Traducido de ZeroHedge por TierraPura.org
El problema de Argentina no es Milei.
El Banco Central de Argentina no tiene que devaluar el peso por la victoria de Javier Milei en las primarias.
El Banco Central de Argentina y el gobierno peronista llevan años devaluando el peso y hundiendo la moneda. Debe devaluar porque el banco central se ha quedado sin reservas.
Argentina no se enfrenta a una amenaza “antisistema” o de “ultraderecha”. Ya tienen un gobierno de extrema izquierda y antisistema.
Las políticas monetarias y fiscales extractivas y confiscatorias del Socialismo del Siglo XXI abanderadas por la peronista Fernández de Kirchner .
La llamada política monetaria “Inclusiva”, como la denominó Axel Kicilloff , exministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner.
La política peronista de máximo intervencionismo y de irresponsabilidad fiscal y monetaria ha destruido a la Argentina y ha dejado sin reservas al banco central.
El peso ha perdido más del 90% de su valor frente al dólar estadounidense desde que asumió Alberto Fernández, y la inflación en Argentina ya supera el 110% anualizado, con el 39% de la población viviendo en la pobreza.
En los años de los gobiernos del “Socialismo del Siglo XXI” de Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, un aumento completamente descontrolado de la base monetaria arrasó con la moneda local. El gobierno de centroderecha de Macri, que asumió brevemente entre Kirchner y Fernández, cometió el error de pensar que medidas graduales y blandas podrían frenar la espiral inflacionaria, sobre todo porque no consideró la evidencia de la bomba de relojería dejada por Fernández de Kirchner en compromisos futuros de emisión monetaria vía deuda de corto plazo a tasas muy altas acumulada en el banco central (Leliq, Lebac y Pases). Esta deuda remunerada del banco central creció en 22 mil millones de dólares equivalentes durante los años de Cristina Fernández de Kirchner. El gobierno de Macri lo redujo en $26 mil millones. Estas emisiones de deuda “remunerada” del banco central son aumentos futuros de la base monetaria e inflación garantizada.
El gobierno de Alberto Fernández ha dejado una bomba de relojería de Leliq y Pases que superan el 12% del PIB. Así, se garantiza una gigantesca devaluación del peso ya que los pasivos del banco central superan varias veces sus reservas. Por eso el banco central debe devaluar.
Según datos publicados por el Banco Central de la República Argentina en agosto de 2023, Argentina ha realizado el mayor experimento monetario de la región, solo superado por Venezuela. La Base Monetaria aumentó 46,2% anual, 117,2% en dos años y 172% en tres años. Sin embargo, la base monetaria, incluidos los depósitos y la mencionada Leliq, se ha disparado un 392,6% en tres años. Este desastre es el legado que dejó el gobierno de Fernández.
El peronismo abrazó el “socialismo del siglo XXI” e implementó los más dañinos “cepo cambiario” que drenan las reservas de los sectores exportadores y los obligan a convertir sus dólares a tipos de cambio ficticios. Se trata de un robo de Estado que ha destruido la entrada de nuevas reservas al país. En lugar de maximizar las reservas, esta política detuvo el crecimiento de las exportaciones.
Con la reciente creación del llamado “dólar soja”, una tasa artificial para que los productores agrícolas liquiden sus divisas, en Argentina existen más de diez tipos de cambio.
¿Cómo puede un país tener diez tipos de cambio frente a una moneda? La respuesta es simple. Todos esos tipos de cambio impuestos por el gobierno son formas de expropiación de la riqueza para confiscar los dólares de los exportadores y ciudadanos a una tasa poco realista.
El gobierno expropia a los receptores de dólares estadounidenses con un cambio contra el peso que el propio gobierno no encontraría en ninguna transacción en el mercado abierto.
Esta locura monetaria financia un gasto político descontrolado, ya que el Estado argentino no puede financiarse con deuda porque no hay confianza en su solvencia como emisor ya que ha incumplido en varias ocasiones.
No existe una demanda real local o mundial de pesos, ya que los inversionistas y los ciudadanos saben que el gobierno seguirá imprimiendo moneda sin control.
En Argentina, en el 57% de las provincias, el empleo estatal es mayor que el privado. El Estado aumenta el gasto público más que la recaudación de impuestos y la inflación, lo financia imprimiendo más pesos, lo que genera más pobreza y mayor inflación. En tanto, la tributación implementada por los gobiernos peronistas es una de las más confiscatorias de la región, alcanzando el 106% de sus utilidades para una Pequeña y Mediana Empresa que paga todos sus impuestos, según el informe Doing Business.
Así, el gobierno promete enormes subsidios en una moneda que pierde valor constantemente y se presenta como la solución al problema creado por sus propias políticas fiscales y monetarias. El peronismo “regala” dinero que se imprime masivamente y no tiene valor. El resultado, dieciocho millones de ciudadanos pobres.
Muchos grandes economistas argentinos han analizado en detalle la importancia de dolarizar para acabar con esta espiral de incentivos perversos que lleva al gobierno a hacer más dependiente a los ciudadanos emitiendo una moneda sin valor ni demanda. Desde Nicolás Cachanosky hasta Steve Hanke y tantos otros, nos recuerdan que Ecuador, Panamá o El Salvador dolarizaron con éxito.
El problema de Argentina no es la dolarización, sino la evidencia de que tienen una moneda inviable y fallida. Argentina ya está dolarizada en gran parte porque los ciudadanos están huyendo de la moneda local.
¿Por qué el peso es una moneda sin valor?
Porque el gobierno y el banco central han venido implementando su propia Teoría Monetaria Moderna bajo la idea de que los problemas del país se pueden solucionar emitiendo más moneda. Después de años de destrucción monetaria, la demanda mundial y nacional del peso se encuentra en mínimos históricos.
El peso es, nuevamente en 2023, una de las peores monedas del mundo frente al dólar estadounidense, mientras que el aumento en la base monetaria del banco central de Argentina es un loco 46% en lo que va del año. Y algunas personas se preguntan por qué la inflación supera el 100%.
No, la Argentina no se enfrenta a un abismo si Milei llega a la presidencia. Argentina, un país rico con un enorme potencial, ya está en el abismo.
Al igual que el chavismo en Venezuela, los gobiernos peronistas han destruido la moneda y el tejido productivo para impulsar el gasto político y convertir al país en un baldío económico donde se confiscan los salarios y ahorros de los ciudadanos a través de altos impuestos directos e indirectos y el impuesto inflacionario. .
Milei quiere acabar con esta locura monetaria y fiscal con políticas que no son radicales sino lógicas. Detengan la loca monetización del gasto público, pongan fin a las peligrosas medidas inflacionarias del banco central, dolaricen, reduzcan el gasto político excesivo, reduzcan los impuestos, abran la economía y permitan que el libre comercio y la inversión regresen a Argentina.
Algo anda muy mal en el mundo desarrollado cuando algunos consideran a Milei una radical peligrosa y nada dicen del radicalismo implementado en los años Fernández-Kirchner.
Argentina debe implementar políticas fiscales y monetarias serias para alcanzar su enorme potencial. Las propuestas de Milei no son antisistema, son pro-lógicas.
El problema de Argentina no es Milei. El problema es que han implementado punto por punto las políticas fiscales y monetarias que exigen muchos partidos llamados “progresistas”.