Fuente: La Derecha Diario
Este martes 1ro de agosto entró en efecto en Estados Unidos la prohibición total de fabricación y venta de bombitas de luz incandescentes, las más vendidas en los últimos 150 años en todo el mundo y que al día de hoy ilumina las casas del 60% de los estadounidenses.
En la lámpara incandescente, un conductor eléctrico, generalmente de tungsteno, se calienta mediante una corriente eléctrica hasta ponerlo al rojo blanco, lo cual provoca iluminación. Esta sigue siendo al día de hoy la manera más barata para iluminar cualquier ambiente.
Sin embargo, con el afán de reducir el consumo eléctrico para combatir el cambio climático, el presidente Joe Biden ha firmado un decreto la semana pasada, que prohíbe este producto, por lo que los estadounidenses solo podrán comprar luces LED, que son más caras.
Los diodos emisores de la bombita LED consume significativamente menos energía que las bombitas incandescentes, y tienen una duración mayor, entre 25 y 50 veces más tiempo, aunque la duración de la lamparita clásica está fijada por los productores, y en realidad tiene una vida útil larguísima.
Las luces LED duran más tiempo y consumen menos, por lo que al largo plazo es sin duda la opción económicamente más viable. Sin embargo, tiene un precio considerablemente mayor, y para las clases más bajas tiene un valor de entrada, o de corto plazo, que no siempre pueden costear.
Como ocurre en cualquier economía libre del mundo, el consumidor tenía la opción de elegir entre una bombita más barata pero que consumiera más a la larga, o una más cara que consumiera menos. Ahora, Biden le ha quitado esa opción a los estadounidenses.
Medida inconstitucional
El camino que llevó a esta decisión sin precedentes comenzó en 2007 cuando se aprobó la Ley de Seguridad e Independencia Energética. Dicha ley establecía que el Departamento de Energía debía evaluar si era necesario establecer o modificar estándares de eficiencia para bombillas.
En los años posteriroes, el DoE, por sus siglas en inglés, estableció que para cuidar el medio ambiente, se debía establecer un estándar mínimo de eficiencia energética para bombillas de 45 lúmenes por vatio, la cual es imposible de cumplir por bombitas de luz incandescentes de tungsteno.
La ley de 2007 solamente facultaba al Gobierno a determinar este parámetro pero la prohibición de las luces que no cumplan ese estándar debía ser tratada en el Congreso para el 1ro de enero del 2017. Sin embargo, los republicanos evitaron que Obama apruebe dicha legislación y cuando esa fecha llegó, el entonces presidente Donald Trump, que llevaba tan solo unos días en la Casa Blanca, resolvió descartar el asunto.
Sin embargo, recientemente, la administración de Biden retomó el tema, y en abril de 2022, el mandatario demócrata emitió por decreto la prohibición de cualquier producto que emita luz con una eficiencia menor a 45 lúmenes por vatio.
La orden fue firmada en julio y se estableció como fecha de corte este 1ro de agosto. Los republicanos en el Congreso se quejaron de que la medida no corresponde al Poder Ejecutivo, si no que este tipo de políticas son exclusivas del Poder Legislativo.
Según el gobierno demócrata, la ley firmada en 2007 faculta al Departamento de Energía para establecer cualquier tipo de estándar que de facto prohíbe la fabricación y venta de productos que no cumplen ese estándar, lo cual presenta una grave inconstitucionalidad.
Pero hasta que nadie denuncie esta medida y la situación llegue a la Corte Suprema, el decreto de Biden regirá. De hecho, en diciembre del año pasado, el Departamento de Energío inició el proceso para aumentar el estándar de eficiencia energética para las bombillas a más de 120 lúmenes por vatio, lo cual llevaría a la prohibición de prácticamente todas las bombitas de luz excepto la que producen las grandes empresas como Acuity, General Electric, o Phillips.
El DOE predice que se necesitarán US$ 3.000 millones de dólares menos por año en facturas de servicios públicos de luz a partir de esta prohibición, y que las reglas reduzcan las emisiones de carbono en 222 millones de toneladas métricas, una cantidad equivalente a las emisiones generadas por 28 millones de hogares en un año.
Sin embargo, el Gobierno no mencionó el costo adicional que requerirá comprar una bombita. El costo promedio de una bombita de luz LED se acerca a los 7 dólares cada una, mientras que las bombitas de luz incandescente generalmente cuestan alrededor de 2 dólares cada una.
Según el propio DOE, cada hogar estadounidense tiene un promedio de 67 bombitas de luz por casa, por lo que si esos 28 millones de hogares cambiaran todas sus bombitas de luz a lamparas LED, esto tendría un costo adicional de US$ 9.380 millones de dólares, que tardaría más de 3 años en amortizarse en facturas de luz más bajas.