Fuente: Minghui.org

¿Existen realmente los seres divinos? Algunos dicen que no porque solo creen en lo que pueden ver a simple vista. Pero esta lógica no se sostiene realmente. Por ejemplo, no podemos ver el aire, pero no podemos vivir sin él. No podemos ver las ondas electromagnéticas, pero sabemos que deben existir cuando usamos teléfonos móviles.

En este artículo, exploraremos más a fondo este tema, desde las historias antiguas hasta los hallazgos científicos, y desde el budismo hasta muchos fenómenos que nos rodean.

El perdón y las bendiciones

Han Shu (Libro de Han), uno de los libros clásicos de historia de China, documenta la historia de Wang Wengru, un alto funcionario de la dinastía Han. Para evitar las rebeliones, el emperador ordenó a Wang y a otros funcionarios que ejecutaran a todos los que fueran sospechosos de ser rebeldes. Mientras otros funcionarios abusaban de su poder y mataban a muchos inocentes, Wang era diferente. Rara vez mataba a los implicados en las rebeliones o castigaba a los funcionarios locales. En cambio, trató de persuadir a los mafiosos para que dejaran las armas y se convirtieran en buenos ciudadanos. Muchos mafiosos se sintieron conmovidos y siguieron su consejo. Rara vez se ejecutó a alguien siguiendo sus directrices y se salvaron unas 10.000 personas.

Sin embargo, por desatender las órdenes del emperador, Wang fue degradado y trasladado a Yuancheng (en la actual provincia de Hebei). “Oí que una persona que salve a 1.000 personas será recompensada”, “he salvado a 10.000, espero que mis descendientes sean bendecidos”, comentó.

Más tarde, la nieta de Wang, Wang Zhengjun, se convirtió en reina y posteriormente en emperatriz, y muchos de sus parientes recibieron títulos. Esto convirtió a la familia Wang en una de las más prestigiosas de la dinastía Han.

Poder divino

La historia de Wang coincide con una creencia de la cultura tradicional china: “El bien es recompensado con el bien y el mal con el mal”. Los antiguos chinos siempre han creído que lo divino vigila todos los movimientos de la humanidad, premiando o castigando a la gente en consecuencia. Siendo una buena persona y ayudando a los demás, uno será bendecido por lo divino. Por el contrario, hacer malas acciones dará lugar a la desgracia.

En otras palabras, aunque lo divino es invisible, los antiguos experimentaban su existencia, viendo las consecuencias que seguían a sus acciones. Además de la historia de Wang, nuestra conexión con lo divino también se veía reflejada en muchos otros aspectos. Por ejemplo, las obras literarias y el folclore describían la existencia de lo divino, como Viaje al Oeste y la leyenda de los Ocho Inmortales. Durante los acontecimientos importantes, como el Año Nuevo y las bodas, se celebraban rituales para adorar y agradecer a los dioses por su protección. En la sociedad occidental, fiestas como la Navidad, la Pascua y Semana Santa, así como las visitas a la iglesia los domingos, también ponen de manifiesto la creencia de la gente en la existencia de lo divino.

Mirando al cielo, uno puede preguntarse cómo es posible que las estrellas y los planetas se muevan de forma tan ordenada. ¿Quién gobierna el maravilloso universo y mantiene las cosas bajo control? Muchos científicos han recurrido a lo divino en busca de una explicación.

Isaac Newton fue uno de los más grandes matemáticos y físicos. Desarrolló la mecánica clásica, la óptica avanzada y el cálculo. Pero en su libro más conocido, Principios matemáticos de la filosofía natural, escribió: “Este bellísimo sistema compuesto por el Sol, los planetas y los cometas no pudo menos que haber sido creado por consejo y dominio de un ente poderoso e inteligente… Este Ser gobierna todas las cosas, no como el alma del mundo, sino como el Señor de todo; y a causa de su dominio suele ser llamado Señor Dios”.

También Albert Einstein compartió muchas veces sus puntos de vista religiosos. “La ciencia sin religión está coja”, “quiero saber cómo creó Dios este mundo. No me interesa este o aquel fenómeno, el espectro de este o aquel elemento. Quiero conocer sus pensamientos. Lo demás son detalles”, dijo.

