Por Oriana Rivas – Panampost.com
Más de 2,3 millones de cruces irregulares fueron registrados en la frontera sur de Estados Unidos en el año fiscal que terminó en septiembre pasado. Como consecuencia de esto y en vista de que el número de cruces se mantuvo en octubre, un mes después de cerrado el balance de 2022, el gobernador de Texas Greg Abbott declaró formalmente la invasión.
Abbott, reelegido para un nuevo mandato en las elecciones intermedias del pasado 8 de noviembre, invocó las cláusulas de invasión de las constituciones de Estados Unidos y de Texas. Su decisión tiene fundamentos en la nula atención que la Administración Biden da a la crisis migratoria más allá de la orden que emitió en octubre para que solo ciudadanos venezolanos fueran devueltos a México por cruzar ilegalmente. Pero el resto de ciudadanos de otras nacionalidades como Nicaragua, Cuba y Honduras siguen llegando y el flujo no se detiene.
Por eso el gobernador decidió ir al siguiente nivel tras enviar autobuses llenos de migrantes a ciudades demócratas. Con la declaración de invasión en Texas, queda habilitado para desplegar personal de la Guardia Nacional y del Departamento de Seguridad Pública de Texas y así devolver a los migrantes que llegan caminando por la frontera sur.
«Estoy usando esa autoridad constitucional y otras autorizaciones y órdenes ejecutivas para mantener seguros a nuestro estado y país», escribió el gobernador junto a la serie de medidas que tomará de ahora en adelante y que contempla la ley.
La crisis fronteriza no es prioridad
Tanto el presidente Joe Biden como su vicepresidente Kamala Harris no fueron capaces de abordar la crisis fronteriza. Tampoco tuvo demasiada importancia en sus agendas ya que controlar el tema significa ir contra sus discursos cuando hacían campaña electoral. Ambos políticos demócratas promovieron la migración y el asunto se les salió de las manos. Millones de migrantes lo percibieron como una política de puertas abiertas y eso provocó que los cruces se triplicaran en el año fiscal 2021 en comparación con el anterior, de acuerdo con cifras de la patrulla fronteriza.
Ni siquiera enviar autobuses con migrantes a Nueva York, Washington DC y Chicago ha sido suficiente para descongestionar las saturadas labores de las autoridades en los estados fronterizos. Este 15 de noviembre se conoció que Abbott por primera vez envió uno a Filadelfia. El gobernador republicano aclaró que lo hará «hasta que la Administración Biden haga su trabajo y brinde a los tejanos y al pueblo estadounidense una seguridad fronteriza sostenible, Texas continuará haciendo más que cualquier otro estado para defenderse de una invasión a lo largo de la frontera».
Pero ya que la Casa Blanca hace oídos sordos mientras hace malabares entre la inflación, la poca popularidad de Biden y el esfuerzo por no perder más firmeza frente a China, el gobernador de Texas decidió poner de nuevo manos a la obra.
Construir un nuevo muro
El listado que publicó Greg Abbott también incluye la construcción de un muro a lo largo de los condados fronterizos, celebración de acuerdos con otros estados del país para mejorar la seguridad fronteriza, designar a los cárteles mexicanos de la droga como «organizaciones terroristas», entre otras medidas.
Pero el gobernador del estado fronterizo enfrenta una tarea titánica. El mismo día que declaró la invasión en Texas, un juez federal emitió una orden para prohibir a las autoridades federales usar el Título 42, la medida emitida durante la presidencia de Donald Trump para deportar personas que crucen por fuera de las leyes migratorias por motivos de salud pública. Abbot calificó la decisión de «desastrosa».
“Esto será una señal más para los cárteles, los traficantes de personas y los inmigrantes ilegales de que la frontera está abierta de par en par, incitando a más violencia y anarquía”, aseguró el gobernador.