Por Jing Yuan – Minghui.org
Yanzi fue el primer ministro del Estado de Qi durante el Período de los Estados Combatientes de China (475-221 a.C.). El libro “Los Registros de Yanzi” cuenta acerca de su “charla directa” con los duques de Qi, lo que inspiró a estos para hacer lo correcto.
“Yanzi era bien educado, bien leído, y sabía mucho acerca de los eventos históricos y contemporáneos. Sirvió a tres gobernantes de Qi. Él practicaba y abogaba por una conducta ética y austera por parte del rey y sus más altos funcionarios. Era extremadamente leal, y siempre daba a los gobernantes sugerencias que beneficiaban al estado y a su gente, a pesar de que las ideas no siempre eran del agrado del duque. Con su ayuda, los duques gobernaban apropiadamente, y la gente los seguía con respeto y afecto”, dice el libro.
Diferenciar el bien del mal en todo momento
Cuando Yanzi observó que el duque de Qi (título que se le daba al soberano del Estado de Qi), tenía un estilo de vida lujoso, entonces Yanzi usó su propio estilo de vida frugal como un ejemplo para convencer al duque de no desperdiciar recursos. Yanzi le dijo: “Ser ahorrativo es una cualidad esencial de un monarca y el componente principal de la moralidad”.
Yanzi trataba los asuntos del estado de forma imparcial y nunca aceptó regalos, ya sea una parcela de tierra, una casa, un carruaje o ropas. Rechazó todos esos. Comía poco, generalmente granos y verduras, y vestía ropas negras de diseños simples. Conducía un carruaje de baja calidad cuando iba a la corte y vivía en una residencia humilde, una antigua casa pequeña, cerca del ruidoso mercado, que heredó de su familia.
Cuando Qi Jing Gong (duque Jing de Qi) llegó a ser rey, estuvo dispuesto a escuchar y seguir el consejo de Yanzi y de otros funcionarios competentes y rectos. Como resultado de ello, en tan solo unos pocos años, el Estado de Qi pasó de ser un estado caótico a ser uno bien gobernado.
Sin embargo, el duque Jing comenzó a disfrutar de los lujos, construyó un palacio extravagante, aumentó los impuestos y decretó leyes estrictas y castigos crueles. Yanzi intentó por todos los medios posibles persuadirlo para ajustar los altos impuestos y las leyes estrictas.
Yanzi utilizó diferentes ángulos para razonar con el duque y explicar por qué debería bajar los impuestos. Él dijo: “Un gobernante justo recompensará a los buenos y eliminará los problemas de la gente. Él amará a su pueblo como a sus propios hijos, los abrigará como el cielo y los armonizará como la tierra”.
Señaló que los gobernantes deben tener consideración por las personas para que estas puedan vivir en paz y prosperidad. Ellos no deben apoyarse en leyes y castigos severos para mantener la estabilidad social. Sino que deben gobernar con benevolencia y virtud, y enseñar a la gente acerca de la ética, la etiqueta y el protocolo, para que así obedezcan las leyes. De esta manera no habrá una gran cantidad de pleitos, y la estabilidad y armonía surgirán de manera natural.
El duque Jing planeaba atacar el vecino Estado de Lu. Yanzi creía que ellos debían mantener una relación pacífica con los reinos vecinos, y no involucrarse despreocupadamente en guerras.
Le aconsejó al duque: “Por favor, trate al Estado de Lu con cortesía con el fin de eliminar viejos agravios y demostrar su virtud”. El duque siguió su consejo y decidió no atacar el Estado de Lu.
El Duque Jing le preguntó una vez a Yanzi si podía gobernar otros estados tal como su legendario antepasado el duque Huan.
Yanzi respondió: “La razón por la que el duque Huan disfrutó de esos grandes logros fue porque amaba a su pueblo. Él siempre mantuvo los intereses del pueblo en mente y gobernó con integridad. No impuso fuertes impuestos para satisfacer su propio deseo de riqueza. No esclavizó a la gente para que le construyan palacios. Su estado fue gobernado por funcionarios honestos y justos. Mi señor se relaciona con gente mala y se ha distanciado de la gente buena. Sus personas viven en la miseria y la pobreza. ¿Cómo puede aspirar a alcanzar los logros del duque Huan?”.
Después de esta conversación el duque Jing Gong mejoró su comportamiento.
En otra oportunidad el duque Jing le preguntó a Yanzi: “¿Cuál debería ser la preocupación principal de los gobernantes?”.
Yanzi respondió: “Debería preocuparse si no puede diferenciar entre el bien y el mal”.
El duque Jing le preguntó cómo podía lograr eso.
Yanzi dijo: “Tiene que elegir con prudencia a las personas que lo rodean. Si las personas que lo rodean son todas rectas y amables, entonces los funcionarios estatales harán bien su trabajo, y usted, naturalmente, será capaz de diferenciar el bien del mal”.
Yanzi también le dijo: “[Cuando se trata de gobernar un estado], la mejor idea es cuidar de su gente; la mejor acción es hacer que su gente esté feliz; la peor idea es tratar a su pueblo con dureza. La peor acción es hacer algo que corrompa los valores morales”.
