Por Gabriela Moreno – PanAm Post

Una investigación del organismo de derechos humanos Safeguard Defenders, difundida por la revista estadounidense Newsweek, asegura que China instaló una estación policial en Viña del Mar para espionaje, sabotaje y repatriaciones.

Según el informe, la estación secreta estaría ubicada en la calle Von Schroeders, donde actualmente se emplaza una bodega y no existen indicios de actividad relacionada con el gobierno del país asiático. Sin embargo, residentes de la zona aseguran que la propiedad pertenece a una empresaria china que vive en la región donde es común  el ingreso de ciudadanos de ese país al lugar.

Esta estación policial de China en Viña del Mar forma parte de una lista de 54 sedes del régimen de Xi Jinping que operan en 30 países. Todas son parte de un primer lote de «Estaciones de Servicio de la Policía de Fuzhou en el Extranjero», integradas por ciudadanos chinos de Fuzhou, quienes cumplen las directrices que emanan de la Oficina de Seguridad Pública en esa ciudad, ubicada en la provincia de Fujian, así como de la Oficina de Seguridad Pública del condado de Qingtian, en la provincia de Zhejiang, según The Epoch Times.

En investigación

En el palacio de La Moneda están enterados del informe de Safeguard Defenders. La ministra del Interior, Carolina Tohá, admite que es «un caso que tiene un carácter internacional, nosotros estamos dispuestos y activos, aportando a esa investigación a través de la Policía de Investigaciones. En la medida que haya información relevante que comunicar a la ciudadanía se las iremos contando. Por ahora participamos de la investigación».

Aunque la alta funcionaria opta por la prudencia, el estudio señala que una de las funciones de la estación policial china en Viña del Mar sería lograr «un medio para que el Partido Comunista de China (PCCh) tome la ley en sus propias manos, sin importar la jurisdicción» con «un propósito siniestro y totalmente ilegal».

China niega la instalación de una estación policial en Viña del Mar y califica como «centro de servicio de chinos en el extranjero» al lugar, alegando que «dada la distancia entre China y Chile y el tráfico afectado por la pandemia, gran cantidad de ciudadanos chinos en Chile no pueden regresar a China a tiempo para servicios como la renovación de su carné de identidad y la licencia de conducir. Como solución a estas dificultades particulares, autoridades municipales de origen en China han abierto una plataforma de licencias en línea». Sin embargo, esto sólo es una «fachada» para reprimir a los críticos en el exterior, asegura Safeguard Defenders en su informe.

Relaciones en la mira

La detección de una estación policial china en Viña del Mar sacude las relaciones entre la Administración de Gabriel Boric y el régimen de Xi Jinping en medio del nombramiento del abogado Mauricio Hurtado como nuevo embajador de Chile en Pekín.

Sobre Hurtado recae ahora la responsabilidad de manejar el asunto con guantes de seda, considerando la cercanía de la Cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (Apec) a mediados de noviembre en Tailandia, donde Boric estará presente y se espera la visita de Xi Jinping.

Ya Hurtado fue ministro consejero de la embajada en China entre 2004 y 2008 durante el régimen de Hu Jintao, que zanjó el Tratado de Libre Comercio entre Chile y el gigante asiático. Debe entender la magnitud de la tensión, sobre todo cuando en su historial también figura el cargo como diplomático en Indonesia, Brasil, China, Singapur y Estados Unidos.

El embajador de China en Chile, Niu Qingbao, marca el paso a su par chileno, agregándole presión con la exigencia de una legislación y una política “transparente” y “no discriminatoria” para atraer un número mayor de empresas chinas a Chile. De esa forma lo planteó recientemente en un foro de la Fundación Chile 21, donde estaban los ministros Maisa Rojas y Esteban Valenzuela, de Medioambiente y Agricultura, respectivamente.

El consejero de Estado chino, Wang Yi, y la ministra de Relaciones Exteriores chilena, Antonia Urrejola, ya intercambiaron cartas y comunicaciones telefónicas, y alcanzaron amplios e importantes consensos. También se establecieron los Grupos de Amistad China-Chile, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado chileno, y se celebró con éxito la X Reunión de la Comisión Mixta para la Cooperación en Ciencia y Tecnología entre ambos gobiernos, instancias que desde ahora transitan una senda de desconfianza mientras China no aclare la existencia de un brazo policial en “la ciudad jardín”.

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