitter K Tse y el medio checo Deník N, no hay Festival de Cine de Praga, solo dos personas se presentaron para una proyección de la película, y las imágenes promocionales se basaron en fotos de archivo. Si bien la película había estado en Cannes, no se había exhibido en el prestigioso festival, como “Revolution of Our Times”, sino en el marché du Films concurrente, un mercado donde se pueden comprar proyecciones

El informe reveló que el supuesto director, el frances Benoît Lelièvre, tiene vínculos con Jin Huaqing, dueño de la compañía Jin Huaqing Film Studio de quien se sospecha es el verdadero director, cineasta que ya ha realizado varios films afines a la narrativa del PCCH.

El documental trata de mostrar al régimen chino como un gobernante benevolente, ayuda a recuperar la ciudad del caos político y de la pandemia de covid-19.

Hollywood cae en la tentación por el dinero. 

El uso del cine para fomentar los ideales y limpiar la imagen del PCCH no es nuevo. A la industria cinematográfica china controlada por el régimen se suman los costosos intentos por influenciar, manipular y comprar producciones en la meca del cine, Hollywood.

China posee el mayor mercado cinematográfico del mundo, lo que le da un gran poder a la hora de elegir qué  película puede proyectarse en el país, influenciando a directores y ejecutivos para que sigan los lineamientos y la narrativa exigidas por los censores. 

Como explica el artículo publicado en Big Think: “Puede eludir el sistema de cuotas produciendo la película con una empresa china, lo que la convierte en una película nacional a efectos de cuotas. Sin embargo, este método tiene muchas condiciones, ya que requiere que una película tenga un cierto número de actores chinos, lugares de filmación en la propia China, y la película no puede retratar a China como un villano”. 

Para eludir las restricciones de la censura china varias peliculas han cambiado su guion original, como por ejemplo, en el  libro World War Z, la plaga zombi global comienza en China, el Politburó completamente incompetente es bombardeado por un oficial deshonesto, y Lhasa, Tíbet es la ciudad más grande del mundo de la posguerra. En la película, se da a entender que la plaga comenzó en Corea y se eliminan los otros puntos de la trama.

En el film Red Dawn, la invasión del ejército chino a suelo americano fue cambiada por un ejército de Corea del Norte, después de que el Gobierno Chino protestó, perdiendo grandes sumas de dinero en la post-producción.

“Kundun”, una obra dirigida por el director Martin Scorsese,que cuenta la historia del Dalai Lama, fue víctima de la presión del régimen. Una llamada desde la Embajada China a Peter Murphy, jefe de planificación estratégica de Disney fue suficiente para que la compañía limitara drásticamente su difusión, proyectando la premier en solo dos salas, y haciendo esfuerzos para que pronto desaparezca del resto de carteleras, una maniobra que pretendía evitar el descontento de las autoridades chinas y a la vez no ser culpados de ser cómplices de la censura del régimen.

Un caso similar se produjo con ” Siete años en el Tibet” protagonizada por Brad Pitt y producida por Sony Pictures Entertainment. El film toca la infancia del Dalai Lama y la invasión del Tíbet por parte del ejército chino.

Tanto Martin Scorsese como Brad Pitt fueron prohibidos en China.

Testigo desde adentro

Chris Fenton, expresidente de DMG Entertainment, Motion Picture Group  GM de DMG North America, quien orquestó las actividades creativas y comerciales de DMG, una compañía de medios global multimillonaria con sede en Beijing publicó el libro” Feeding the Dragon”, que desentraña la relación entre Hollywood, la NBA y el American Business.

En un entrevista con el medio Voice of America, cuando le preguntaron sobre si China ejercía influencia en Hollywood, declaró:

“Tienen una sorprendente influencia sobre Hollywood. Hay dos versiones sobre eso. Una es una versión premeditada de lo que está censurado, incluso antes que haya un libreto, que es la idea de temas delicados, ya sean relacionados con Taiwán o Hong Kong o el Tíbet… cosas que tengan algo que ver con los derechos humanos, lo que sea. Todo eso es esencialmente un tabú en Hollywood”.

“Incluso en una película en particular o una serie de televisión que no se espera comercializar en China. Quizás dicen: “El presupuesto para este filme no necesita ingresos del mercado chino. Vamos a trabajar en eso, liberar el contenido y realizarla para Estados Unidos y otros países democráticos”. En ese caso, China descubre esas películas y las conoce, incluso cuando una en particular no llegue a China, y penalizará al estudio y los realizadores que participaron en esa película en particular para que no puedan pasar otras películas”.

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