Fuente: Minghui.org
Cada uno de los alumnos de Confucio tenía su propia personalidad. Algunos eran modestos y predispuestos a aprender; otros eran fuertes y pendencieros; otros eran cobardes y lentos en su progresión. Sin embargo, Confucio enseñaba a cada alumno según su carácter y le ayudaba a convertirse en una persona útil y talentosa.
Ran Qiu era una persona muy talentosa. Verdaderamente deseaba mejorar sus aptitudes políticas y tener la oportunidad de ser promovido al nivel de funcionario gubernamental después de haber seguido las enseñanzas de Confucio.
Los funcionarios en la antigüedad debían comprender la poesía, la literatura, los rituales y la música y es solamente cuando tenían una buena comprensión de estos conocimientos que podían trabajar para el pueblo. Con el fin de mejorarse en estas capacidades para convertirse en un funcionario del gobierno, Ran Qiu siguió a Confucio como su profesor y estudió diligentemente toda una variedad de temas y habilidades.
Después de algún tiempo, sin embargo, Confucio descubrió que Ran Qiu se había vuelto ocioso y holgazán y ya no era propenso a comprender y discutir el propósito de los principios enseñados en clase. Por consiguiente, un día después de una clase, Confucio le preguntó la razón.
Ran Qiu dijo: “El caso no es que no me gusten los principios que usted enseña. ¡Es solamente que no tengo capacidad!”.
De hecho, Ran Qiu pensaba que los principios que Confucio enseñaba eran demasiado elevados y diferentes de lo que esperaba. Ran Qiu había imaginado que solamente aprendería de Confucio las aptitudes necesarias para convertirse en un funcionario gubernamental. Entonces, con la ayuda de la reputación de Confucio, habría tenido una posibilidad de empezar su carrera política. Pero cuando llegó a la escuela de Confucio, descubrió que los principios que enseñaba parecían muy alejados de la sociedad. Aunque los ideales eran elevados, no eran fáciles seguirlos en la práctica.
Como consecuencia, Ran Qiu se volvió holgazán y se sintió desesperado por no poder aprender más. Además, Ran Qiu también atribuía sus malos resultados en clase a la insuficiencia de sus propias aptitudes. Pensaba que, ya que no era bastante capaz, jamás sería apto para alcanzar el nivel de lo que Confucio enseñaba, así pues, ¿para qué necesitaba estudiar más?
Pero Confucio no pensaba que los malos resultados de Ran Qiu eran debidos a su falta de capacidad. Así, le dijo: “Mira a esta gente que no tiene tanta capacidad. Habitualmente, se paran y abandonan a medio trayecto. Si te fijas un límite que te impide avanzar, ¿cómo puedes tú adelantar de este modo?”
Después de entender lo que Confucio le decía, Ran Qiu sintió vergüenza y bajó la cabeza. Confucio continuó: “No deberías detenerte antes de mostrar completamente tu capacidad ni perder tan fácilmente la confianza en ti. ¡Por mucho tiempo que emplees para hacer mejor tu trabajo, descubrirás que tienes un buen potencial!”
Después de los estímulos de Confucio, Ran Qiu reencontró la confianza en si mismo y reanudó sus estudios con celo. ¡También comprendió que Confucio era realmente un buen profesor!