Por Gabriela Moreno – Panampost
La mafia china arribó a Chile con un sofisticado sistema de granjas para producir marihuana a gran escala guiada por su calendario asiático para agregar agua, luz y calor a las plantaciones de cannabis en invernaderos. Con recetas propias y códigos ancestrales viajaron a Santiago varios líderes de la “Bang de Fujian”, un cartel de la provincia costera de Fujian ubicada al sur de China, especializada en el cultivo de marihuana indoor (en interiores).
Cuatro galpones en la capital chilena donde acumularon más de 7000 plantas les permitió tejer una red de 11 casas de seguridad para esconder armas, drogas sintéticas y dinero en efectivo en los últimos tres años.
Sin embargo, pesquisas de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) y del fiscal Yans Escobar condujeron a estas infraestructuras levantadas en suelo austral. Ya hay 21 ciudadanos chinos detenidos, entre ellos, Caixin Yu, presidente de la Cámara de Comercio de China en Temuco, por fungir como el principal financista, según publicó La Tercera.
Un escándalo chino
El arresto de Caixin Yu en un centro comercial de Santiago ha generado un gran escándalo, ya que había figurado como un colaborador con las víctimas de los incendios forestales a inicios de este año, tras haber entregado 200 kilos de víveres a la gobernación de Temuco.
“Tenemos a Chile en el corazón, así que hacemos todo lo que podamos para ayudar a todas las familias chilenas”, decía en febrero para distraer a las autoridades. Su coartada no funcionó. La Brigada Antinarcóticos de la PDI lo seguía como parte de una larga investigación enfocada en una organización internacional de tráfico de drogas, de origen chino, que operaba en Chile.
“Escuchas telefónicas, levantamiento de secreto bancario y declaración de imputados comprobaron la participación de Caixin Yu como uno de los financistas de la agrupación” revela el medio chileno.
Después de 26 operativos, el decomiso de 7000 plantas, 470 kilos de cannabis procesada, drogas sintéticas, 11 armas, 400 municiones y 500 millones de pesos en efectivo (636.000 dólares), era innegable su vinculación.
El empresario apareció en las pesquisas mientras la policía vigilaba a Gabriel Silva, un traficante medio de La Pintana, cuando en una escucha telefónica de Silva con un ciudadano chino de nombre Wenmin Xiao, se coordinaba la entrega de droga.
“Ese decomiso de la PDI abrió la puerta a las operaciones de la mafia china en Chile”.
Con identidades falsas
Un pequeño edificio en la calle Artesanos en Recoleta era el centro de poder de los traficantes chinos. “Apodaban el recinto como KTV, un espacio al que, para ingresar, se debía pagar un millón de pesos a cambio de acceso a drogas convencionales y sintéticas, prostitución y karoake televisivo, una costumbre muy instalada en los asiáticos”.
Al sitio no sólo llegaban traficantes, también asistían empresarios chinos que tenían un alto capital obtenido de sus negocios lícitos en el mismo barrio. “Una de las formas de operar de esta organización era trasladar de manera ilegal a ciudadanos chinos con conocimientos en cultivos. Se les denomina los granjeros o cosecha”, contó el fiscal de la zona sur, Yans Escobar.
La revisión de los documentos de varios asiáticos que aterrizaron en el país comprobó la irregularidad. “Se aprovechaban de la dificultad que no sólo genera el idioma chino mandarín, sino el dialecto propio de la zona de Fujian, que es más difícil de traducir”, comenta el fiscal Yans Escobar, quien junto al subprefecto Eduardo Gatica, de la Brigada Antinarcóticos de la PDI, tuvieron que buscar fórmulas para entender lo que estaban escuchando.
El operativo se logró gracias a la ayuda de la Interpol España y una empresa de traducción europea, que se hizo cargo de interpretar el dialecto fuzhou, de la Provincia de Fujian.
“El líder de la banda logró huir al extranjero tras los allanamientos a la parcela en San Antonio y que a cargo de las operaciones en el país quedaron Yuping Zhen y Difeng Liu, quienes –de acuerdo con las escuchas telefónicas– determinaban los lugares para plantar la marihuana y los proveedores para su venta”.
Un mercado muy atractivo
Las operaciones de la mafia china en Chile, una nación a 40 horas en avión de Pekín, tienen razones atractivas detrás. Se trata del tercer país del mundo consumidor de cannabis con 15,1 % de incidencia, superado sólo por Israel, con 27 %, y Estados Unidos, con 17 %.
La mafia china encontró rentable a la nación para instalar a una de sus células, considerando que la detención de sus tentáculos en Chile destapó que sus operaciones en suelo austral representan un brazo del cartel de “Bang de Fujian”.
Incluso, varios reportes policiales internacionales confirman su presencia en España, donde la policía desarticuló una red de traficantes chinos con las mismas características: galpones indoor con un sistema sofisticado para cultivar marihuana.
En este caso, el producto procesado en Barcelona también se comercializaba en Italia e Inglaterra. Además, hay evidencia de incautaciones relacionadas con el cartel en San Antonio de Areco, a 113 kilómetros de Buenos Aires.
En la zona se halló un invernadero con 5000 plantas de cannabis y un gran arsenal de armamento de alto calibre, avaluado en 5 millones de dólares.
Buscando ramificarse de nuevo
Las ambiciones de la mafia china parecen no detenerse con las pesquisas, cuando un grupo de sus miembros –que aparecía en las escuchas de la investigación chilena pero cuyo rastro estaba perdido– ha reintentado organizase. Entre sus integrantes aparece Yongsong Xia, alias “Xuyang Xia”, quien retornó a la nación en 2022 luego de evadir los radares locales.
Su plan era alquilar un departamento y un galpón en San Miguel –zona perteneciente a la Región Metropolitana de Santiago– a través de su perfil de Facebook. Su maniobra lo delató. La PDI lo interceptó, descubrió que dominaba el español y contaba con el financiamiento de otro ciudadano chino llamado Min Chen, quien vivía en la ciudad de Temuco, en La Araucanía.
Chen tenía el apoyo de Meiyu Yan y Caixin Yu, el presidente de la Cámara de Comercio Chino de Temuco, quien habría aportado más de 10 millones de pesos (13.000 dólares) para reimpulsar la mafia. Min Chen trianguló el dinero al transferirlo a su cuenta del Banco Falabella con cheques a nombre de la empresa de Caixin Yu, cuyo giro estaba vinculado al gremio gastronómico.
Luego de hacerse efectivo, Min Chen lo entregó a Yongsong Xia, quien había sido designado para administrar la nueva plantación de marihuana indoor con semillas e implementos adquiridas en un growshop llamado “De Mi Tierra”, ubicado en la calle Rancagua, en Providencia.
El frenesí por el regreso duró poco. La policía frustró en abril los deseos de la banda reinstalada en Colina, en el sector Santa Marta de Lira, con un allanamiento que dejó en el piso la primera cosecha: 1903 plantas de marihuana cuya altura oscilaba entre cuatro y 100 centímetros.