Fuente: La Prensa

Exponer los graves peligros de los procedimientos médicos por los cuales se mutila a niños y adolescentes con disforia de género fue uno de los principales objetivos que llevó al Colegio Americano de Pediatras (ACPeds, por sus siglas en inglés) a lanzar recientemente la iniciativa ‘Integridad Biológica’.
Los médicos detrás de este proyecto desarrollaron diversos recursos informativos, que están disponibles online, para ayudar a padres, adolescentes, profesionales de la salud, escuelas y responsables políticos a entender la ciencia detrás de la disforia de género y encontrar soluciones más “positivas” que dañar a los menores con intervenciones relacionadas con el género.
El Colegio Americano de Pediatras es una asociación médica estadounidense que nuclea a más de 600 miembros especializados en el cuidado y bienestar de los niños. Según se detalla en su sitio web, la organización se fundó específicamente para influir de manera positiva en la crianza de los niños, utilizando la mejor evidencia científica disponible, y para permanecer ajena a “los pronunciamientos del momento, impulsados políticamente”.
Respecto del término “integridad biológica”, la entidad lo define como “vivir como el yo biológico y natural de uno mismo” en mente y cuerpo.
Los recursos de la Iniciativa incluyen los últimos estudios publicados y datos relacionados con el desarrollo infantil, la disforia de género y la salud mental, además de los perjuicios que provocan las intervenciones quirúrgicas y farmacológicas de género.
El material, que por el momento se encuentra disponible sólo en inglés, incluye hojas informativas, videos, un mapa de la legislación estatal actual (en Estados Unidos) y formas de ponerse en contacto con médicos y terapeutas de aquel país, que comparten este objetivo de preservar a los niños de potenciales daños ante un mal manejo de la disforia de género.
“La presión masiva que estamos viendo para que los niños se conviertan en el objetivo de medicamentos y cirugías experimentales que alteran sus vidas es de naturaleza ideológica, directamente opuesta a la realidad biológica, antitética a la buena práctica médica y profundamente perturbadora para los médicos que han dedicado sus vidas al cuidado ético y compasivo de sus pacientes más vulnerables: los niños”, sentenció el doctor Michael Artigues, presidente del ACPeds.
En ese sentido, la organización alerta que los bloqueadores de la pubertad y los tratamientos hormonales en niños pueden asociarse, entre otros perjuicios, a un “mayor riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV), diabetes, coágulos sanguíneos y cánceres a lo largo de su vida.

Experimental y peligroso


El Colegio Americano de Pediatras también señala que el Colegio Australiano de Médicos, el Real Colegio de Médicos Generales del Reino Unido y el Consejo Nacional Sueco de Ética Médica han determinado que estos procedimientos en niños son “experimentales y peligrosos”.
La hoja informativa del ACPeds sobre “Disforia de género y transexualidad” presenta otro hallazgo clave que muestra que hasta el 88% de las niñas y el 98% de los niños con disforia de género “desistirán (de someterse a procedimientos para cambiar de sexo) si se afirma su integridad biológica”. Los datos también muestran que “los adolescentes pueden abrazar sus cuerpos sólo a través del asesoramiento cuando éste se dirige a los problemas psicológicos subyacentes”.
Asimismo, el Colegio Americano de Pediatras adelantó que los médicos que integran la organización aumentarán los testimonios sobre la disforia de género, comenzarán a publicar más investigaciones sobre el tema y capacitarán a más profesionales de la salud para hablar públicamente sobre el tema, utilizando las últimas pruebas científicas.
La “industria de la cirugía de género” en Estados Unidos estaba valorada en 1.900 millones de dólares en 2021, se estimaba que sería de 2.100 millones en 2022, y se espera que crezca hasta los 5.000 millones en 2030. “Mientras la comunidad médica estadounidense ve beneficios récord en la mutilación irreversible de niños y adultos, el asesoramiento terapéutico se ignora en gran medida como tratamiento alternativo a la disforia de género”, advirtieron.
El psiquiatra sueco Christopher Gillberg afirmó que la transición pediátrica es “posiblemente uno de los mayores escándalos de la historia de la medicina” y pidió “una moratoria inmediata del uso de fármacos bloqueadores de la pubertad por sus desconocidos efectos a largo plazo”.
Al respecto, el Colegio Americano de Pediatras enfatiza que no hay pruebas de que las intervenciones transgénero sean seguras para los niños. “No existe ni un solo estudio a largo plazo que demuestre la seguridad o eficacia de los bloqueadores de la pubertad, las hormonas transgénero y las cirugías para jóvenes transgénero. Esto significa que la transición de los jóvenes es experimental y, por lo tanto, los padres no pueden dar su consentimiento informado ni los menores su asentimiento para estas intervenciones. Además, la mejor evidencia a largo plazo que tenemos entre los adultos muestra que la intervención médica no consigue reducir el suicidio”, puntualiza.
Asimismo, pone de manifiesto que los bloqueadores de la pubertad pueden causar depresión y otros trastornos emocionales relacionados con el suicidio. De hecho, el prospecto del bloqueador de la pubertad número uno recetado en Estados Unidos enumera la “inestabilidad emocional” como efecto secundario y advierte a los prescriptores que “vigilen el desarrollo o empeoramiento de síntomas psiquiátricos durante el tratamiento”.
Del mismo modo, al hablar de un ensayo experimental de bloqueadores de la pubertad en el Reino Unido, el profesor de la Universidad de Oxford Michael Biggs escribió: “No hubo diferencias estadísticamente significativas en el funcionamiento psicosocial entre el grupo que recibió bloqueadores y el grupo que sólo recibió apoyo psicológico”. Además, hay pruebas no publicadas de que, tras un año de tratamiento (con bloqueadores de la pubertad), los niños se autolesionaban más, y las niñas también experimentaban más problemas conductuales y emocionales y expresaban una mayor insatisfacción con su cuerpo, así que los bloqueadores de la pubertad exacerbaron la disforia de género”.

