Por José Rangel – BLes.com
Próximos al XX Congreso Nacional del partido comunista chino (PCCh), a celebrarse en Beijing, el 12 de octubre del 2022, la violencia contra los ciudadanos, se ha apoyado en el nuevo Código Penal. La nueva ley permite la impunidad de los uniformados, eliminación del habeas corpus, expulsión en centros laborales, educativos, el cerco a la población flotante de la capital, y la entrada de China a una nueva época de terror rojo.
En junio de 2022, entró en vigor una ley que obligaba a los centros educativos contratar como vice-rectores funcionarios policiales, esta medida despejó toda duda sobre la deriva totalitaria en China y dió forma al nuevo código maoista.
Sobre ello, Feng Chongyi, profesor de la Universidad de Tecnología de Sidney, comentó:”A lo largo de los años, yo y los que estudian historia, nos sentimos muy tristes. En la década de 1940, durante el movimiento constitucional en China, las ramas de la policía y los partidos políticos fueron eliminadas de las escuelas y universidades”, dijo el profesor, y agregó, “La independencia educativa y la libertad académica se consideraban un marcador de civilización, ahora es aterrador ver que el PCCh recupera los métodos de la era de Mao”, terminó diciendo Chongy.
Otro comentario cercano al del doctor Feng Chongyi, nos llegó del catedrático de Pekin, señor Zhang, quién argumentó que:”con la policía a cargo de las escuelas, el PCCh puede tener control total sobre la gente”. Y en este sentido aseguró: “tienen un motivo oculto”, aclaró el maestro Zhang:”que es crear una excusa para que el PCCh implemente un control policial integral a través de la violencia en todos los estratos y campos de la sociedad”, esto conduce, agregó: “ A China al abismo de un Estado Policial, utilizando la violencia para controlar la violencia”, concluyó el profesor Zhang.
El PCCh siempre jugó la baza de un país “normal” a través de las reformas económicas
A inicio del boom económico impulsado por Den Xiaoping, y hasta mediados de la década de los noventa, el aparato de seguridad chino contaba para 1995, con cinco componentes esenciales. La Policía de Seguridad Pública, la Policía de Seguridad del Estado, la Policía Penitenciaria, la Policía Judicial en las fiscalías populares, y la Policía Judicial en los tribunales.
Para ese año, según consta en los registros del PCCh, el mayor peligro que afrontaba la sociedad eran las mafias de la droga, aparentemente habían logrado desarticular a través de la violencia todo vestigio opositor que introdujo la rebelión popular de la plaza de Tiananmen.
Las estadísticas de la época hablan del enfrentamiento a delitos comunes y cito: 1,69 millones de casos penales, 2,96 millones de delitos menores, y 1,35 millones de casos penales esclarecidos. Como ven, el régimen comunista no temía por su estabilidad política, pero hoy no es el caso.
El PCCh no esconde su temor ante la fragmentación política que amenaza la estabilidad ciudadana
En la vorágine de la primera mitad del siglo XXI, el PCCh enfrenta la rebelión de la sociedad civil en Hong Kong, por ejemplo, donde el movimiento anti-extradición ha estabilizado la lucha pro democrática en la urbe, y ha sellado el final de la política de “un país dos sistemas”. Otro dolor de cabeza ha sido la paliza que recibió el Kuomintang durante el referéndum de 2021 en Taiwán, y el ascenso de la presidenta, Tsai Ing-Wen, que ha sellado la independencia de la Isla reclamada por Pekín.
Por ello, el PCCh se ve obligado a estabilizar el sistema a través de un Nuevo Código Penal, que establece en su Artículo 16, la conculcación de la libertad de movimiento, en su Artículo 18, Párrafo 2, la violabilidad de la libertad de expresión. En su Artículo 22, la pérdida de la libertad del derecho al debido proceso y la presunción de inocencia. El Artículo 28, por su parte, elimina el derecho al habeas corpus y el Artículo 36, permite los asesinatos extrajudiciales, mientras tanto, la nueva norma, en su Artículo 67, otorga impunidad absoluta a los miembros del cuerpo represivo.
Sin embargo, el premio gordo se lo lleva el Artículo 9, de este totalitario código policiaco, cuando en sus preceptos organiza el poder absoluto de la institución castrense, al poder detener e interrogar in situ, los ciudadanos que parezcan sospechosos, o manifiesten en la calle conductas anticomunistas.
Este nuevo código penal permitirá también a la policía secreta actuar de manera constante bajo el poder que otorga, el Párrafo 1, del Artículo 277, que estipula, que los órganos policiales de la Seguridad del Estado, podrán hacer cumplir la ley, incluso vestidos de civil y a cualquier hora, bajo el principio rector de que: “todo ciudadano es sospechoso”.
El nuevo Estado policial premiará a los delatores y oportunistas que denuncien a sus conciudadanos, favorecerá a las instituciones bajo el principio del: “secreto de Estado”. Funcionará como poliza de seguro ante la violación sistemática de derechos humanos que el PCCh mantiene, y es una herramienta segura en las manos de lo funcionarios corruptos, porque da fuerza a la envidia en una sociedad que entroniza a las personas de bajos instintos. Sin embargo. ¿Qué hará la sociedad civil pro-democrática en China, qué harán los ciudadanos que despiertan de la ilusión comunista?
Por José Rangel – BLes.com