Por Gabriela Moreno – Panampost.com
La diferencia de casi 24 puntos -equivalentes a tres millones de votos- entre el Rechazo y el Apruebo en el plebiscito constitucional obligará al presidente de Chile, Gabriel Boric, a tomar decisiones impensadas. Entre ellas, se avizora desbaratar la alianza con el Partido Comunista. De esta manera se avanza a una administración de centro.
El mandatario no tiene otro camino, después del resultado de la contienda de este domingo, en el que el Apruebo sólo ganó en seis de las 348 comunas del país, afirma el fundador del Partido por la Democracia (PPD) y exconvencional, Felipe Harboe, en entrevista con PanAm Post. A su vez, el experto recalca lo siguiente:
“El presidente Boric ha recibido una luz de alerta con los ocho millones de votos del Rechazo, que son muchos más de los votos que él sacó en la elección presidencial —4.619.323— que le advierte que los cambios refundacionales propuestos forman parte de un diagnóstico equivocado”.
Un mensaje denso
Esa señal arrastra un mensaje más profundo. Para el exsenador, además de un inevitable cambio de gabinete, “Boric va a tener que replantearse su política de alianza con el Partido Comunista, por ser una alianza que lo reduce de manera considerable, pero quizá no sea capaz de superarla”.
Sin embargo, Boric tendría condiciones a favor para una separación de la tolda que preside Guillermo Teillier y esto reside en que Recoleta, la comuna bajo el mando del comunista Daniel Jadue, arrojó 52% de apoyo al Rechazo. Un cómputo que se sumó al total aplastante. A ello agrega otro panorama áspero:
“Los partidos de centroizquierda tradicionales que están en la coalición de gobierno tendrán que enfrentar que se desfondaron, porque sus liderazgos estaban todos por el Apruebo, pero sus bases apostaron por el Rechazo. Tendrán que reconfigurar sus mapas internos, porque no será sorpresa que en la próxima elección presidencial irrumpa un candidato de centro izquierda moderado alejado de aquellos que han sucumbido para hacer el vagón de cola del neopopulismo que está gobernando”.
Una excepción en la región
“Chile es parte de un contexto global donde hay una crisis en el sistema de democracia representativa, pero el resultado del plebiscito de ratifica la vocación moderada de los cambios en el país y reivindica a los presidentes de los últimos 30 años y a los que esta generación gobernante tanto ha denostado”, apunta Harboe.
Para el consultor “aquellos que pensaron que a través de un proyecto de Constitución refundacional, que generaba un cuadro de inestabilidad política y que partía de la base de la necesidad de dividir al país entre pueblos originarios y no originarios se equivocaron. Chile, a diferencia de otros países de Latinoamérica, es una nación que va por el ancho camino del medio, de la posibilidad de hacer cambios, pero siempre graduales”.
Y con esa tendencia, la nación austral se aleja de los extremos que lo rodean en la región. “Las experiencias de Perú, con el sistema político que tiene lo ha llevado a una profunda crisis fue algo que también se tomó en consideración. Nadie quiere repetir en Chile este escenario. Además, la experiencia de Colombia con el acuerdo de paz, que en su oportunidad todos daban por aprobado y finalmente terminó siendo rechazado, porque no comulgaba con el sentido común del pueblo colombiano, son un ejemplo de la respuesta de Chile ahora”.
Un acuerdo con condiciones
Boric parece tener claro su piso político. El mandatario impulsará un gran acuerdo nacional para instaurar otro proceso constituyente. Sin embargo, Harboe destaca que “primero hay que establecer cuáles son las reglas de un nuevo proceso y en segundo lugar que la nueva propuesta no recaiga sobre un grupo de expertos, porque ya los expertos estuvieron asesorando a los convencionales. Las reglas tienen que ser distintas, porque los ciudadanos con la irrupción digital están demandando mayores capacidades y oportunidades de decisión directa y eso es un cuadro criollo bastante complejo”.
La Tercera revela que fijar el número de escaños reservados para pueblos originarios en relación con la participación electoral efectiva del padrón indígena (282.719) y no en función del número de chilenos que se autodefinen como pertenecientes a una etnia, tal como se vio en el Censo de 2017, ya es una propuesta sobre la mesa de Boric. En aquella oportunidad las cifras que se dieron a conocer como personas que se percibían de esa forma fueron 2.144.479, equivalente al 12% de la población.
De igual forma, no es la única táctica. También se podría reducir el número de convencionales de 155 a 100, quienes deberían ser electos mediante listas nacionales, siendo el 40 % de la Región Metropolitana. La meta es tener listo otro proyecto antes del 11 de septiembre de 2023, fecha que conmemoraría los 50 años del golpe de Estado. El tiempo comienza a correr para afinar los pasos, considerando que el Servicio Electoral impide convocar una nueva elección de constituyentes hasta enero.