Fuente: Minghui.org
Cleve Backster, especialista estadounidense en poligrafía, fue experto en interrogatorios de la CIA y el fundador de la Escuela Backster de Detección de Mentiras, que sigue funcionando en la actualidad. Pero él es más conocido por sus experimentos con plantas utilizando instrumentos poligráficos en la década de 1960.
Antes de regar sus plantas con agua en febrero de 1966, Backster conectó los electrodos del polígrafo a una planta de dracaena. A medida que el agua subía por las raíces de la planta, se sorprendió al comprobar que la corriente eléctrica no cambiaba ni imprimía un patrón de resistencia reducida, como él esperaba. En cambio, registraba formas en zigzag, igual que cuando un ser humano se emociona.
Inspirado por este hallazgo, Backster realizó más experimentos. En uno de ellos, pensó en quemar una hoja. Mientras pensaba en cómo hacerlo, la planta registró una reacción intensa, igual que una persona que se enfrenta a un peligro. Este hallazgo fue aún más sorprendente porque parecía que la planta podía leer la mente de Backster.
Otro experimento reveló que las plantas incluso pueden recordar cosas. Backster indicó a un estudiante que destruyera una planta frente a otra. Más tarde, varios estudiantes, incluido el “destructor”, pasaron uno a uno frente a la planta sobreviviente, vestidos de la misma manera pero con una máscara. La planta registró un miedo intenso solo cuando pasó el “destructor”.
Backster no fue el único, otros hicieron descubrimientos similares. A continuación menciono algunos ejemplos.
Reconocido profesor de biología: Todo tiene un espíritu
Zhu Jiawei, profesor de biología en la ciudad de Nuevo Taipei, se graduó en biología en la Universidad Normal Nacional de Taiwán y realizó una maestría en ecología en la Universidad Nacional de Taiwán. En abril de 2021, la ciudad le dio un reconocimiento como “Profesor Destacado”.
En el pasado, él entendía las plantas y los animales en base a la ciencia moderna. Después de empezar a practicar Falun Dafa, un sistema de meditación que se basa en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, obtuvo nuevos entendimientos. En particular, gracias al libro Zhuan Falun, él aprendió que las plantas pueden tener funciones sensoriales como las descritas por Backster.
Por ejemplo, había varios árboles de caoba de hoja grande en la universidad, pero no habían producido ningún fruto durante unos diez años. Cada año, Zhu y sus alumnos esperaban en vano. Sin embargo, en una ocasión, uno de los árboles dio frutos. Un domingo, Zhu tuvo el presentimiento de que un fruto se partiría y caería. Fue a la escuela y encontró carpelos y semillas de una fruta bajo el árbol: era como si el árbol hubiera preparado lo necesario para que él diera su clase y solo tuviera que recogerlos.
En otra ocasión, Zhu estaba preparando un video para mostrar la transformación de una crisálida en mariposa. El día antes de que empezara la sesión de verano, vio una crisálida -la única que pudo encontrar- y se la llevó a casa. Sabía que la crisálida se convertiría en mariposa por la mañana, pero era difícil predecir exactamente en qué momento. Sabiendo lo importante que era el video para sus alumnos, decidió mantenerse despierto las 24 horas del día para filmarlo.
Curiosamente, cuando Zhu entró en la habitación hacia las 9:00 p.m., vio que la crisálida empezaba a transformarse. Como la cámara de video ya estaba preparada, pudo grabar todo el proceso sin ningún problema. “Todo tiene un espíritu”, explicó. “Era como si la mariposa no quisiera que me quedara despierto toda la noche y me ayudara”.
A Zhu le interesa mucho la biología y la ecología, pero dijo que hay muchas incógnitas en estos campos. Aunque algunos departamentos de biología se llaman ahora centros de ciencias de la vida, el conocimiento aún es muy limitado. Falun Dafa fue lo que le abrió la mente para explorar más.
El agua de un manantial cambió su curso
Cuando mi esposo y yo trabajábamos como contratistas para una empresa en 2020, le pidieron que cavara una fosa para un horno de fusión de haz de electrones (EB) que se utiliza en la metalurgia. La fosa tendría 14 metros x 15 metros y estaría rodeada de ladrillos macizos.
Ningún contratista quiso aceptar el trabajo porque había un manantial de siete centímetros en medio de la fosa. El agua seguía llenando la fosa día y noche. Ni siquiera con tres bombas de agua se pudo hacer algo. Era casi imposible construir una fosa como la que se necesitaba. De hecho, aunque se construyera, podría derrumbarse tarde o temprano.
Mi esposo y su personal lo intentaron todo, pero nada funcionó. Finalmente decidió clavar una gruesa barra de metal en la salida del manantial.
“El manantial también es una vida”, dije. “Si se bloquea su caudal en la boca, ¿cómo va a sobrevivir?”.
“De acuerdo entonces. Espero que pueda encontrar una solución”, respondió mi esposo.
Consciente de que el manantial era un ser consciente, intenté comunicarme con él. En mi corazón, le recomendé que fluyera bajo tierra en lugar de salir a la superficie.
A la mañana siguiente, mi esposo fue a la fosa hacia las 5:00 a.m., bebió agua del manantial y limpió el desorden de la zona. Cuando su personal llegó a las 8 de la mañana (después de comunicarme con el manantial), el agua ya había dejado de fluir.
Una vez más, el cambio del curso del manantial nos demostró que el manantial era un ser consciente.
Daños por las heladas
Mi familia cultivaba cebolletas en un sencillo invernadero en 2007. Iba a nevar y pensé que podría destruir la cubierta de plástico, así que la retiré. Pero resultó que fue una mala idea, ya que todos las cebolletas se rizaron por el repentino descenso de la temperatura durante la noche.
Habíamos planeado vender las cebolletas, pero ahora nadie las compraría. Mi esposo se puso furioso y me dijo cosas malas. Yo sabía que era culpa mía y no dije nada. El comportamiento de mi esposo tampoco me molestó.
Después de un rato, mi esposo se cansó y se fue a dormir. Yo me quedé allí, todavía muy tranquila, reflexionando sobre el error que había cometido. En mi mente, pedí disculpas a las cebolletas por no hacer bien las cosas con ellas.
A la mañana siguiente, mi esposo fue a ver cómo estaban las cebolletas y vio que todas habían vuelto a la normalidad. Como ya le había contado algunos de los milagros de Falun Dafa, mi esposo estaba muy agradecido con el Maestro Li, el fundador de la práctica.
“Gracias, Maestro Li, por salvarnos”, dijo.