Las declaraciones en sede parlamentaria de la ministra de Igualdad, Irene Montero, la pasada semana en las que promocionó actos sexuales entre menores y mayores de edad asegurando que los menores «tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas eso sí en el consentimiento» no son una «majadería» más del feminismo radical, sino la revelación del fin último de la ideología de género, que busca en primer término la destrucción de la familia: abrir la puerta a la legalización de la pedofilia.

‘No criminalizar al pedófilo’

La propia Montero evitó matizar o rectificar sus palabras y habló de «campaña de la extrema derecha». En las redes sociales, la psicóloga y sexóloga Loola Pérez, que en una entrevista concedida a El Español llamaba a «no criminalizar al pedófilo» y en Twitter aseguró que «no todos los pedófilos son delincuentes», denunció que acusara a la ministra de «normalizar la pederastia» por no haberse expresado «de forma políticamente correcta».

Tuit de la psicóloga Loola Pérez tras la declaración de Irene Montero. Twitter

Los referentes del feminismo, a favor de la pedofilia

La cuestión del blanqueamiento de la pederastia no es nueva. Los intelectuales de izquierda de los años 70 defendieron y promovieron la pedofilia como parte de «la revolución sexual». La canadiense Shulamith Firestone, gurú del feminismo radical, ya planteó la normalización del incesto y de la pedofilia en su libro «La dialéctica del sexo»«Si el niño escogiera la relación sexual con los adultos, aun en el caso de que escogiera a su propia madre genética, no existirían razones a priori para que esta rechazara sus insinuaciones sexuales, puesto que el tabú del incesto habría perdido su función (…). Al carecer del tabú del incesto (…), los adultos podrían retornar a una sexualidad polimórfica más natural (…). Las relaciones con los niños incluirían la cantidad de sexualidad genital que el niño fuera capaz (sic) (…). Los tabús sexuales adulto/niño y homosexuales desaparecerían».

Páginas 299 y 300 del libro «La dialéctica del sexo» de Shulamith Firestone. La Gaceta de la Iberosfera

Así, Simone de Beauvoir, la comunista referente de Irene Montero, del feminismo desquiciado y de toda la extrema izquierda, firmó en 1977 un comunicado aludiendo al «consentimiento» en el marco de un juicio contra tres individuos (Bernard Dejager, Jean-Claude Gallien y Jean Burckhardt) detenidos cuatro años antes por haber tenido relaciones sexuales con niños y niñas de 13 y 14 años. En él manifiesto se señalaba que «los niños no fueron víctimas de la menor violencia» y (…) «dejaron claro a los jueces de instrucción que estaban consintiendo (…). Una prisión preventiva tan larga ya nos parece escandalosa».

Posteriormente [y tras la condena a los agresores], firmó junto a otros escritores, cineastas, periodistas y psiquiatras [siempre de la órbita izquierdista] una «Carta Abierta a la Comisión de Revisión del Código Penal» en la que se señalaba que «la completa libertad de los cónyuges en una relación sexual es condición necesaria y suficiente para la legalidad de esta relación» y pedía «despenalizar» las relaciones sexuales de un adulto con menores de edad… «y tener en cuenta fundamentalmente el consentimiento del menor». Esta carta fue firmada también por Michel Foucault, autor de cabecera del movimiento «trans», muy citado por los dirigentes de Podemos y acusado póstumamente de pedofilia. «Lo que hizo Foucault en Túnez y que yo vi y que me reproché por no haber denunciado en su momento, me lleva no a rechazar la obra de Foucault, sino a mirarla de una manera diferente (…). Estas son cosas perfectamente asquerosas con niños pequeños (sic)«, aseveró el pasado año en una entrevista en El Mundo el filósofo francés Guy Sorman.

Hipersexualización de menores en los talleres de ideología de género

La ideología de género busca hipersexualizar a los menores para acabar con la infancia… y para ello utiliza talleres aparentemente lúdicos. Al mismo tiempo rechaza iniciativas como el Pin Parental, defendido únicamente por VOX, un mecanismo para que los padres puedan ejercer el derecho a elegir la educación de sus hijos y evitar el adoctrinamiento ideológico y que establece una autorización expresa para la participación de los menores en actividades complementarias.

Este tipo de talleres se han extendido por toda España en los últimos años. El Ayuntamiento de Tarrasa (Barcelona), gobernado por un partido independiente cuyo alcalde ya fue regidor como miembro del Partido Socialista de Cataluña (PSC), ha programado un taller de travestismo Drag Kids para menores de entre 6 y 12 años para este fin de semana. Lo ha definido como «taller intergenera­cional de travestismo dirigido a familias». La idea, según los organizadores, es «proponer a las familias cuestionarse los cánones tradicionales»… y por ello se instará a los niños a inventarse «un nuevo nombre» en medio de un «laberinto de colores, pestañas postizas y purpurina».

Hace dos meses, padres de menores de edad denunciaron la «yincana» pornográfica organizada por el Ayuntamiento de Vilasar de Mar (Barcelona), gobernado por ERC, y que incorporaba la colocación de un preservativo con la boca en un plátano, y la emulación de actos sexuales y de posturas del «Kama-sutra».

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