Daños permanentes


El uso temporal del bloqueador de la pubertad más utilizado también se ha asociado y puede ser la causa de muchos efectos secundarios permanentes graves, como osteoporosis, trastornos del estado de ánimo, convulsiones, deterioro cognitivo y, cuando se combina con hormonas cruzadas, esterilidad, remarca el Colegio Americano de Pediatras
También apunta que las hormonas mixtas (testosterona en las mujeres y estrógenos en los hombres) pueden alterar la salud mental. “Las mujeres que se identifican como hombres reciben suficiente testosterona para elevar sus niveles entre 10 y 40 veces por encima del rango de referencia femenino. Estudios anteriores han documentado múltiples problemas psiquiátricos con dosis elevadas similares de esteroides anabolizantes como la testosterona, de tal forma que el 23% de los sujetos cumplían los criterios DSM para un síndrome del estado de ánimo grave, como manía, hipomanía y depresión grave, y entre el 3,4 y el 12% desarrollaron síntomas psicóticos”, indica el organismo que nuclea a los pediatras.
“El estrógeno también influye en el estado de ánimo de forma compleja. Las mujeres posmenopáusicas tratadas con estrógenos a menudo experimentan ansiedad grave a pesar de recibir dosis fisiológicas de la hormona. A los hombres que se identifican como mujeres se les administran dosis suprafisiológicas de estrógenos; teóricamente, esto tiene el potencial de empeorar tanto la depresión como la ansiedad”, añade.
Además de los efectos nocivos de los bloqueadores de la pubertad, las hormonas transgénero aumentan el riesgo de infartos, derrames cerebrales, diabetes, coágulos sanguíneos y cánceres a lo largo de la vida. “Si a esto añadimos el hecho de que a las niñas físicamente sanas que creen en la transexualidad se les practican mastectomías dobles a los 13 años e histerectomías a los 16, mientras que a sus homólogos masculinos se les remite a castración quirúrgica y penectomías a los 16 y 17, respectivamente, queda claro que afirmar la transición en los niños consiste en mutilar y esterilizar a jóvenes con problemas emocionales”, finaliza el Colegio Americano de Pediatras. 

Armas para la batalla 


Como es evidente, la iniciativa de este amplio grupo de pediatras se destaca por brindar a los distintos actores de la sociedad armas concretas con las cuales librar esta batalla que vivimos contra la ideología transgénero.
Es así que en el sitio web de “Integridad Biológica”, los padres encontrarán respuestas a preguntas tales como: ¿Pueden los padres educar a sus hijos para que acepten su cuerpo y su personalidad única?, ¿Qué puedo hacer para afirmar el sexo de mi hijo pequeño?, ¿Cómo puedo encontrar un pediatra que respete la integridad biológica de mis hijos?, ¿Cómo puedo proteger a mis hijos contra la ideología de género en la escuela?, entre otras.
Del mismo modo, a los adolescentes que están pensando en someterse a una “transición de género” los invita a tener en cuenta las respuestas a una serie de interrogantes clave como: ¿Me sentiré mejor?, ¿Estaré seguro?, ¿Estaré sano?, ¿Estoy preparado para ser estéril?, ¿Estoy preparado para ser un paciente médico de por vida?
Los especialistas del Colegio Americano de Pediatras brindan también material de guía y apoyo a maestras, administradores de escuelas, médicos y funcionarios públicos.
Iniciativas como estas son tanto más valoradas porque van en contra de las presiones ideológicas y económicas de las que hoy resulta difícil sustraerse. Pero, sin dudas, es hora de que un proyecto semejante se replique en nuestro país por el bien de nuestros niños y de la sociedad toda.

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