Fuente: Vision Times en español
La estrella del fútbol Lionel Messi quería llevar la copa del mundo al pueblo argentino y lo logró. Pero en realidad, le llevó mucho más que eso, ya que lo honró con un ejemplo de humildad, resiliencia y buenos valores como el compañerismo y el trabajo duro.
Después de la sufrida final con Francia, Messi pidió varias veces por sus hijos y su esposa, Antonella, a la que conoció en su Rosario natal en plena infancia. Este pedido del jugador -ídolo de multitudes- reivindicó nuevamente a la institución “familia”, tan vapuleada últimamente por las tendencias modernas y progresistas.
Pero uno de sus ejemplos más destacados, es que en un mundo donde los valores morales se deterioran día a día -en parte por la falta de fé en lo divino- Messi atribuye su don a Dios y admite que sin Él, no hubiese llegado a nada.
En una entrevista realizada en 2018 para el programa de televisión argentino Pasión por el fútbol -conducido por Sebastián Vignolo- Lionel Messi reconoció: “Dios me dió el don para jugar así, sin Él no hubiese llegado a nada”.
“Ya era así de chiquito, no hice nada, fue Dios quien me hizo jugar así“, reconoce Messi en la entrevista.
“Me dio ese don, obviamente no tengo dudas de eso, Él me eligió a mí y yo después hice todo lo posible para intentar superarme y lograr poder triunfar. Pero obviamente, sin la ayuda de Él no hubiese llegado a ningún lado“, señaló.
En el año 2021, luego de que Argentina ganara la Copa América, el astro del fútbol expresó: Necesitaba sacarme la espina de poder conseguir algo con la Selección, estuve cerquita muchísimo años, sabía que en algún momento se iba a torcer, se iba a dar. Soy un agradecido a Dios por darme este momento, en Brasil y a Brasil. Creo que estaba guardando este momento para mí“.
«No me interesa ser el mejor de la historia»
Otra cosa que lo diferencia a Messi es que no le interesa ser “el mejor del mundo”, esa competencia no es para él.
En declaraciones del año 2018, con el medio especialista en deportes TyC, el prodigioso jugador lo dejó muy claro:
«No me interesa ser el mejor de la historia, no me lo propuse nunca: ni ser el primero, ni el segundo, tercero o cuarto. Yo cada vez que empiezo un año intento superarme, ganar todo, dejar todo cada vez que salgo a la cancha, dar el máximo para mis compañeros y para mi. No me cambia nada ser el mejor de la historia», declaró.
En cambio, detalló cuál es el “tipo de competencia” que le interesa: «Yo quiero superarme siempre y no compito con nadie, porque no juego para ser el mejor de la historia sino para superarme año tras año y seguir ganando. Cuanto más títulos gane al final de la carrera mejor. Y, obviamente, ganar con la Selección sería lo máximo porque no se nos dio».
Luego de esas declaraciones, Messi finalmente concretó su sueño y pudo llevar dos importantísimas copas a su país jugando para la selección nacional.
El pueblo argentino está feliz y 5 millones de personas salieron a la calle para festejar. Quizás no sepan que no solo están festejando una copa mundial, sino que están celebrando el triunfo de los valores tradicionales.