Si una persona está rodeada de gente de mala fe, entonces esa persona no recibirá sugerencias apropiadas. Es como si los ojos y oídos de esa persona estuvieran tapados, y ellos no pudieran ver la verdad. Eso los pondría en una situación muy peligrosa. De igual manera, si la gente de la sociedad quiere mejorar sus valores morales y reducir las malas acciones, necesitan estar cerca de sus maestros y mantener alejada a la gente mala.
Persuadiendo al duque para que muestre preocupación por la gente que pasa hambre
En una oportunidad llovió durante 17 días seguidos e inundó las casas del estado de Qi. Había escasez de alimentos, y hacía mucho frío. Muchas personas fueron evacuadas y estaban hambrientas. Sin embargo, en lugar de enviar personas y recursos para ayudarlos, el duque Jing continuó dándose sus gustos, disfrutando diariamente de espléndidas comidas y bebiendo durante todo el día.
Yanzi estaba muy preocupado por las personas evacuadas. Le pidió repetidamente al duque Jing que libere el mijo almacenado para la gente. El duque se negó.
Yanzi luego dio sus propios granos a las personas afectadas por la inundación. También les dio sus propias herramientas e hizo todo lo posible para ayudarlos.
Luego fue hasta el palacio y le dijo al duque Jing: “Ha estado lloviendo durante 17 días. Cada ciudad tiene docenas de casas derrumbadas. Cada pueblo tiene varias familias muertas de hambre. Los ancianos, los enfermos, las mujeres y los jóvenes ya se encontraban en una situación desesperada, no teniendo suficiente comida ni suficiente ropa para mantener el calor. Ahora ni siquiera tienen un techo sobre sus cabezas. Están desesperados y necesitan ayuda inmediata.
“Pero mi señor, usted no tuvo ninguna compasión, se negó a ayudarlos y continuó divirtiéndose bebiendo y desperdiciando comida”.
“En su palacio, los caballos comen los mismos alimentos que los seres humanos, y los perros son alimentados con cordero y ternera. Sus esposas y concubinas disfrutan de los lujos más finos. ¿No cree que es demasiado generoso con sus caballos, perros y esposas, pero demasiado duro con su gente?”.
“Por favor, pregúntese esto, mientras su reino está lleno de empobrecidas víctimas que sufren de hambre y de frío, y están tan desesperadas porque no tienen un lugar donde pedir ayuda, ¿cómo puede ser que el rey todavía esté de humor como para emborracharse y divertirse? Nosotros, los funcionarios estamos a sus órdenes. Es nuestro trabajo discutir los asuntos de Estado con usted, para ayudarle a tomar las decisiones correctas que resulten beneficiosas para el estado y su gente”.
“La gente está empobrecida, se está muriendo de hambre y frío, ¡y no tienen a quién recurrir! Pero su señor está haciendo la vista gorda ante su situación desesperada. ¡Yo no he hecho bien mi trabajo! ¡He pecado!”.
Yanzi solicitó entonces al duque Jing que aprobara su renuncia, y se fue.
El duque estaba avergonzado de sí mismo después de escuchar el sincero discurso de Yanzi. Corrió tras Yanzi, para pedirle que permaneciera en su puesto de trabajo.
Como seguía lloviendo, y la carretera estaba bastante resbaladiza, no llegó a alcanzar a Yanzi. Entonces le dijo a sus sirvientes que le preparen su carruaje y se fue en su carruaje hacia la casa de Yanzi. Vio a Yanzi dando sus granos y arroz a la gente. Las herramientas que le había prestado a las víctimas todavía estaban en el suelo, y Yanzi había salido de su casa.
El duque Jing corrió y finalmente se encontró con Yanzi.
“Estaba equivocado. Usted decidió no ser más mi colaborador. Puede que no sea digno de su ayuda, pero por favor, piense en el pueblo. Por favor, quédese a mi lado. Estoy dispuesto a dar comida y otros bienes que hay en mi palacio a la gente. Usted puede decidir cuánto”, el duque jadeó.
Cuando regresó a su puesto, Yanzi inmediatamente envió funcionarios a visitar a las personas evacuadas para que les repartan alimentos. El duque Jing también instó a sus ministros a que ayuden con la recuperación del desastre. Redujo el número de platos que comía en cada comida y dejó de beber alcohol. Ordenó que no se alimente más a sus caballos con mijo, y que no se alimente más a sus perros con gachas de carne. También redujo la cantidad de regalos dados a sus esposas y concubinas favoritas.
La lluvia finalmente se detuvo. Todo el estado de Qi, desde el monarca hasta sus ministros y el pueblo, trabajaron juntos para superar el desastre.
La Doctrina del Justo Medio de Confucio afirma: “El conocimiento, la benevolencia y el coraje son las virtudes universales obligatorias”. Además de la sabiduría y la bondad, una persona de gran valor moral también tiene que tener coraje, tal y como lo demostró Yanzi.
(Continuará)