Por Mamela Fiallo Flor – La Gaceta de la Iberosfera

La inclusión es una de las palabras claves de quienes ostentan ser progresistas. Sin embargo, no aplica para las personas con malformaciones. Sobre todo si están en el vientre materno. En ese caso las feministas ecuatorianas pretenden imponer abiertamente la eugenesia. Por años han intentado legalizar poner fin a esas vidas antes de nacer. Pero una vez tras otra el Poder Legislativo no lo ha admitido y un expresidente lo ha vetado, entonces ahora recurren a la Corte Constitucional.

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua, se entiende como «eugenesia» el “estudio y aplicación de las leyes biológicas de la herencia orientados al perfeccionamiento de la especie humana”.

Esto encaja con lo que proponen dichas feministas: eliminar al imperfecto. La agenda eugenésica ha ido de la mano con el feminismo y la industria del aborto desde sus bases. Margaret Sanger, fundadora de Planned Parenthood, era abiertamente eugenésica.

Tal es así que hasta la fecha las clínicas están ubicadas en zonas de población predominantemente negra e hispana. Por eso, aunque la población negra es el 12 % de la población de EEUU, en ella recae un tercio de los abortos. Más de 20 millones de personas este grupo racial han sido eliminadas. Esto al punto de que estadísticamente el lugar más peligroso para un negro en EEUU es el vientre de su madre. En Nueva York, por ejemplo, ha habido años en donde los abortos superaron a los nacimientos.

Asimismo, en Ecuador intentaron aprobar una ley que permitiría abortar por 6 semanas a criaturas de madres negras, indígenas o campesinas. Pero dicha cláusula fue vetada por el presidente Guillermo Lasso por romper el principio de igualdad.

Ahora, fieles a la agenda globalista, organizaciones feministas apelaron a las recomendaciones de las Naciones Unidas para despenalizar el aborto. Una de las causales es cuando el feto presuntamente tiene malformaciones fatales que comprometan su vida. Así lo anunció una de las organizaciones feministas, la Fundación Desafío, por medio de su presidente Virginia Gómez de la Torre.

Y no termina ahí. El feminismo, que supuestamente lucha por los derechos de las mujeres, extiende la causa del aborto a «hombres trans» y personas «no binarias». No las menciona como personas con capacidad de gestar sino directamente de abortar.

La misma Corte Constitucional está cediendo ante la presión de estos grupos. Incluso contra sus propias recomendaciones. Pues la Corte Constitucional despenalizó el aborto en caso de violación. Y exigió a la Asamblea Nacional crear una ley que lo regule. Los legisladores lo hicieron y el presidente Guillermo Lasso emitió un veto parcial que eliminó los términos ideológicos. Este respetaba la objeción de consciencia, exigía una denuncia contra el violador, permitía a los médicos ofrecer a las mujeres otras opciones, como la adopción.

No es un dato menor que la misma Corte Constitucional que pretende despenalizar el aborto bajo una nueva causal también bajó la edad de consentimiento sexual y negó el pedido de crear un registro de violadores.

El activismo judicial es la herramienta a nivel regional para lograrlo, ya que la vida está protegida a nivel constitucional. Además, salvo Cuba, todas las naciones americanas son firmantes del Pacto de San José: La Convención Americana sobre Derechos Humanos. Esto lo garantiza en el plano continental.

Uno a uno, el cabildeo de las naciones iberoamericanas apela a las cortes para atentar contra el derecho natural. Sucedió en México, Colombia, Ecuador y al momento están intentando lograrlo en Brasil. Pero deberán enfrentarse a un Poder Legislativo mayoritariamente pro Bolsonaro que les hace la contra.

Para comprender qué sucede cuando se aprueban normas así a nivel de las cortes, La Gaceta de la Iberosfera se comunicó con Luz Ivonne Ream, orientadora matrimonial que dio a luz en los EEUU. Meses antes, el médico le dio la «opción» de abortar a su hijo dado que presuntamente tendría Síndrome de Down. Ella le preguntó al médico cuan probable era que pudiese estar equivocado. Él contestó que el margen de error era amplio. No obstante, por ley tenía que darle la opción de abortar a la mujer. Ya que en Texas solo podía abortar hasta el cuarto mes, si decidía hacerlo luego, debía derivarla.

Ella se negó. Y resulta que su hijo nació sin un cromosoma adicional. Pero, para más señas, Patrick Ream se graduó Cum Laude de ingeniero aeroespecial. Ahora trabaja para la NASA y es enérgicamente provida. Pues su testimonio demuestra la falibilidad de los médicos y cómo, cuando la ley lo permite y la corte lo exige, en lugar de salvar vidas los médicos ofrecen la posibilidad de ponerle fin en el vientre materno.

Desde la sátira, los proaborto se burlan del «feto ingeniero», negando la posibilidad de que quien nació en la adversidad pueda superarse. En este caso no solo no fue un niño con discapacidad, como advertían los médicos, sino que este ingeniero literalmente llegará a las estrellas.

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