Por Joaquin Nuñez – voz.us

Sergio Massa y Javier Milei se disputarán la presidencia de Argentina el próximo domingo 19 de noviembre. Luego de ser los dos candidatos más votados en las generales de octubre, el actual ministro de Economía y el libertario avanzaron a una segunda vuelta en la que se enfrentarán mano a mano.

A pesar de que este escenario era el esperado por muchos encuestadores, sorprendió que Massa, siendo el titular de una administración que ostenta un 42 % de pobreza y un 849 % de inflación acumulada desde el 10 de diciembre del 2019, fuera la opción más votada con el 36 % de los votos, siete puntos arriba del 29 % de Milei.

¿Cómo se llegó a esta situación? Según informó Voz Media en su momento, pese a que la mayoría de las encuestadoras ubicaban al libertario coqueteando con una victoria en la primera vuelta, el resultado podía explicarse por tres logros de la campaña de Massa: la recuperación de los votos perdidos en las provincias del norte y en la Provincia de Buenos Aires (distrito más poblado del país), asustar a la población sobre las propuestas de Milei y llevar adelante el “plan platita“, el cual consistió en implementar en una serie de medidas beneficiosas en el corto plazo para la clase media y los sectores más vulnerables.

En cuanto a este último punto, el objetivo fue ponerle dinero en el bolsillo a la gente para que pueda aumentar así el consumo, porque, según lo describió el popular analista Jaime Durán Barba, “la economía del país significa que quiero darle un helado a mi hijo cuando le llevo al parque”.

En otras palabras, Massa entregó dinero público, dinero de los contribuyentes, para aumentar sus posibilidades de triunfo en las elecciones.

El gasto público de Massa para repuntar en las elecciones

La fundación Libertad y Progreso, un think tank local, realizó un informe sobre el aumento de gasto público que el Gobierno argentino fomentó después de las primarias para impulsar la candidatura de Sergio Massa de cara a las generales, y lo compartió con Voz Media.

De acuerdo con el documento, estas fueron las principales medidas de gasto:

  1. Congelamiento del tipo de cambio oficial hasta el 15 de noviembre.
  2. Congelamiento cuotas prepagas hasta diciembre (cuando aumentarán 11,5%).
  3. Congelamiento del precio de una canasta de medicamentos hasta el 31 de octubre.
  4. Congelamiento de tarifas de servicios públicos (sin plazo).
  5. Congelamiento tarifas de colectivos, trenes y subtes (sin plazo).
  6. Se postergó la aplicación del impuesto a los combustibles hasta febrero de 2024.
  7. Prórroga del pago de aportes y de IVA para Autónomos de las cuotas de septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2023.
  8. Prórroga del pago del componente impositivo del monotributo para las categorías A, B, C y D.
  9. Refuerzo de 47.000 pesos en octubre y noviembre para trabajadores informales.
  10. Modificación del Impuesto a las Ganancias, bajando la presión tributaria directa sobre los trabajadores de mayores ingresos.
  11. Reintegro del 21 % de las compras con tarjeta de débito.
  12. Bonos discrecionales para jubilados de 37.000 pesos en septiembre, octubre y noviembre, al que se sumaron otros bonos de $15.000 y $20.000 entre octubre y noviembre.
  13. Préstamos subsidiados ANSES con tasas del 29 %.
  14. Préstamos subsidiados para monotributistas (autónomos).
  15. Bono alimentario de 40.000 pesos PAMI (obra social para jubilados que depende del Ministerio de Salud).
  16. Refuerzo Tarjeta Alimentar en dos cuotas, octubre y noviembre.
  17. Refuerzo de 20.000 pesos ($10.000 en septiembre y $10.000 en octubre) para beneficiarios del programa Potenciar Trabajo.
  18. Previaje 5: programa de preventa turística que reintegra el 50% del valor del viaje.

¿Cuál fue el costo de este paquete?

De acuerdo con Libertad y Progreso, el costo fiscal del “plan platita” alcanzó los 2,1 billones de pesos, el equivalente al 1,1% del PBI, sin contar la modificación de Ganancias a partir de 2024.

No se puede tapar el sol con las manos; el gobierno no tiene stocks para financiar el plan platita y tampoco está en una situación holgada fiscalmente. La mayor brecha entre ingresos y gastos se tiene que financiar de alguna forma, y ahí vuelve a aparecer el Banco Central, que se ha transformado en el principal financista del déficit. Es algo muy riesgoso en un contexto de inflación mensual tan alta“, expresó al respecto Eugenio Marí, economista jefe de la fundación Libertad y Progreso.

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