Traducido de WesternJournal.com por TierraPura.org
Michel Goldman, de 67 años, uno de los principales inmunólogos europeos y experto en vacunas, cree que una inyección de refuerzo de COVID-19 aceleró el crecimiento de su cáncer.
En un informe publicado el sábado, Goldman relató con todo lujo de detalles los acontecimientos que condujeron a esta revelación.
Al recibir el diagnóstico de linfoma, Goldman se apresuró a ponerse la vacuna de refuerzo, creyendo que el cáncer podría dejarle vulnerable al COVID-19.
Tras recibir la inyección, el estudio de la Tomografía Computarizada de seguimiento de Goldman mostró algo extraño. En sólo unos días, el cáncer había crecido tan rápido que aparecían luces por todo el escáner de Goldman.
“Parecía que alguien había disparado fuegos artificiales dentro del cuerpo de Michel”, informó The Atlantic.
Tanto Goldman como su hermano, Serge, un colega científico, sospechaban que la inyección de refuerzo era la responsable.
Por supuesto, el momento era ciertamente sospechoso. Además, el estudio de TC inicial de Goldman antes de recibir la inyección de refuerzo mostraba el linfoma distribuido asimétricamente en el lado izquierdo de Goldman. Este era el lado en el que había recibido sus dos primeras dosis de la vacuna COVID-19.
Tras recibir la inyección de refuerzo en su brazo derecho, el cáncer se trasladó al otro lado.
Los dos hermanos dedicaron mucho tiempo a investigar cómo pudo ocurrir esto y finalmente fueron coautores de un estudio médico titulado “Rapid Progression of Angioimmunoblastic T Cell Lymphoma Following BNT162b2 mRNA Vaccine Booster Shot: A Case Report”.
El estudio comparte una hipótesis sobre cómo los refuerzos podrían exacerbar el crecimiento del cáncer, pero también señala que cualquier “extrapolación de los hallazgos de este caso a otros pacientes” sería “prematura”.
Según The Atlantic, Goldman plantea la hipótesis de que la inyección de refuerzo puede sobrecargar las células T auxiliares, las células responsables de ayudar a avisar al cuerpo para que produzca anticuerpos para combatir la infección.
En lugar de combatir el cáncer, esta “sobreestimulación” podría acelerar su crecimiento.
A pesar de algunos informes de segunda mano que afirman lo contrario, no hay absolutamente ninguna prueba de que el refuerzo pueda “causar” cáncer, sino que posiblemente podría inducir la progresión del mismo, informó The Atlantic.
Tras la publicación del estudio, Goldman recibió un mensaje de un médico interesado en sus conclusiones. Según The Atlantic, a la madre del médico se le diagnosticó el mismo caso de linfoma que a Goldman, pero sólo después de recibir la inyección de refuerzo de COVID-19.
Luego, Goldman recibió otro correo electrónico de una mujer cuya hermana tenía exactamente el mismo problema.
The Atlantic señala que estos casos podrían ser coincidencias. O bien, son signos de un patrón creciente.