Tres meses después de que 10 mil practicantes de Falun Dafa apelaran fuera del recinto del gobierno central en Beijing el 25 de abril de 1999, para pedir libertad para practicar su fe en paz, el máximo líder del Partido, Jiang Zemin, lanzó la persecución a nivel nacional de esta disciplina espiritual ancestral. Aunque la represión aún continúa, cada vez más personas se han dado cuenta de la naturaleza perversa del PCCh.
Testimonio de bondad
Muchos practicantes en mi área, incluyéndome, estábamos en la apelación pacífica del 25 de abril de 1999, poco después de que varios practicantes fueran arrestados ilegalmente en Tiajin. Vinieron muchos practicantes. Tenía curiosidad de cuántos eran, así que caminé unos 10 minutos pero no pude ver el fin de la fila. Paré y regresé al lugar de donde vine, preocupado de no poder encontrar a los practicantes locales con los que había venido. Aunque algunos medios extranjeros reportaron luego que alrededor de 10 mil practicantes participaron en el evento, algunos de nosotros estimamos que eran tantos como 50 mil. La escena pacífica fue memorable.
Este fue un evento especial porque no nos reunimos para nuestro propio beneficio, como si hubieran demolido nuestras o que funcionarios corruptos nos hayan quitado nuestros bienes. Ni tampoco planeamos una revolución (parecida a la gran revolución china del jazmín de 2011). En vez, simplemente nos reunimos para compartir la verdad sobre Falun Dafa.
Aunque la práctica solo se había difundido por siete años, atrajo amplia atención de la sociedad principal. En una encuesta de unos cuantos de los 100 millones de practicantes de todo tipo de vida, el 99.8% reportó haber mejorado su salud. Incluso en los mejores hospitales de China no se podría encontrar semejantes beneficios para la salud – y sin cargo. Falun Dafa es honorable y bueno, y era difícil imaginarse que el PCCh lo atacaría por involucrarse en política.
Al seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, los practicantes no tenían eslogan ni banderas. No hablaban en voz alta. No hicieron basura. Incluso dejaron un pasillo en la vereda para que pasen los transeúntes. Muchos policías dijeron que nunca habían visto un grupo de gente tan civilizada. Como resultado, algunos de ellos se hicieron amigos con los practicantes e incluso comenzaron a practicar Falun Dafa.
El sistema de apelación del PCCh es fraudulento
El PCCh probó ser perverso y hambriento de poder. No pudo tolerar a un grupo tan grande independiente fuera de su control. Con el recuerdo de la masacre de la plaza Tiananmen hace 10 años todavía vívida en la mente de la mayoría, el PCCh lanzó la persecución a Falun Dafa tres meses después de la apelación. Por temor a las represalias, pocos chinos se animaban a enfrentar al PCCh y hacer escuchar sus voces. Pero los practicantes de Falun Dafa nunca cedieron ante la violencia y represión, porque ellos siguen los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
De hecho, estos principios tienen raíces profundas en la antigua civilización china. Incluso después de de décadas de campañas políticas para destruir sistemáticamente la cultura tradicional china, la noble tradición de la fe y espiritualidad fue retenida milagrosamente por los practicantes de Falun Dafa. Esto era lo que el PCCh más temía, porque sus valores centrales de brutalidad y mentiras contradice los valores tradicionales de las enseñanzas de Falun Dafa.
En esta circunstancias, el sistema legal del país que está supuesto a proteger los derechos humanos fueron secuestrados por Jiang Zemin. Especialmente después de que la represión a Falun Dafa comenzó en julio de 1999, las oficinas dónde la gente podía apelar se convirtieron simplemente en lugares donde los practicantes que todavía tenían confianza en el gobierno, eran atrapados.
Las víctimas de este sistema fraudulento no se limitan a los practicantes de Falun Dafa. Durante estos 24 años, incontables ciudadanos chinos han ido a apelar a las oficinas buscando protección de sus derechos legales. A algunos les han demolido sus hogares, algunos han sufrido los efectos de las vacunas, algunos jubilados no tienen apoyo financiero, y algunos fueron maltratados pero no tienen lugar para quejarse.
En vez de ayudarlos, el PCCh usó fondos para el “mantenimiento de la estabilidad” para arrestarlos y ponerlos en cárceles negras, campos de trabajo forzado, y prisiones. En nombre de los derechos civiles, el sistema de apelaciones se ha convertido en una herramienta para atrapar a ciudadanos inocentes, incluyendo a los practicantes de Falun Gong.
Como resultado, algunos ciudadanos chinos comenzaron a buscar ayuda en el extranjero. A Hu Yan de Shanghai le demolieron su casa para hacer lugar para una exposición. Fue a la central de las Naciones Unidas en Nueva York para pedir ayuda. Zhang Kunshan de la privincia de Henan que también le demolieron la casa, fue al Palacio Presidencial de Taiwán para buscar apoyo.
El capítulo más oscuro
En las últimas décadas pasadas, la destrucción del PCCh de la cultura tradicional y la persecución a Falun Dafa han socavado los valores morales en China.
Antes de que el PCCh tome el poder. Liu Wendian, presidente de la universidad de Anhui, desafió abiertamente al líder del Kuomintang, Chiang Kai-shek, sin miedo a recibir represalias. Estudiantes de la universidad de Jiao Tong podían tomar el tren para la entonces capital de la ciudad para ir a apelar. Bajo la dictadura del PCCh, un estudiante joven puede ser arrestado simplemente por tener un pedazo de papel blanco.
La sociedad ha pagado un alto precio por la persecución a Falun Dafa, principalmente debido a la degeneración moral. En abril de 2023, cuatro jóvenes cometieron suicidio juntos en el reconocido sitio turístico Zhangjiajie en la provincia de Hunan. Ese mismo mes, más de 10 estudiantes en Tianjin cometieron suicidio.
Estos desgarradores incidentes son una advertencia de lo que está sucediendo en China. De hecho, es el coraje y la perseverancia de los practicantes de Falun Dafa para proteger los valores tradicionales que señalan el futuro de China. Rechazar al PCCh y abrazar nuestra conciencia, tendremos un mejor mañana.