Fuente: elamerican.com

La presidente de Taiwán se ofreció el domingo en su discurso de Año Nuevo a ayudar a China a hacer frente a su oleada de infecciones por el virus COVID-19, informó la agencia de noticias de la isla CNA.

“Por motivos humanitarios, nos gustaría ofrecer toda la ayuda que se precise si fuera necesario”, declaró Tsai Ing-wen, sin precisar si Pekín ha solicitado ayuda.

Al igual que países como España, Estados Unidos, Italia, India, Corea del Sur, Malasia, Japón y Australia, Taiwán anunció recientemente que exigirá la prueba COVID a todas las personas que lleguen de China, norma que se mantendrá al menos hasta finales de enero.

En cuanto a las relaciones a ambos lados del Estrecho, la presidente afirmó en su discurso que “la guerra nunca es una opción para resolver las diferencias” y abogó por “el diálogo y la cooperación bajo el mismo objetivo de promover el desarrollo estable de la región” para disfrutar de “seguridad y bienestar”.

El año pasado, la tensión en el estrecho de Taiwán alcanzó niveles no vistos en décadas después de que la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, visitara Taipéi en agosto, a lo que un indignado Pekín respondió con maniobras militares alrededor de la isla, entre otras cosas.

Durante su discurso de fin de año del sábado, el presidente chino, Xi Jinping, expresó su esperanza de que “los compatriotas de ambos lados del Estrecho trabajen juntos con unidad de propósito para fomentar conjuntamente la prosperidad duradera de la nación china”, en referencia a Taiwán y a la reunificación que exige Pekín.

Tsai declaró el jueves que, aunque observó que Xi utilizó un “tono más amable” hacia Taiwán, las actividades militares del Ejército chino cerca de la isla son perjudiciales para la paz y la estabilidad de la región.

Esta semana, Tsai anunció que el servicio militar obligatorio de cuatro meses para los hombres se ampliará a un año a partir de 2024, señalando que la isla está en “primera línea ante la expansión del autoritarismo”.

Taiwán se considera un territorio soberano con gobierno y sistema político propios bajo el nombre de República de China desde el final de la guerra civil entre nacionalistas y comunistas en 1949, pero Pekín mantiene que es una provincia rebelde e insiste en la reunificación.

La isla es también una de las mayores fuentes de conflicto entre China y Estados Unidos, principalmente porque Washington es el principal proveedor de armas de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de una posible guerra con China.

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