Por Gabriela Moreno – PanAm Post

Las primeras deportaciones de los inmigrantes venezolanos desde la frontera sur de Estados Unidos hacia México ya comenzaron y ahora la incertidumbre priva entre quienes tenían al suelo norteamericano como su destino final. No saben qué hacer. Lloran de frustración, otros de impotencia. Exigen respuestas. Piden ayuda. Insisten en ser admitidos pero las posibilidades son pocas.

Ya un centenar de migrantes venezolanos -se desconoce la cifra exacta- fueron trasladados a tierra azteca pese a haber ingresado a Estados Unidos antes de la entrada en vigencia del Título 42, la disposición emitida por la administración de Joe Biden para intentar controlar la crisis en los puntos limítrofes con México.

Mostrando sus brazaletes de registro ante la Patrulla Fronteriza norteamericana el día 10 de octubre y acusando la retención de sus documentos, un grupo reintenta demostrar que deberían ser eximidos de la normativa que entró en vigencia el 12. En caravana avanzan hacia el puente internacional de Matamoros para protestar.

Escenarios sin esperanza

Las imágenes de los migrantes venezolanos deportados ahora sin rumbo en México exponen el dilema que enfrentan.  Blas Núñez- Neto, subsecretario interino de la política fronteriza e inmigración del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, evade responder por las acciones que pueda implementar el país.

Según Jesús Rivero, quien funge como vocero en Ciudad Juárez, las autoridades mexicanas distribuyeron un oficio donde establece un plazo para salir de la nación.

“Estamos llegando a México y nos están entregando un papel donde dice explícitamente que tenemos 15 días para abandonar el país” dijo.

Se suponía que México acogería a los inmigrantes venezolanos deportados. Al menos eso formó parte de los anuncios de Biden y del gobierno de Manuel Andrés López Obrador pero ahora el alto funcionario responde que “es pregunta para México” cualquier resolución que estime con quienes retornan. Muzaffar Chishti, director de la oficina del Instituto de Política Migratoria de la Universidad de Nueva York en entrevista con BBC argumentando que “la administración Biden está cayendo claramente en una ambivalencia” al aplicar el Título 42 cuando su promesa de campaña era derogarlo.

Sin recursos

Entre las denuncias de los migrantes venezolanos deportados también destaca su falta de recursos para movilizarse y mantenerse en los albergues donde han sido reubicados sin condiciones mínimas.

“No tenemos ni un dólar, ni cien pesos mexicanos», dijo Rivero mientras clama que la Comisión de los Derechos Humanos de Naciones Unidas los asista.

Sin embargo, una flexibilización por parte de Biden es imposible. Chishti, destaca que el mandatario cerró un acuerdo con México para los inmigrantes que no puede tener un patrocinador en Estados Unidos, y no es candidata según ellos a ser rápidamente reubicada en el país, sea sujeta al Título 42” pero en el fondo “es el reconocimiento de que no tiene los recursos suficientes para procesar, no solo a los venezolanos, sino a todos los demás migrantes, a través del antiguo Título 8”.

Este Título 8 es la norma que se aplicaba antes de la entrada en vigor del Título 42 en marzo de 2020 que establece la evaluación de cada caso para determinar si existe un temor creíble a ser perseguido en el país de origen para poder pedir asilo en EE.UU. Si se establece que no, la deportación es inmediata.

Con la inmigración ascenso mientras el Título 42 está aún en los tribunales, Biden lo utiliza para oxigenarse. Lo hace con estrategia. “EE.UU. debe haber usado su influencia diplomática para que México accediera a hacerlo. Los quid pro quo -algo a cambio- no son siempre públicos, pero se sobreentiende que ha habido alguno para que México reciba a los venezolanos. Es una suerte de conundrum político -adivininanza-“.

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