Por Gabriela Moreno y Milagros Boyer – Panampost.com
El papel de los medios de comunicación ha sido muy cuestionado en torno a lo relacionado con la gestión del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Esto no solo ha sido irrestricto al terreno nacional, sino internacional… Especialmente, el internacional. No es raro encontrar artículos en El País, de España; en Página 12, de Argentina; o incluso en El Nacional, de Venezuela; (curiosamente, un medio abiertamente opositor al chavismo), cuestionando al mandatario brasileño y ofreciendo, con una narrativa bastante incisiva, su apoyo al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, entre esta camada de sitios web especializados en invisibilizar los aciertos de Bolsonaro, hubo un diario en particular que tocó la cima en este aspecto: The Economist, proveniente de Reino Unido.
El medio inglés, abiertamente a favor de Lula da Silva, fue incluso más allá de prestar todo su apoyo al referente del Partido de los Trabajadores (PT), a través de artículos publicados con anterioridad, como es el caso de «Gane o pierda, Jair Bolsonaro representa una amenaza para la democracia brasileña«, que circuló el 8 de septiembre. En esta oportunidad, despertó ciertas inquietudes al «desaparecer» o «corregir» un gráfico, de fecha 10 de octubre, en el que se hablaba de un posible empate técnico entre ambas facciones políticas. En su artículo titulado «¿Qué tan cerrada está la carrera entre Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva?» se ofrecieron una serie de comparaciones entre ambos candidatos y al final, la encuesta concluía con un 50-50.
Con esta realidad innegable The Economist, giró en su enfoque sobre los sufragios en Brasil y argumentó que calculó sus anteriores promedios extrapolando las tendencias de encuestas recientes -donde Lula mantenía entre 25 y 15 puntos de diferencia con Bolsonaro- pero admite que “esta extrapolación se desvió demasiado”.
A sus lectores le expresa que han “ajustado la forma en que combinamos las encuestas para evitar tales discrepancias”. Para la revista inglesa “Lula espera heredar la mayoría de los votos de Ciro Gomes, un exgobernador estatal de centroizquierda, mientras que Bolsonaro confía en que los votantes de todas las tendencias cambien de opinión a medida que la economía parezca más brillante”.
Sin embargo, esta imagen, que evidenciaba el mencionado empate técnico y se replicó caudalosamente en las redes sociales, ya no se encuentra disponible en el correlativo que lleva el medio en los últimos días, tras la primera vuelta de las presienciales, acaecida el pasado 2 de octubre. Por otra parte, lo que sí muestra de manera pomposa, son los resultados actualizados de dicho sondeo, que para la fecha proyecta que para el balotaje del próximo 30 de octubre las tendencias estarán con 54 % de los votantes del lado del Partido de los Trabajadores, mientras 46 % se mostrará fiel al mandatario que representa al Partido Liberal.
A su vez, la publicación destaca que estos números entre Bolsonaro y Lula da Silva derivan de las intensas campañas de ambos en Río de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais, los estados más ricos y poblados de Brasil. Incluso, The Economist edulcora la imagen del expresidente brasileño, así como su corriente ideológica, menospreciando los señalamientos del mandatario nacional sobre su radicalismo. Al respecto, en el texto se señala lo siguiente:
“Si bien la campaña de Lula se enfoca en convencer a los brasileños de que estaban mejor cuando él era presidente y que Bolsonaro es una amenaza para la democracia, Bolsonaro ha tratado de presentar a Lula como un socialista radical y a sí mismo como el salvador de Brasil”.
Sectores cruciales
Las mujeres y los evangélicos tendrán un papel decisivo en la próxima jornada. A su vez, los evangélicos representan el el 31% de la población -cerca de 70 millones de brasileños- y la mitad apoya al presidente Jair Bolsonaro, quien es muy cercano al pastor Silas Malafaia, líder religioso de la Asamblea de Dios Victoria en Cristo, con quien incluso viajó al entierro de la reina Isabel II. Lula y sus aliados son conscientes de esta brecha. Por esta razón, ha intensificado sus esfuerzos para llegar a 23 millones de mujeres negras y pobres, que se profesan evangélicas.
La campaña para la segunda vuelta de estas elecciones en Brasil ya comenzó en televisión, donde la propaganda política pidiendo el voto para cada candidato, forma parte de las transmisiones. En el caso de Lula, un juez del Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil le ordenó que deje de transmitir un anuncio de campaña que asocia a Jair Bolsonaro con el canibalismo. En su sentencia, el juez Paulo de Tarso Sanseverino consideró que este spot difundido por el equipo de campaña del candidato del Partido de los Trabajadores incluía un extracto de un video «sacado de contexto».
Por otra parte, al hablar de la estrategia de Bolsonaro para las elecciones reñidas en Brasil está funcionando. El medio destaca que “a Jair Bolsonaro, quien ha sido presidente desde 2019, le fue mejor de lo esperado” cuando “durante meses, las encuestas le habían dado a su rival, el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, una ventaja de dos dígitos. Al final, Lula obtuvo el 48% de los votos, mientras que Bolsonaro obtuvo el 43%”.