Fuente: La Derecha Diario
El ministro de Defensa, Paulo Sérgio Nogueira, presentó este miércoles en el Tribunal Superior Electoral (TSE) el informe completo de la inspección de la votación con máquinas electrónicas de las Fuerzas Armadas para la primera y segunda vuelta de las elecciones del mes de octubre.
En el documento, los técnicos militares señalaron que su trabajo no es el de investigar delitos electorales (para eso está la justicia) pero que encontraron severos problemas internos y la existencia de un “riesgo relevante” para la seguridad en la fase de compilación (preparación) de los programas instalados en las máquinas, demostrando que pueden ser accedidos antes, durante y después del proceso.
Esta conclusión podría explicar gran parte de las anomalías que fueron presentadas durante la auditoría privada del grupo “Brazil Was Stolen“, que indican que el código utilizado por las máquinas generó significativas diferencias en los resultados dependiendo de los modelos de las urnas electrónicas.
El informe encontró diferencias entre los resultados del recuento del TSE y del Proyecto Piloto con Biometría, el método que implementó el Ministerio para realizar la investigación. “Si bien la fiscalización de la totalización de votos fue constatada en confirmidad entre las boletas impresas y los datos del TSE, el test del Projeto-Piloto com Biometria fue inconcluso“, explica.
Además de esto, el Ministerio de Defensa afirmó que en la prueba de integridad de las urnas, realizada el día de las elecciones, “no se puede decir que el sistema de votación electrónica esté libre de la influencia de cualquier código malicioso que pueda alterar su funcionamiento”.
El ministro Nogueira remitió el informe directamente al presidente del órgano electoral, el juez supremo Alexandre de Moraes, a quien se le recomendó llevar a cabo una “investigación técnica”, para una “mejor comprensión de lo ocurrido en la compilación del código fuente y sus posibles efectos”, antes de confirmar el resultado del conteo que dio por ganador a Lula.
Además, recomendó “promover un análisis exhaustivo de los códigos binarios que efectivamente se ejecutaron en las máquinas de votación electrónica”. Gran parte del informe dice que no fue posible que los técnicos examinaran exhaustiva y minuciosamente todos los sistemas utilizados en la preparación de las máquinas de votación electrónica, y le pidió al TSE que sí lo haga.
Se realizó un pedido de esclarecimiento de esta situación en un plazo de 10 días, pero el TSE no otorgó respuesta ni dentro del período ni después. El informe resalta en todo momento que las autoridades electorales no les permitieron hacer la investigación como solicitó.
En líneas generales, el TSE no dejo hacer el peritaje técnico como correspondía, poniendo muchas trabas. El equipo técnico de las Fuerzas Armadas que perito las maquinas asegura que no les permitieron revisar si las entradas al código fuente fueron cambiadas antes, durante o después del proceso.
Los peritos militares tuvieron que observar detrás de un telón las máquinas para hacer esta auditoría, y solo pudieron ser manipuladas por fisclaes del TSE. Es decir, las Fuerzas Armadas no pudieron manipular como correspondía el objeto de estudio.
También alegan que los tests previos a la elección del TSE y de otros organismos estaban mal porque no fueron hechos con aleatoriedad. Los auditores suelen usar palabras políticamente correctas, pero cuando hablan de “oportunidad de mejora” está hablando de errores, defectos e incluso anomalías que deben ser revisadas.
En una nota publicada por el TSE tras la recepción y divulgación del documento, Alexandre de Moraes afirmó que la Corte recibió el documento “con satisfacción” pero mintió asegurando que el Ministerio de Defensa no encontró fraude, sin entender que es él quien debe determinar si hubo fraude o no, mientras que estas investigaciones solo pueden destacar anomalías o vulneraciones en el proceso.
“Al igual que todos los demás entes de control, el Ministerio de Defensa no señaló la existencia de ningún fraude o inconsistencia en las máquinas de votación electrónica y en el proceso electoral de 2022”, dice la nota.
Como era de esperarse, el juez de la Corte Suprema aliado de Lula minimizó los hallazgos e informó que “las sugerencias enviadas para mejorar el sistema serán analizadas oportunamente“, sin mencionar ningún plazo previo a la asunción de Lula el próximo 1ro de enero.
Por último, en un ya deplorable mensaje político, concluyó afirmando que “las máquinas de votación electrónicas son motivo de orgullo nacional, y que las Elecciones de 2022 demuestran la eficacia, equidad y total transparencia de la conteo y conteo de votos“, sin presentar evidencia.
Tradicionalmente, los militares no participan en la inspección del sistema de votación y siempre han colaborado en las elecciones limitándose a transportar urnas a lugares remotos y velando por la seguridad física de los electores en las zonas de peligro.
Sin embargo, el año pasado, luego de que el Congreso rechazara la propuesta de introducir el voto impreso auditable, un proyecto enviado por Jair Bolsonaro, se llegó al acuerdo de “invitar” a los técnicos de las Fuerzas Armadas a ser una de las entidades de inspección de las máquinas de votación electrónica.
Así, el Ministerio de Defensa pasó a formar parte de un grupo de instituciones y entidades que siempre han participado en las auditorías internas del sistema, controladas históricamente por técnicos judiciales que responden al mismo TSE, una grave falla en el sistema de control que debería velar por la democracia.
En línea con las sospechas de Bolsonaro, los técnicos militares comenzaron a escudriñar en profundidad el sistema, encontrando varios errores en el sistema. Pero su informe tomó tracción luego de la presentación de una auditoría privada la semana pasada por el consultor político argentino Fernando Cerimedo, que encontró varias anomalías solamente con el acceso a la base de datos pública del organismo electoral.