María Caminos – Vision Times

Muchos medios están comparando los hechos ocurridos el pasado domingo 8 de enero en Brasil con la toma del Capitolio en Estados Unidos, el 6 de enero de 2021, cuando cientos de miles de personas cuestionaron los resultados de las elecciones que dieron como presidente a Joe Biden, en vez de a Donald Trump.

Lo cierto es que el escenario no es tan diferente. También millones de brasileños a lo largo del país, desde el 31 de octubre, han tomado las calles pacíficamente para pedir elecciones transparentes y por una intervención militar. Esto, ante el cuestionamiento del desempeño de las máquinas de votación, incluso planteado por las fuerzas armadas de Brasil.

Estas manifestaciones pacíficas y frente a los cuarteles militares siguieron hasta el 8 de enero, una semana después de la asunción del izquierdista Lula da Silva como presidente, cuando comenzaron a tornarse violentas e incluso finalizaron con la invasión de edificios públicos de los tres poderes del Estado, hecho que trae a la memoria la toma del Capitolio hace dos años en EE. UU.

Distintos investigadores independientes observaron irregularidades e infiltrados de la izquierda radical que causaron destrozos y saqueos en la toma del Capitolio. También fueron observados agentes del FBI y miembros de Antifa entre los manifestantes.

Como resultado, se mezcló un reclamo auténtico y popular con una operación montada, que la izquierda aprovechó para desacreditar la imagen de Trump y de sus partidarios.

Y exactamente estas denuncias se están presentando hoy en Brasil, por parte de auténticos seguidores de Bolsonaro y otros que no son bolsonaristas pero desconfían de la legitimidad de Lula o son anticomunistas. Los usuarios presentan fotos y videos de supuestos infiltrados.

Por ejemplo, en uno de los videos se puede ver cómo un grupo de vándalos incendia un coche policial, mientras que otros intentan sofocar el incendio:

¿Antifa también? A este supuesto infiltrado le quitaron la máscara.

Este tweet es revelador. El usuario denuncia: «Mira a los comunistas infiltrados vistiendo la camiseta de Brasil, haciéndose pasar por patriotas y mira las bombas que llevaba. El propio pueblo lo detuvo».

Arrestos

Al menos 1.200 personas han sido arrestadas en un campamento improvisado frente a la sede del ejército en Brasilia, y las autoridades están utilizando decenas de autobuses para transportar a los detenidos a la sede de la policía, según The Brazilian Report.

Por su parte, Bolsonaro niega las acusaciones que lo responsabilizan por lo incidentes.

En este sentido, el expresidente condenó las violaciones de edificios gubernamentales del 8 de enero y dijo en una serie de publicaciones en Twitter que las manifestaciones pacíficas que tienen lugar dentro de los límites de la ley “son parte de la democracia”, pero que las “invasiones de edificios públicos” van demasiado lejos.

Si bien el expresidente no ha denunciado directamente fraude en las elecciones, en noviembre dijo que las protestas fueron fruto de “indignación y una sensación de injusticia”.

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