Fuente: La Derecha Diario
Aunque todavía no se dijo formalmente en el expediente, no hay ninguna duda que Fernando Sabag Montiel fue el que apuntó con un arma a Cristina Kirchner. Está en video empuñando el arma, hay más de 100 testigos, y fue atrapado en el lugar de los hechos.
Sin embargo, como en el caso Nisman, la Policía Federal está cometiendo una serie de “errores” que están llevando a que no pueda ser resuelto con la facilidad que debería. Los primeros pasos de la investigación, los más básicos como revisar sus comunicaciones y extraer huellas del arma, ya se chocaron contra obstáculos.
Para determinar si actúo solo o fue llevado a cometer el acto delictivo por otra persona, la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo ordenaron desbloquear su celular personal Samsung y revisar sus conversaciones.
Sin embargo, criminalística de la Policía Federal dice que intentó unas 100 veces y no pudo desbloquearlo, por lo que le pidió ayuda técnica a la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Pero los agentes aeroportuarios descubrieron que el teléfono había sido reseteado de fábrica.
La excusa, realmente increíble, que dieron los agentes de la Federal, es que intentaron abrirlo adivinando la contraseña, y después de 100 veces, el teléfono automáticamente se reseteó. Esta explicación es poco clara. A menos que el acusado brinde la contraseña no está permitido que la policía abra el celular de esta manera. Además, el reseteo por intentos fallidos no es igual al reseteo de fábrica.
No se sabe si es inoperancia de los policías o sí hay un intento político de embarrar la causa. Esta segunda opción toma fuerza cuando se le suma otro “error” increíble: criminalística no está pudiendo extraer las huellas del arma.
Después de tantos intentos fallidos, la evidencia debería ser descartada. Lo único que mantiene a la Bersa dentro de la causa es que Sabag Montiel está filmado ante decenas de cámaras empuñando el arma y apuntándola a la cabeza de la vicepresidente.
La Federal explica que esto se debe a que en el tumulto y el caos del momento la pistola fue pisada por varias personas e incluso levantada sin guantes por militantes kirchneristas que se la entregaron a los custodios, quienes tampoco tenían guantes cuando la manipularon. De todos modos, algún rastro debería quedar de la persona que más tiempo la tuvo y más fuerte empuñó.
La procedencia del arma también es un misterio. El último propietario registrado fue un empleado de seguridad de apellido Herrera, quien murió hace aproximadamente un año. La Bersa se encontraba en una valija con elementos personales, la cual, según declaraciones de la hermana del vigilador, había desaparecido hace unos diez días.
La principal teoría es que Sabag robó el arma de la casa de un amigo suyo, donde la hermana había guardado dicha valija. Sin embargo, esto es solo una teoría y no se tiene evidencia (ni denuncia) de un robo. Hasta el momento, el nacido en Brasil y nacionalizado argentino se negó a declarar.