Fuente: Vision Times
En la vida cotidiana, el tiempo se percibe como una mercancía. O “tenemos” tiempo, “hacemos” tiempo o “nos falta” tiempo. Cuando se mide, se piensa como una idea que nos permite predecir cuándo terminará el día y cuándo llegará cada estación.
Por experiencia, podemos sentir que el tiempo no es constante. Mientras hacemos algo que disfrutamos, parece pasar como un relámpago, pero se arrastra cuando preferiríamos estar haciendo otra cosa. Algunos sostienen que nuestra percepción del tiempo está relacionada con nuestra edad, mientras que otros dicen que la duración del día sí ha cambiado, porque la Tierra está girando a un ritmo más rápido.
El tiempo es esencial para la existencia. Proporciona el marco para que un bebé envejezca y madure. Dicta los acontecimientos históricos, y tanto la formación como la erosión de los elementos geológicos. Abarca todo lo que hemos experimentado, separa el pasado del presente y nos da el concepto importante de un futuro, animándonos a tener esperanza y esforzarnos por mejorarlo.
Dado que el tiempo juega un papel tan fundamental en nuestras vidas y existencia, es natural preguntarse acerca de su naturaleza y universalidad. Aquí consideraremos varias ideas sobre el paso del tiempo.
Percepciones humanas del tiempo
En su sentido más simple, el tiempo se percibe a través de cambios en la naturaleza. El movimiento del sol a través del cielo y los cambios en la vegetación a medida que cambia la temperatura a lo largo del año brindan evidencia tangible de que el tiempo está pasando. Esta comprensión del tiempo ha sido fundamental para actividades humanas como la agricultura.
El tiempo también se ha entendido de forma filosófica. Los antiguos griegos, por ejemplo, pensaban que el tiempo era el medio para los actos salvíficos de los dioses. También explicaban el concepto de tiempo utilizando dos términos: «Chronos«, que se refiere al tiempo cuantitativo, y «Kairos«, que alude a la calidad, permanencia y significado de cada momento.
En las religiones ortodoxas como el judaísmo, el tiempo es una creación de Dios. Llegó a existir cuando Dios creó el universo, y dicta cambios en Su creación. Como Creador, trasciende el tiempo, porque existe en un reino más allá de la percepción de nuestra dimensión física que no está limitado por las leyes que gobiernan nuestro mundo. El tiempo es así un componente de la creación que define la existencia humana.
A principios del siglo XX, la ciencia estableció que el tiempo no es el mismo en todo el universo. El físico Albert Einstein descubrió que el tiempo se elipse a diferentes velocidades en el cosmos, según las fuerzas gravitatorias y la velocidad del objeto u observador. Con este descubrimiento, la existencia de diferentes espacios temporales en el universo pasó de ser “anticientífica” a convertirse en uno de los temas de estudio más enigmáticos.
Más allá de la dimensión humana
La existencia de diferentes tiempos-espacios ha sido discutida desde la antigüedad. A menudo se les ha referido como otras dimensiones o lugares remotos donde el tiempo es extremadamente diferente al de la Tierra.
En Occidente, la religión ha hablado de la eternidad de Dios y Su reino. El Salmo 90:40 de la Biblia dice: “Porque mil años delante de tus ojos son como un día que acaba de pasar, o como una vigilia en la noche”. La eternidad de Dios, contrastada con la impermanencia del hombre, alude a la diferencia temporal de los espacios más allá del nuestro. Para un Dios eterno, miles de millones de años en la Tierra podrían pasar como un segundo.
En Oriente, antes de que la ciencia sofocara la creencia en lo intangible, las historias sobre viajes a otras dimensiones eran bastante comunes. Esto suena especialmente cierto en la antigua China, un lugar donde se decía que los mortales y los seres divinos coexistían.
Cuentas sobre la existencia de otros tiempos-espacios
El Libro de los últimos Han (Hou Hanshū後漢書) y Las lecturas de la era Taiping (Taiping Yulǎn平御覽) documentan la historia de Fei Changfang, un funcionario durante la dinastía Han.
El relato relata que Fei Changfang una vez vio a un hombre llamado Hu Gong saltar dentro de una calabaza y desaparecer. Hu Gong practicaba la medicina y vendía medicinas de su calabaza en el mercado. Fei Chanfang entendió que Hu Gong había dominado el taoísmo y decidió aprender de él. El maestro taoísta vio que Fei tenía un buen potencial y lo tomó como su alumno.
Fei tuvo que pasar varias pruebas para demostrar su discernimiento espiritual, así que un día Hu lo llevó a una dimensión especial donde se enfrentaría a un grupo de tigres rugientes y un montón de serpientes venenosas. Fei permaneció impasible en medio de las espantosas escenas. Al pasar su prueba, logró la meta del día y fue enviado de regreso al reino humano, solo para descubrir que había pasado un año en su ausencia.
