El llamamiento de Joe Biden a “escribir circuitos para las células y programar de forma predecible la biología de la misma manera… que programamos las computadoras”, si se aplica a los seres humanos, no sólo podría causar daños físicos, sino que abriría las puertas a la eugenesia.

Traducido de LifeSiteNews.com por TierraPura.org 

(LifeSiteNews) – El gobierno de Biden emitió una orden ejecutiva en la que pedía una biotecnología que pudiera “programar previsiblemente la biología del mismo modo en que escribimos software y programamos computadoras”, una práctica transhumanista, al servicio de la “salud” humana.

Como ejemplo de dicha biotecnología, la Orden Ejecutiva 14081 incluía implícitamente las inyecciones de ARNm de COVID-19, citando la “pandemia” de COVID-19 como demostración del “papel vital de la biotecnología… en el desarrollo y la producción de vacunas… que salvan vidas y protegen a los estadounidenses y al mundo”.

Las inyecciones de ARNm son un ejemplo de lo que se ha descrito como “el área más destacada de la biotecnología”: La “producción” de proteínas ostensiblemente terapéuticas y otros fármacos mediante ingeniería genética”. Sin embargo, aunque las proteínas producidas por la inyección de ARNm se promocionaron como beneficiosas, han surgido pruebas de que son tóxicas para los humanos. De hecho, como señaló StatNews en 2016, los experimentos con ARNm fueron abandonados por varios grupos farmacéuticos antes del brote de COVID-19 por “preocupaciones sobre la toxicidad”.

En apoyo de su propuesta de utilizar la biotecnología para “ayudar” a la salud humana, la orden pedía al Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS) que “presente un informe en el que se evalúe cómo utilizar la biotecnología… para lograr avances médicos, reducir la carga global de la enfermedad y mejorar los resultados sanitarios”.

Los esfuerzos por “programar la biología” en los seres humanos no sólo presentan más peligros potenciales para la salud, como los mostrados por las inyecciones de ARNm, sino que también abrirán cada vez más las posibilidades de “mejora” eugenésica, razón por la que la edición de genes se ha descrito a menudo como una “caja de Pandora”, que podría “crear clases de ricos y pobres genéticos en la sociedad”.

De hecho, el uso de esta tecnología está en marcha desde hace años. Por ejemplo, la herramienta de edición de genes CRISPR se ha utilizado en China para alterar el ADN de los bebés para eliminar aparentemente la susceptibilidad al VIH.

Según la orden ejecutiva de Biden, aunque “el poder de” la biotecnología “es más vívido en este momento en el contexto de la salud humana”, “también puede utilizarse para lograr nuestros objetivos climáticos y energéticos, mejorar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, asegurar nuestras cadenas de suministro y hacer crecer la economía”.

En consecuencia, Biden aboga por el uso de la biotecnología para “secuestrar el carbono y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, así como para “aumentar y proteger los rendimientos agrícolas; proteger contra las plagas y enfermedades de plantas y animales; y cultivar fuentes alternativas de alimentos”.

Como ejemplo de biotecnología que podría reducir el dióxido de carbono, comúnmente demonizado como uno de los principales culpables del calentamiento global, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha propuesto soluciones como el uso de árboles y microbios para “extraer el exceso de Co2 de la atmósfera”. El Departamento de Energía de EE.UU. también ha propuesto el uso de un proceso para convertir los gases residuales en “productos químicos importantes”, que “captura más gases de carbono de los que libera”.

Más controvertido es el uso de la biotecnología para “ayudar” a la agricultura, por ejemplo aumentando el rendimiento de las cosechas y protegiendo contra las enfermedades mediante el uso de alimentos modificados genéticamente (MG), que han demostrado tener efectos tóxicos en el cuerpo humano.

La Orden Ejecutiva 14081, que establece una “Iniciativa de Datos para la Bioeconomía”, plantea otras cuestiones relacionadas con la privacidad, y pide que los “conjuntos de datos biológicos” incluyan información “genómica” (relacionada con los genes) que se considere fundamental para los avances de la sociedad.

La Orden Ejecutiva pide además un “plan para llenar cualquier vacío de datos” y “hacer que los datos públicos nuevos y existentes sean “encontrables” y “accesibles”. Esta propuesta plantea la cuestión de si la información genómica de los individuos podría divulgarse públicamente, y cómo, y si sólo se haría con el consentimiento informado.

El llamamiento de Biden a “programar” la biología como programamos el software, si se aplica a los humanos, facilita la visión transhumanista de la creación de “superhumanos” a través de diversos tipos de tecnología, incluida la biotecnología.

Anticipándose a los grandes desarrollos transhumanistas, incluidos los avances biotecnológicos, el asesor del Foro Económico Mundial (FEM) Yuval Noah Harari ha llegado a declarar que “somos una de las últimas generaciones de homo sapiens” y que “dentro de uno o dos siglos, la Tierra estará dominada por entidades que son más diferentes de nosotros que nosotros de los chimpancés”.

“Pronto tendremos el poder de rediseñar nuestros cuerpos y cerebros, ya sea con ingeniería genética o conectando directamente los cerebros a los ordenadores… y estas tecnologías se están desarrollando a una velocidad vertiginosa”, explicó Harari a Anderson Cooper de CNN en el programa 60 Minutes en octubre de 2021.

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