Milagros modernos

Construido hace 1.200 años en la dinastía Tang, el Buda Gigante de Leshan, de 71 metros, en la provincia de Sichuan, es la estatua de piedra de Buda más grande y alta del mundo. Los testigos afirman que la estatua de Buda ha cerrado los ojos con lágrimas en cuatro ocasiones en la historia reciente.

La primera vez ocurrió durante la Gran Hambruna china de 1962. Muchas personas murieron de hambre y los cadáveres flotaban en el río. Una imagen de Buda cerrando los ojos aún se conserva en el Museo de Leshan.

El segundo incidente fue antes de la Revolución Cultural, en 1963. Para desalentar la fe de la gente en lo divino, los funcionarios del Partido Comunista Chino (PCCh) gastaron 40 millones de yuanes en la limpieza de la estatua de Buda, pero aun así no pudieron borrar las lágrimas de las comisuras de los ojos. Poco después, unos 100 millones de personas fueron objeto de los estragos de la Revolución Cultural, y unos 20 millones perdieron la vida.

La tercera vez ocurrió en 1976. Debido a los desastres provocados por el PCCh, numerosas personas perdieron la vida en el terremoto de Tangshan de ese año. Aunque el PCCh afirmó que el número de muertos fue de 240.000, información interna mostró que llegaron a ser aproximadamente 650.000 quienes perdieron la vida.

La cuarta vez ocurrió cuando el Sr. Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa (una práctica milenaria de cultivación basada en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia), y algunos de sus discípulos visitaron la estatua de Buda de Leshan el 7 de junio de 1994. Un discípulo vio a través de su tercer ojo que la estatua de Buda estaba llorando. Cuando el discípulo le preguntó al Maestro Li por qué, el Maestro dijo que el Buda había estado esperando este momento de la historia durante mucho tiempo. Al acercarse al Buda, el mismo estudiante vio que la estatua de Buda volvía a sonreír de felicidad.

Otra conexión con lo divino ocurrió en Corea del Sur en 1997, cuando apareció la flor mística de Udumbara. Posteriormente, estas flores también aparecieron en muchos otros lugares del mundo, como Japón, Taiwán, Tailandia, Hong Kong, Malasia, Singapur, Australia, Estados Unidos, Europa y China.

Según la escritura budista Huilin Yinyi (una colección compuesta de todos los glosarios de palabras y expresiones de las escrituras compilados en la dinastía Tang y antes de ella), “La flor Udumbara es una flor celestial auspiciosa que no existe en el mundo mundano. Si un Rulai o Rey de la Rueda Dorada viene al mundo humano, con sus grandes méritos y virtudes, la flor se manifestará”.

Una descripción similar aparece también en la escritura budista Fahua Wenju (también conocida como el Sūtra del Loto), en la que se afirma que “la mística flor de Udumbara florece una vez cada tres mil años, y su florecimiento anuncia el advenimiento del Rey de la Rueda Dorada”.

De forma similar, Buda Sakya Muni dijo una vez a sus discípulos que, cuando la Udumbara aparezca, será una indicación de que el Santo Rey Falun vino a este mundo a salvar a la gente.

El mayor desafío para el mundo actual es el régimen totalitario del PCCh. Debido a su encubrimiento y desinformación de la pandemia, más de 500 millones de personas en todo el mundo fueron infectadas y más de 6 millones perdieron la vida.

Pero el daño causado por el PCCh va mucho más allá. Al lanzar una campaña política tras otra, ha matado a unos 80 millones de chinos inocentes desde que tomó el poder en 1949. Tras eliminar sistemáticamente la cultura tradicional china, en julio de 1999 lanzó una campaña nacional contra Falun Dafa y sus principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Viviendo en una sociedad con incertidumbres, sabemos que mantener los valores tradicionales en nuestra mente nos reconectará con lo divino. Rechazando al PCCh y apoyando a los inocentes, seremos bendecidos con salud y prosperidad.

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