Fuente: Bichos del Campo

El lunes pasado, cuando Bichos de Campo anticipó a nivel nacional el conflicto que se vivía en la avícola correntina Santa Ana, que había recurrido a la justicia y a los cortes de ruta para frenar un operativo sanitario contra la Influenza Aviar que implicaba el sacrificio de sus 200 mil gallinas ponedoras, evaluamos que el Senasa no saldría nada bien parado de este asunto, que podría degenerar en un papelón internacional. Y así fue: según adelantaron fuentes confiables, el segundo análisis realziado sobre esa avícola dio negativo.

En los últimos minutos, se conoció el resultado del segundo testeo ordenado por la justicia para detectar influenza aviar altamente patógena realizado en el establecimiento productor de huevos cercano a Corrientes Capital. Según pudimos saben, como decía la empresa, no hay rastro en sus galpones de la peligrosa enfermedad, que como no tiene  remedio obliga al sacrificio inmediato de todo el stock de aves del lugar. Es decir que afortunadamente 200 mil gallinas salvaron su pellejo y 300 empleados de la empresa sus puestos de trabajo.

Horas antes a este resultado, los propietarios de la empresas habían emitido un comunciado informando que en realidad el primer estudio que dio origen a la orden de sacrificar las 200 mil gallinas ni siquiera existió, pues en realidad nunca se tomaron muestras.

“Las cámaras de seguridad respaldan lo antes dicho y fueron entregadas a la Justicia como prueba”, dice el comunicado de la empresa.

La gran pregunta entonces era saber entonces qué muestras serológicas se analizaron en el laboratorio central del Senasa en Martínez para lanzar un veredicto sanitario que implicaba el sacrificio masivo en ese establecimiento productor de huevos. Por ahora, el organismo mantiene silencio sobre los detalles de ese operativo, aunque defendió timidamente la intervención de su veterinario en el lugar.

Pero la avícola Santa Ana, que emplea a 300 personas en la localidad correntina homónima, rompió el mutismo con un comunicado de una gravedad inusitada, pues allí denuncia que los análisis del Senasa que dieron positivo en realidad nunca se hicieron. Esto s econfirma ahora con el segundo veredicto ordenado por la justicia.

“El martes 4 de abril, un funcionario de SENASA se hizo presente en la empresa. En ningún momento ingresó a los galpones, ni tuvo contacto con los animales, solo dejó un kit para tomar muestras en manos de una Veterinaria de Registro, (profesional que tiene registro de SENASA, certificada en inocuidad de los productos, pero que no tiene capacitación en sanidad, ni mucho menos para tomar muestras). Esta persona supuso que el examen sería llevado a cabo por la avícola, mientras que los dueños de la empresa confiaron en que lo realizaría la especialista. En este estado de confusión, las muestras no se realizaron y los kits regresaron a SENASA vacíos”, es la versión de la empresa contenida en un comunicado.

La explicación empresaria continúa con lo que ya sabemos todos. “El jueves 6 de abril, Lisandro Enciso, propietario de Santa Ana, recibió un llamado de la entidad donde le comunicaban que los resultados habían sido negativos, dato que, misteriosamente cambió a las pocas horas, cuando esa misma noche se volvieron a comunicar para avisarles que 20 gallinas habían dado positivo. El organismo nacional, entonces, intimó el sábado 8 de abril a la firma a sacrificar 200.000 aves ante esta supuesta detección de gripe aviar”.

La historia sigue con la desobediencia de la empresa a acatar las órdenes del sacrificio sanitario, que debería haber comenzado este mismo lunes, y de presentar un recurso de amparo ante la justicia, que  salomónicamente decidió poedir a Senasa que postergue semejante operativo y hacer un nuevo testeo a las gallinas de la empresa, que hasta ahora no presentaron signos clínicos de la Gripe Aviar H5, aunque éstos podrían llegar a manifestarse hasta 14 días después de los análisis.

“Si hubiese algún caso positivo, el nivel de mortandad de las aves sería alto. Sin embargo 10 días después del inicio del conflicto, la granja se encuentra con niveles de producción óptimos”, aseguró Daniel Encizo, el director general de Avícola Santa Ana. “No solo no hubo síntomas ni mortandad entre nuestra aves, sino que la primera notificación recibida el jueves 6 aseguraba que todas las muestras habían dado negativo, para luego asegurarnos que 20 habían sido positivas y que debíamos sacrificar 40 años de trabajo”, agregó.

En el comunicado se informó que, en este contexto, “la empresa denunció que la medida zoosanitaria de Senasa carecía de fundamento y que la misma traería como consecuencia irreversible el cierre de la compañía y la pérdida de más de 300 puestos de trabajo”.

El Juzgado Federal de Primera Instancia de Corrientes aprobó el recurso de amparo presentado por la avícola. “Estamos esperando una segunda muestra que la tiene que realizar Senasa. Te imaginarás la angustia y la inseguridad que esto nos genera. Lo preocupante acá es que hayan falsificado 20 resultados positivos de muestras que nunca existieron y que lo probamos en la Justicia, sino no hubiesen ordenado que volvieran a realizarlas”, afirmó Encizo. Ahora ese análisis le dará la razón y seguramente se revierta la orden de Senasa, que había incluso ordenado a la empresa “contratar excavadoras para realizar fosas donde enterrar las gallinas “.

El organismo sanitario, como ordenan los protocolos frente a un positivo, además les prohibió comercializar sus productos, motivo por el cual deberán destruir más de 15.000 docenas de huevos acumuladas por día y desechar 20 toneladas de carne aviar que están acopiadas en el lugar. Desde la empresa aseguran que, en este contexto, no podrán pagar los sueldos de abril.

El tema es muy grave además porque la credibilidad de Senasa quedará seriamente lesionada frente al sector avícola local sino frente a la comunidad internacional. Ante la falta de cura posible a estas variedad del virus de la Influenza Aviar, que se ha dispersado por toda la región latinoamericana, el organismo se ha comprometido a ser inflexible en la información sobre nuevos focos y la aplicación de cirugía mayor en caso de detectar un caso: esto es el sacrificio sanitario de todo el stock de aves comerciales presentes en el lugar.

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