Fuente: Vision Times en español

Los aires imperialistas de la China comunista no cesan y sus ansias de expandirse y emplazarse en lugares estratégicos es uno de sus principales objetivos.

La empresa estatal china Shaanxi Chemical Industry Group obtuvo la habilitación para crear un masivo “puerto multipropósito” en la localidad de Río Grande, en la provincia de Tierra del Fuego, donde además instalará una planta química y una central eléctrica, creando un masivo complejo industrial y comercial que se convertirá -de facto- en territorio chino dentro de Argentina.

El interés del régimen chino por este punto estratégico ha generado suspicacias ya que el puerto bien podría ser una excusa que utiliza el Partido comunista chino (PCCh) para construir una base naval con un muelle y salida al mar. 

En este sentido, algunos políticos de la oposición argentina plantearon su preocupación al oficialismo y pidieron que frenara la intromisión de naciones extranjeras en territorio soberano.

El diputado Fernando Iglesias apuntó directamente al gobierno de Alberto Fernández: “Resulta absurdo que una administración provincial pueda avanzar en este tema sin que haya un consenso nacional amplio. No queremos ser la puerta abierta a Sudamérica y la Antártida para ninguna dictadura! Detenga esta locura, canciller Santiago Cafiero”.

En esta misma línea, el diputado nacional por Tierra del Fuego Héctor Antonio (Tito) Stefani exigió que el gobernador Gustavo Melella explique los pormenores de la obra: “Es sumamente importante para los fueguinos conocer de boca del gobernador los detalles del acuerdo firmado con la empresa estatal China Shaanxi Chemical Industry Group para construir una planta multipropósito en Río Grande”, explicó, agregando que los recursos y la soberanía del país están en juego.

De acuerdo al decreto -firmado el pasado 7 de diciembre por el gobernador Gustavo Melella- China Shaanxi Chemical Industry Group se comprometerá en la “construcción de un proyecto con una capacidad anual de 600 mil toneladas de amoníaco sintético, 900 mil toneladas de urea y 100 mil toneladas de glisofato”.

Pero más allá de esta producción, lo que más interés provoca en el régimen es cumplir con el sueño de contar con un puerto propio en la región más austral del planeta que en un futuro podría considerar como una puerta de entrada a la Antártida, una de sus más grandes ambiciones. Es por eso que el régimen se enfocará particularmente en levantar “una terminal portuaria multipropósito con recinto interno que permita el amarre de embarcaciones de 20 mil toneladas”.

En la construcción del puerto participará también HydroChina Corp, otro grupo consolidado que pertenece al PCCh que ya ha construido puertos en otros países del mundo, donde terminan depredando los recursos y devastando la economía local.

La Nueva «Ruta de la Seda»

La Nueva Ruta de la Seda, o Brick and Road Initiative (BRI) -que podría traducirse como la Franja y la Ruta, es una iniciativa del secretario general del PCCh, Xi Jinping, que comparan con la Ruta de la Seda que lanzó el Imperio chino siglos atrás.

Es el proyecto más ambicioso del PCCh a nivel internacional, y tiene una inversión de 1 billón de dólares a nivel global, con los que el régimen chino “quiere” crear infraestructura para el transporte en países pobres de Asia, África y Latinoamérica y así beneficiar el comercio con estos países de productos chinos.

Como siempre hace el PCCh camufla sus intenciones al comparar su plan global de expansión con la antigua Ruta de la Seda.

A diferencia de la antigua ruta de la seda, ahora China hace inversiones en países que sabe que no pueden devolver el préstamo, y en todos los contratos pone los edificios y las rutas construidas como garantía.

En este sentido, hay que tener en cuenta que los proyectos que propone Beijing esconden la denominada «trampa de la deuda china»: Beijing otorga el préstamo, pero no es gratis. Las construcciones corren por cuenta de empresas chinas y solo se enfocan en los sectores que al ‘gigante asiático’ le interesa.

En este sentido, se puede decir que la iniciativa Nueva Ruta de la Seda es mucho más que infraestructura. Es un esfuerzo del PCCh por prolongar su vida e influencia internacional al desarrollar un mercado interdependiente ampliado para China, haciendo crecer su poder económico y político y crear las condiciones adecuadas para construir una economía de alta tecnología.

Sin embargo, en este empeño el régimen chino está causando daño a las economías y a la soberanía de otras naciones.

A fines de 2021, los medios internacionales mostraron claramente cómo Uganda perdió su único aeropuerto internacional de Entebbe tras recibir la generosa ayuda y cooperación con el régimen chino por medio de la que se conoce como «diplomacia de la deuda» de China.

Este país después de no poder pagar el préstamo de $200 millones que tomó del Export-Import Bank of China en 2015, se vio obligado a ceder automáticamente la infraestructura al régimen chino. Así es como opera el Partido Comunista.

Volviendo a esta nueva inversión anunciada en Argentina, se puede agregar que en el ‘fin del mundo’, como se le llama a Tierra del Fuego, el régimen podría trabajar tranquilo. Nadie lo controlaría y podría hacer una base como la de Neuquén, pero con salida al mar, por lo que las preocupaciones son bien fundadas.

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