Fuente: Vision Times en español
Por más extraño que parezca, una empresa de origen israelí se prepara para impulsar la venta de carne impresa en 3D en Europa.
Se trata de la firma Redefine Meat, la cual se asoció con el importador Giraudi Meats con el fin de distribuir por el viejo continente sus cortes de carne artificial llamados «New Meat», producidos en impresoras 3D, según recoge Reuters.
La empresa israelí opera impresoras de carne a gran escala en su sede de Rehovot, al sur de Tel Aviv y en una nueva fábrica en los Países Bajos.
Redefine Meat, que elabora sus productos con ingredientes como proteínas de soja y guisantes, garbanzos, remolacha, levaduras nutricionales y grasa de coco, tiene planes ambiciosos y pretende posicionar sus productos como una alternativa a la carne convencional, es decir la carne de verdad.
El dueño de la firma no considera que lo que ellos elaboran en realidad no es carne, sino que afirma que sí lo es, solo que se produce de manera diferente.
«Nuestro producto es carne, tiene los mismos atributos, solo que se fabrica de forma diferente», contó el co-fundador y director ejecutivo, Eshchar Ben-Shitrit, quien añadió que la capacidad de producción de su empresa alcanzaría más de 15 toneladas diarias este año.
La firma espera que -con la ayuda de Giraudi- sus productos llegarán a restaurantes y carnicerías de Francia este mes, luego en Italia, Grecia y Suecia a finales de este año, y que se irán incorporando más países el año que viene.
Carne sintética de Gates
Otro que ha bregado mucho por la carne artificial es el magnate estadounidense Bill Gates.
Gates ha instado a las naciones desarrolladas como Estados Unidos a reemplazar la carne real con un reemplazo sintético fabricado en un laboratorio.
Aunque él mismo ha dicho que no es vegetariano ni vegano, utiliza como justificación las emisiones contaminantes de la ganadería para asegurar que excepto los 80 países más pobres del mundo, «todos los países ricos deberían pasar a consumir 100% carne sintética».
Al mismo tiempo, argumenta que «te puedes acostumbrar a la diferencia de sabor», que estas empresas «cada vez harán que el sabor sea mejor» para «cambiar [el comportamiento] de la gente» e, incluso, propone «introducir jurisprudencia para que la demanda cambie» hacia el consumo de carne sintética.
Mientras tanto, nuestras élites gubernamentales, corporativas y mediáticas le han dado mercado y le han brindado cobertura a estas actividades.
Agricultores en la mira
Durante varias semanas, los agricultores holandeses realizaron protestas en contra de los recortes de emisiones de nitrógeno anunciados por el gobierno, que algunos consideran una apropiación de tierras para dar paso a la Agenda 2030.
Holanda, una de las áreas más densamente pobladas y cultivadas del mundo, parece ser un campo de pruebas para posibles implementaciones del programa de desposesión de agricultores, al menos en lo que respecta a la Unión Europea.
Los agricultores y otros sectores vinculados esgrimen que esta nueva «política ambiental» destruye la economía ya que requerirá que las empresas reduzcan las emisiones de nitrógeno en todo el país en un 50 por ciento, y hasta un 95 por ciento en algunas provincias para 2030 — con vacas y fertilizantes señalados como contribuyentes significativos.
Asimismo, días atrás, Nueva Zelanda anunció un plan impositivo que haría que los ganaderos pagaran por la «contaminación» provocada por sus animales, como el gas metano de los eructos y las ventosidades de las vacas o el óxido nitroso en la orina del ganado, lo que supuestamente disminuiría los gases invernadero y contribuiría con el problema del llamado ‘cambio climático’.
El presidente de la agrupación de ganaderos Federated Farmers, Andrew Hoggard, denunció que este programa «destriparía a los pequeños pueblos de Nueva Zelanda».