Fuente: Panam Post
La construcción de los 12 campos de golf forman parte de seis proyectos vigentes, de acuerdo con una investigación de Connectas. Los planes del régimen cubano demuestran no solo la falta de priorización de las necesidades de la población, sino además el desacierto de su planificación estatal, considerando que estos campos avanzan sin informar con claridad cuáles fuentes de agua los abastecerán para mantener el césped dentro de los estándares internacionales -que en promedio exigen 130.000 galones (492.103 litros) de agua por día-, en un país con problemas suministro y sequías constantes.
La dictadura castrista está convencida de que el golf representa un anzuelo para atraer a inversionistas extranjeros. Sin importar que lo bautizó como el “deporte burgués” hace seis décadas para reprimir su práctica en la isla, ahora lo posiciona con una decena de proyectos en su cartera de planes de infraestructura, sin tener recursos para mantenerlos y en medio de la crisis del sistema eléctrico que hunde al país en constantes apagones, acompañada de la miseria que agobia a ocho de cada diez cubanos.
Punto Cero, la zona conocida como “el búnker” del fallecido dictador Fidel Castro, la cual abarca 15 kilómetros cuadrados del municipio Playa cuadros, figura entre los lugares donde se construirá un campo de golf junto a un hotel de 80 habitaciones y un área residencial comercial.
El plan es generar ingresos anuales que oscilarían entre cuatro y cinco millones de dólares, con un estimado de recuperación de la inversión de nueve años. Un reporte de Cubanet revela que varias empresas están interesadas en participar en el proyecto que potenciará el decaído turismo en Cuba. Entre ellas se cuentan la canadiense Golf Design Services LTD, Esencia Hotels and Resorts, de Reino Unido; Caribbean Resorts and Golf, asociada con Urbas Grupo Financiero, de España; en conjunto con entidades inmobiliarias de Islas Baleares vinculadas con la familia Cristoforetti, íntimamente relacionada con los negocios de Tony Castro —nieto favorito de Fidel—, tanto en Cuba como en Europa y Panamá
Planes con ambiciones
La construcción de los 12 campos de golf forman parte de seis proyectos vigentes, de acuerdo con una investigación de Connectas, que se sumarán a los dos existentes, el de Varadero Golf Club, operado por la compañía extra-hotelera Palmares, con 24 años de operaciones y 18 hoyos y Habana Golf Club, ubicado en la carretera de Vento, No 8, Capdevilla entre el centro de la ciudad y el Aeropuerto Internacional José Mart de nueve hoyos.
Ambos clubes suman 89 hectáreas pero con los proyectos del castrismo se elevarían a 3.345 hectáreas. Entre los proyectos destacan el de Rancho La Luna, con el auspicio del Grupo Financiero Urbas de origen español, en el municipio de Cienfuegos, una de las localidades más afectadas por la sequía en Cuba. Según datos del grupo empresarial, este proyecto está diseñado para consolidarse en 25 años, periodo en el que construirán cinco hoteles y seis campos de golf.
También está El Salado, un campo de golf de 18 hoyos en la playa del mismo nombre, a 20 km del oeste de La Habana en el municipio de Artemisa tras el pacto de la Empresa Mixta El Salado, creada por la empresa española El Salado Resorts LS, empresa de Mallorca, y Cubagolf.
Otro complejo, Carbonera Club, es un inmobiliario turístico asentado en Matanzas a cargo de Esencias Hotels, de capital Inglés. Este espacio proyecta un campo de golf de 18 hoyos mientras que inversionistas chinos lideran el proyecto Bellomonte Campo Golf, ubicado en Playa del Este en La Habana.
Sin agua
Los planes del régimen cubano demuestran no solo la falta de priorización de las necesidades de la población, sino además el desacierto de su planificación estatal, considerando que estos campos avanzan sin informar con claridad cuáles fuentes de agua los abastecerán para mantener el césped dentro de los estándares internacionales -que en promedio exigen 130.000 galones (492.103 litros) de agua por día- en un país con problemas suministro y sequías constantes.
Las cifras de la crisis hídrica en Cuba son conocidas. Hay 29 municipios con comportamientos secos, 15 moderadamente secos, nueve severamente secos y cinco extremadamente secos. Los embalses acumulan sólo el 44% de su capacidad y hay 731 millones de metros cúbicos menos que la media.
Además, al menos 87 embalses reportan un llenado inferior al 25% y otros 15 tienen su volumen muerto. En abril de este año el reporte incluía 61 cuencas subterráneas están en descenso, 34 estables y seis en ascenso.
La administración de Miguel Díaz-Canel lo sabe. La crisis está en la Estrategia Ambiental Nacional 2016-2020 donde el castrismo reconoce “Cuba carece de abundantes recursos hídricos y su única fuente de formación lo constituyen las precipitaciones. La intensificación y recurrencia de los periodos de sequía, el uso ineficiente de este recurso, y el deterioro sufrido por la contaminación lo coloca en una situación crítica en algunas regiones del país”.
Sin ley
Sin embargo, en Cuba no hay leyes que regulen la construcción de campos de golf ni el acceso al agua. De hecho, el Instituto Nacional Hídrico de la isla admite que las normas “en sentido general y específicamente las de consumo están desactualizadas”. El problema es aún más serio. La isla tiene como principal fuente de agua “la lluvia y su magnitud es relativamente baja, siendo la media anual de 1.335 mm” según Antonio Rodríguez Rodríguez, titular del ente, quien lo admite sin perplejidad.
Lo peor, es que la situación no cambiará. Al contrario, empeorará. En los próximos años la estimación es de alrededor de menos del 10% para el 2050 y menos del 20% para el 2100 pero el castrismo sólo piensa en competir con generar espacios que atraigan al Masters de Augusta, Campeonato de la PGA, US Open y el British Open mientras los cubanos protestan por estar sin luz y sin comida en la mesa y al Gran Torneo Cuba Golf 2022, celebrado entre 26 al 29 de octubre en Varadero sólo arribaron 54 deportistas -la mayoría canadienses- y representaron menos de la mitad de los asistentes de la competencia de 2018.