Un registro similar se encuentra en el folleto budista titulado Notas del viaje al Mundo de la Felicidad Suprema. Describe a un monje que fue al reino celestial de Buda Amitābha y pasó un día contemplando las maravillas de este paraíso. Sin embargo, cuando regresó al reino humano, ya habían pasado seis años.
Los científicos dicen que nuestro planeta está girando más rápido
Al describir su percepción personal del tiempo, es común que las personas tengan la sensación de que no hay suficiente tiempo en el día. Esta impresión no es del todo subjetiva, ya que los científicos han encontrado recientemente evidencia de que la Tierra está girando más rápido.
Pero la rotación de la Tierra no siempre se ha acelerado. Durante siglos, la rotación de la Tierra ha estado mostrando una desaceleración a largo plazo, causando discrepancias entre nuestro Tiempo Atómico Internacional (TAI) medido con precisión y el tiempo solar observado (UT1), que varía con la irregularidad de la rotación de la Tierra.
Entre 1972 y 2016, se agregaron segundos bisiestos al Tiempo Universal Coordinado (UTC) para compensar esta diferencia. A partir de 2020, se agregaron un total de 27 segundos bisiestos, cada uno de los cuales extendió la duración del día en la Tierra.
Sin embargo, este patrón cambió el 19 de julio de 2020, cuando se registró que el día en la Tierra era 1,4602 milisegundos más corto que la duración habitual del día. Este se convirtió en el día más corto jamás registrado, y el récord se rompió más de 20 veces en los años siguientes.
Nuestro planeta sigue girando más rápido y los científicos no saben por qué. Aunque este cambio en la medición del tiempo es casi imperceptible para los humanos, nos llevaría décadas notar empíricamente cualquier cambio en la duración del día, la tecnología moderna, que depende en gran medida de que el tiempo sea consistente con las posiciones habituales del Sol, la Luna y estrellas, podría volverse obsoleto rápidamente.
Los científicos están considerando el uso de segundos intercalares negativos, un método nunca antes utilizado, para abordar este desajuste en el cronometraje.
Cómo afecta la edad a nuestra percepción del tiempo
Muchas personas han informado tener la sensación de que el tiempo pasa más rápido a medida que envejecen. Es un fenómeno común que los días parezcan más largos en nuestra juventud que después de que maduramos.
El profesor Adrian Bejan proporcionó una posible explicación en un artículo publicado en marzo de 2019. Propuso que la degeneración neuronal causada por el envejecimiento ralentiza la velocidad a la que procesamos la información visual, lo que hace que percibamos menos «fotogramas por segundo».
Al igual que la película normal o de cámara rápida muestra menos fotogramas por segundo que la cámara lenta, que revela más fotogramas por segundo, el cerebro de una persona mayor captura menos información y pasa más tiempo real entre las imágenes mentales percibidas.
Esta teoría atrae a muchos investigadores porque emplea principios simples de física y biología. Sin embargo, no es la única explicación.
Otra hipótesis sostiene que nuestra percepción subjetiva del tiempo está directamente relacionada con la duración de nuestra vida. Por ejemplo, para un niño de 10 años, un año representa el 10 por ciento de toda su vida, mientras que para una persona de 50 años, un año representa solo el 2 por ciento. Cuantos más recuerdos llevemos, menos único nos parecerá cada instante, y menos conscientes seremos del paso del tiempo.
Otra teoría más se basa en metrónomos neurales, células cerebrales que disparan a frecuencias constantes independientemente de lo que suceda en su entorno. Esta hipótesis explica que de la misma manera que el ritmo cardíaco se ralentiza a medida que envejecemos, el marcapasos en el cerebro de una persona también se ralentiza, reduciendo el número de experiencias conscientes que tenemos en una determinada unidad de tiempo.
¿Cómo debemos emplear nuestro tiempo?
Con la certeza de que el tiempo subjetiva y/u objetivamente pasa más rápido, surge naturalmente la pregunta de cómo usarlo sabiamente.
Desde el principio de los tiempos, los seres humanos han reflexionado sobre el significado de la vida y se han esforzado por encontrar la realización. Es difícil negar que dedicar tiempo a asuntos significativos, incluso si pasa en un abrir y cerrar de ojos, nunca se lamenta.
Por el contrario, quienes viven una vida llena de preocupaciones y deseos, pueden sentir que el tiempo siempre corre en su contra, mientras que la satisfacción con su presente y con toda su existencia, puede ser imposible de lograr.
Aunque nuestro destino puede seguir siendo un misterio eterno durante nuestro tiempo en la Tierra, haríamos bien en prestar atención a la guía que los sabios y los seres iluminados han impartido a la humanidad durante milenios: una vida justa y moral, por larga que sea, es una vida bien empleada.