Fuente: La Gaceta de la Iberoesfera

La Comisión Nacional de Investigación para el Servicio de Salud y Atención de Noruega (UKOM) advirtió el pasado jueves de la falta de «evidencia científica» en el tratamiento de la disforia de género en menores de edad.

Después de analizar las denuncias de familiares de niños y adolescentes con disforia de género que cuestionan la seguridad que los tratamientos tienen para los pacientes, UKOM ha elaborado un informe en el que determina que las pautas actuales de «afirmación de género» no están basadas en evidencias y deben revisarse.

«La base de conocimiento, especialmente el conocimiento basado en la investigación para el tratamiento de afirmación de género (hormonal y quirúrgico), es deficiente y los efectos a largo plazo son poco conocidos», se lee en el informe del UKOM. «Esto es particularmente cierto para la población adolescente de la que tampoco se conoce la estabilidad de su incongruencia de género«, dicen en relación a la alta posibilidad de que los pacientes puedan arrepentirse de una transición de género una vez alcanzada la edad adulta.

El texto considera que, ante la falta de estudios sobre las consecuencias de la cirugía transgénero, la hormonación o los bloqueadores de la pubertad, es necesario que se tomen medidas para «salvaguardar la seguridad» de los pacientes.

Asimismo, advierte de que los efectos de este tipo de tratamientos son irreversibles así como del incremento desproporcionado que ha experimentado el número de niños y adolescentes que dicen padecer ese trastorno.

Como ya ha ocurrido con informes sobre disforia de género que se han realizado en otros países como Reino Unido, la Comisión de Salud noruega advierte de que existen patrones preocupantes: el rápido aumento de la disforia de género en adolescentes (especialmente en mujeres), la alta carga de enfermedades mentales previas (un 75% de los pacientes las padece) y una alta prevalencia de condiciones neurocognitivas (TDAH/autismo, Tourette) en los jóvenes afectados.

En cuanto al debate entre profesionales que existe sobre el asunto, el UKOM lo califica como «altamente polarizado» e incide en que esto está «reprimiendo» el debate científico.

Por todo ello, la Comisión recomienda al Servicio Nacional de Salud seguir la dirección que ya han tomado otros países en cuanto al tratamiento de la disforia de género como Suecia, Finlandia o Inglaterra, para «proteger a los jóvenes de daños» mediante una restricción drástica de las transiciones de género en menores.

Noruega es el cuarto país en restringir o prohibir las cirugías de cambio de sexo, las hormonas y los bloqueadores de la pubertad para los niños. Finlandia, Suecia y el Reino Unido han descubierto que no hay pruebas suficientes de que los beneficios de las hormonas sexuales cruzadas, las cirugías y los bloqueadores de la pubertad sean mayores que los perjuicios para los menores.

Según el nuevo modelo propuesto por Noruega, «los jóvenes con disforia de género recibirán atención para su angustia en entornos locales de atención primaria con apoyo multidisciplinario». «Las transiciones de género de los jóvenes serán una excepción, no la regla«, concluyen.

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