Por Nehomar Hernández – gaceta.es
Las últimas elecciones municipales realizadas en Cuba el pasado domingo han registrado cifras récord de abstención; todo ello en un contexto marcado por el hastío del pueblo cubano frente a la dictadura comunista encabezada por Miguel Díaz-Canel, el incremento en la represión del régimen y el desarrollo de procesos judiciales en los que decenas de disidentes han sido condenados a largas condenas.
Cifras ofrecidas por la institución del régimen encargada de organizar los comicios, el Consejo Electoral Nacional (CEN), calculan la abstención en torno al 31%. Sin embargo, si se toma en cuenta al conjunto de votantes que dejaron las boletas en blanco y a los que votaron nulo, la cifra de los cubanos que se pusieron al margen del evento electoral municipal se eleva al 42% del registro.
Como apunta el portal 14ymedio.com, las primeras “elecciones” de este estilo en Cuba se hicieron en 1976, durante la etapa de afianzamiento del régimen comunista que entonces era comandado por Fidel Castro. Las cifras oficiales en este tipo de procesos siempre han dado cuenta de altos niveles de participación en los mismos.
Esto en el entendido de que probablemente durante todas estas décadas la opacidad y el fraude electoral han copado la escena de un sistema electoral que, desde el punto de vista de la realidad, solo deja espacio para que el poder sea detentado por quienes están alineados con las ideas del régimen.Durante estas elecciones según datos oficiales se presentaron cerca de 26.000 candidatos, de los cuales más del 70% están formalmente inscritos en el Partido Comunista de Cuba (PCC) o en organizaciones afines al mismo.
En los comicios municipales anteriores, efectuados en 2017, el CEN indicó que 89% de los cubanos acudieron a sufragar; siendo que casi el 92% de las boletas escrutadas fueron válidas. Así, solo un 4% del total de las mismas quedaron en blanco y otro 4% fueron anuladas por otros motivos.
En la víspera de este proceso el propio Díaz-Canel conminó a la población de la isla a votar, aludiendo que «(…) este ejercicio es una responsabilidad ciudadana porque estamos eligiendo a nuestros representantes en los órganos del municipio, principal estructura de Gobierno del país. Está en consonancia con el trabajo en los últimos años para perfeccionar la democracia socialista«.
El dictador cubano emprendió la semana pasada una gira internacional que le llevó a entrevistarse con Vladimir Putin en el Kremlin, donde reforzó alianzas económicas con su Gobierno e incluso inauguró una estatua en homenaje a Fidel Castro. Posteriormente arribó a China, donde compartió con Xi Jinping y también estrechó lazos ideológicos y en materia de financiamiento.
Paradójicamente el periplo por el mundo de quien encabeza la tiranía comunista en la isla llega en medio de una oleada de impopularidad contra el régimen. El 11 de julio de 2021 se escenificaron en las calles de La Habana y en distintas provincias las protestas más masivas que se recuerdan en la historia reciente del país. En 2022 las manifestaciones de repudio a Díaz-Canel y su entorno no han cesado. Durante este año los cubanos han salido a la calle principalmente para reclamar los continuos apagones que han azotado a la isla, y que se han intensificado luego del paso de fenómenos naturales como el huracán “Ian” por la misma.
Frente a las muestras de desprecio popular la dictadura ha redoblado la represión en las calles y, de acuerdo a la organización Cubalex, ha dado luz verde a más de 600 sentencias polémicas judiciales contra quienes participaron en las protestas del 11J. La semana pasada se iniciaron los juicios de 15 participantes de dichas jornadas, quienes podrían ser condenados a penas de hasta 13 años de cárcel.
El ausentismo en las urnas, así como el incremento en el porcentaje de votos no válidos evidenciado el domingo y divulgado a regañadientes por un órgano electoral especialista en fabricar fraudes, se tornan así en otros métodos utilizados por los cubanos para alzar su voz contra la tiranía en medio de un momento de recrudecimiento en la persecución contra quienes disienten.