Fuente: Panam Post
El oratorio del aeropuerto de Bogotá fue noticia tras haber sido cerrado. Todo tipo de teorías surgieron. Sobre todo apuntado a que fue obra de la nueva presidencia y el espíritu anticristiano propio del comunismo. Pero el aeropuerto El Dorado asegura que el cierre es temporal y que volverá a abrir sus puertas. Pero ya no será católico sino abierto a todos los credos de los pasajeros.
De acuerdo con la administración de la terminal aérea, fue una «decisión de OPAIN, para ofrecer un mejor servicio que incluya a todos los viajeros y comunidad aeroportuaria».
“Un espacio en donde serán bienvenidas todas las religiones”
OPAIN es el concesionario encargado de «administrar, modernizar, expandir, operar, mantener y comercializar» las áreas del principal aeropuerto de Colombia. Dicha entidad aseguró que en los próximos días “será nuevamente habilitado (el oratorio) como un espacio en donde serán bienvenidas todas las religiones”.
El Dorado asegura que no es un tema coyuntural. Afirma que el proceso estaba en marcha hace meses y que «contó con el conocimiento de la Arquidiócesis de Bogotá».
No obstante, en las redes sociales de la Arquidiócesis no aparece declaración alguna. En cambio sí se denuncia la persecución que se vive en el régimen socialista de Nicaragua: «Momentos muy difíciles está viviendo la Iglesia en Nicaragua. Y no solo la Iglesia, la prensa, las organizaciones no gubernamentales, la oposición política y todo aquel que no esté de acuerdo con el gobierno».
Es el presente de Nicaragua el temor latente de un posible futuro en Colombia. Para muchos, lo que ocurre con el oratorio puede ser un presagio.
Progresismo: pasos progresivos hacia el totalitarismo
La aclaración de la administración del aeropuertos El Dorado busca apaciguar esas preocupaciones. Dejar claro que no se trataría de una persecución religiosa, como se temía. No obstante, el intento de incluir el oratorio en una especie de ecumenismo evidencia la naturaleza misma del progresismo: el nuevo rostro de la izquierda internacional. No es un dato menor que con la llegada de Jair Bolsonaro al poder en Brasil en 2019, el Foro de Sao Paulo quedó debilitado y la nueva izquierda se trasladó a México, un territorio más amigable a su causa bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Ahora, el Grupo de Puebla es sede de la Internacional Progresista.
En el nombre del progreso dan pasos progresivos hacia el totalitarismo. Muestran como avance la eliminación de lo previo, sobre todo de lo tradicional. En lugar de garantizar más libertad, estos bloques ideológicos han terminado propiciando un culto al Estado, al que convierten en el máximo código moral.
Los vínculos del Pacto Histórico con irrupción en la Catedral de Bogotá
Esto quedó de manifiesto durante la irrupción a la Catedral de Bogotá en marzo pasado por parte de simpatizantes del ahora partido oficialista, el Pacto Histórico. Enseguida el entonces candidato a la presidencia, Gustavo Petro, quiso deslindarse del incidente. Arguyó que existe un «nosotros» que defiende la libertad de culto. A lo cual David Ghitis, creador de La Bodeguita TV y columnista de RCN, le reprochó a Petro: «A) usted no formó parte de la Asamblea Constituyente. No diga ‘nosotros’, pues es esa la forma de engañar. B) el derecho a la libertad de culto lo presentó Arturo Mejía Borda, constituyente representante de movimientos cristianos. Él sí puede decir ‘nosotros’».
La evidencia expone los vínculos de una mujer conocida como Simona –la principal activista señalada de haber irrumpido en la Catedral– con el movimiento político de Petro, pues se le pudo ver a ella en una rueda de prensa junto al candidato electo como representante a la Cámara por el Pacto Histórico, Alirio Uribe, quien además estuvo también frente al hotel donde se celebró el Foro Madrid en Bogotá en febrero, evento que fue atacado violentamente por estas mismas hordas de la izquierda, tal como reseñó PanAm Post desde el lugar de los hechos: Ataque violento al Foro Madrid expone la amenaza de Petro para Colombia.
Todos estos episodios encendieron las alertas respecto a la suplantación del oratorio del aeropuerto de Bogotá. En una nación donde el 73 % de la población es católica, reemplazar la identidad de la mayoría para acomodarse a una minoría (además transitoria / pasajera) genera rechazo.