Fuente: Vision Times en español

En junio de 2014, el régimen chino publicó sus planes para el sistema de crédito social. Se trata de un sistema extremo de vigilancia y documentación que asigna una calificación a cada ciudadano y lo recompensa o castiga dependiendo de cada caso.

Este sistema orwelliano califica a los ciudadanos en una amplia gama de métricas, incluyendo sus compras en línea, su comportamiento diario y con la gente con la que se relaciona.

Por ejemplo, el Partido Comunista Chino (PCCh) anunció que a partir del 1 de mayo, los ciudadanos chinos con pobres puntajes de “crédito social” perderán la capacidad de viajar en avión o tren hasta por el término de un año.

En este sentido, las conductas sociales que podrían inhabilitar a los ciudadanos chinos para utilizar los medios de transporte incluyen: causar “problemas” en un avión, difundir supuestas “informaciones falsas” sobre terrorismo, utilizar pasajes caducados, o incluso aparcar una bicicleta en una peatonal.

El sistema utiliza la tecnología de reconocimiento facial y la inteligencia artificial (IA).

En síntesis, el sistema de calificación se utiliza para controlar a los cerca de 1.400 millones de personas en un sistema totalitario y comunista y también se utiliza para castigar a los disidentes o personas que el PCCh considera una «amenaza», como los creyentes, por ejemplo los inocentes practicantes de Falun Dafa, disciplina perseguida desde el año 1999 en China.

Con esta publicidad, el PCCh explicaba a los ciudadanos por qué tienen que ser «obedientes». Entre los «premios» a los de mayor puntaje, el spot anuncia que está el poder afiliarse al PCCh. Solo los afiliados pueden acceder a buenos trabajos y universidades, por lo que muchos se afilian para poder concretar estas «ambiciones».

“El sistema de crédito social que se está implementando en China representa la próxima pesadilla distópica del control estatal autoritario, combinada con bases de datos interconectados que permiten monitorear toda actividad social y económica significativa en la que un ciudadano participa con el propósito de ‘obedecerla’”, afirmó el Dr. Robert J. Bunker, profesor de investigación adjunto del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, para The Epoch Times.

En cuanto a por qué el modelo del PCCh tiene tanto «éxito» en su implementación de este sistema inhumano, es quizás porque tienen décadas de experiencia en someter a sus ciudadanos a la obediencia.

O tal vez lograron sus fines explotando la naturaleza ya subvertida del pueblo chino tras soportar un siglo bajo el yugo de la cultura y gobierno del Partido Comunista.

Sin embargo, a pesar de todo el servilismo fingido, el hambre de sumisión del PCCh es insaciable, y mientras el resto del mundo suaviza las políticas de COVID-19, el Partido impone medidas cada vez más extremas que llevan a la gente al límite.

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