Fuente: La Derecha Diario
Para afrontar el crecimiento de casos de la viruela del mono a lo largo del país, el gobierno de Joe Biden designó al doctor Demetre Daskalakis, actual encargado de la política contra el VIH de la Casa Blanca, como coordinador adjunto de la respuesta nacional a la viruela del mono.
Este miércoles, Daskalakis hizo su primera aparición pública dando una conferencia de prensa en la Casa Blanca, donde anuncio una nueva tanda de vacunas destinadas a frenar la epidemia del virus. Sin embargo, lo que trascendió en las últimas horas luego de su designación fue su adoración por el satanismo y la extravagante vida que lleva.
El periodista Benny Johnson difundió imágenes tomadas de la red social Instagram donde se lo puede ver al nuevo funcionario de Biden orgullosamente vistiendo una prenda con un pentagrama, considerado como el símbolo oficial de la Iglesia de Satanás, de la cual Daskalakis es parte.
El pentagrama de Baphomet es el símbolo oficial, con derechos de autor, de la llamada Iglesia de Satán, una corriente religiosa originada en los ’60 en los Estados Unidos que venera el satanismo y sostiene que el cristiano es una “plaga para la humanidad”.
A Daskalakis se lo puede ver en varias fotos de sus redes sociales usando este pentagrama que además tiene tatuado en su pecho, así como también en varias entrevistas para medios de televisión e incluso en su foto oficial como funcionario de la Casa Blanca.
Otras investigaciones más exhaustivas de la carrera del perverso funcionario de Biden hacen su designación aún más inaudita. Daskalakis se define a sí mismo en sus perfiles profesionales como “un médico gay progresista y radical” que trabaja en Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York.
El medio demócrata NBC News informó en 2018 que Daskalakis ayudó a combatir un brote de meningitis promocionando vacunas y apareciendo en hospitales “ocasionalmente vestido como una enfermera para dar la inyección.” Por su parte, otro medio demócrata lo calificó años atrás como el “guerrero de la salud gay” de la ciudad de Nueva York por haberse convertido en “una cara conocida en los clubes gays” para promover la concienciación sobre el VIH y el sida.
En 2016, en una nota brindada al NY Post, Daskalakis explicó que empezó a llamarse como “el guerrero queer de la salud” para ser más inclusivo con la comunidad transgénero, además de dar detalles sobre uno de sus proyectos personales: un gimnasio donde se le rinde culto al satanismo.
Joe Biden puede decir que ha cumplido una de sus promesas de campaña: nadie puede negar que su administración no es lo suficientemente “inclusiva”. La vocera de Biden explicó que es importante que un “miembro de la comunidad LGBT” sea la cara visible de la lucha contra el VIH, un virus cuyo principal vector de transmisión son las relaciones sexuales entre hombres.
Pero resulta extraño que, siguiendo esta misma línea, Daskalakis haya sido designado al frente de la lucha contra la viruela del mono, ya que a pesar de tener el mismo vector de transmisión que el VIH, los funcionarios demócratas repiten una y otra vez que “está mal hablar de esta viruela como una enfermedad exclusiva de la comunidad LGBT“.
Daskalakis es solamente una figura más del circo de activistas de izquierda con el que Biden llenó los pasillos de la Casa Blanca. Además de cientos de internos, pasantes y funcionarios de segunda línea que incorporó que son activistas “woke”, también ha designado a dos transgéneros para liderar la cartera de salud y de energía nuclear, junto con el mencionado Daskalakis a cargo de la prevención del Sida y la Viruela del mono.