Fuente: Epoch Times
Por Anastasia Gubin
Las profecías han estremecido a la humanidad en los últimos siglos por sus escalofriantes vaticinios de los desastres que le esperan a este mundo. Pero lo cierto es que no todas las predicciones son catastróficas, afortunadamente algunas traen un aire de paz y esperanza que dan alivio ante tanto caos.
Ya que la mayoría de las predicciones del pintor y vidente Benjamín Solari Parravicini se han comprobado durante el siglo pasado, y lo que va de este siglo, como el terremoto y desastre nuclear en Japón, es muy probable que varias de ellas no tan evidentes estén ocurriendo ahora mismo o hayan ocurrido sin que hayan sido detectadas.
Entre las asombrosas psicografías que el profeta argentino dibujó en sus últimos años de vida, anunció la llegada de los “amarillos que se esparcen en todo el mundo en invasión de paz”.
Parravicini menciona varias veces a los “amarillos” en forma positiva, como gente que trae paz, sabiduría, salud y entendimiento.
¡Amarillos! – Amarillos sobre el mundo en invasión de paz – Amarillos en lección de entendimiento – amarillos en relaciones científicas – amarillos, en determinaciones obedientes y mandantes – luego, amarillos en el Grito y cuando el Grito sea: Amarillos enseñarán al OM y… en América será y… ¡Será!
— BENJAMÍN SOLARI PARRAVICINI (1972)
Entonces, inmediatamente uno se pregunta, ¿quienes son esos amarillos que van por el mundo en son de paz?
En el dibujo de Parravicini correspondiente a los “amarillos” se representa a un hombre de rasgos chinos indicando algo con sus manos o realizando un ejercicio.
Referente a eso, La Gran Época habló con un joven chino de la comunidad china en Prato, Italia, llamado Wu. Al preguntarle qué chinos andan por el mundo en “invasión de paz” con el color amarillo como insignia, no dudó al referirse a “Falun Dafa” o “Falun Gong”, como también se le conoce.
A los practicantes de Falun Dafa, en particular, se les identifica por el color amarillo.
Wu explicó que Falun Dafa es la disciplina de qigong más popular de China y lo practicaban unas 100 millones de personas antes que comenzara contra ella una feroz persecución del régimen comunista chino en 1999.
A pesar de los principios positivos y no políticos que pregona esta disciplina, el régimen comunista la consideró como una amenaza a su poder cuando una encuesta oficial reveló la cantidad de practicantes que la adoptaron en solo 7 años de difusión desde 1992, ya que superaba a los miembros del Partido Comunista Chino.
A partir de ese año ya no se pudo practicar de forma libre en China, pero muchos chinos en el exterior, especialmente estudiantes, la están difundiendo por el mundo, junto con los principios de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia” que engloban sus enseñanzas.
Actualmente, se los ve haciendo sus ejercicios y meditación en parques de todo el mundo, casi siempre con alguna bandera o camiseta amarilla.
Si bien el amarillo es un color representativo de la cultura espiritual china, a los practicantes de Falun Dafa, en particular, se los identifica con este color por haberlo vestido numerosas veces en grandes y diferentes grupos de cientos o miles, cuando se hacen exhibiciones públicas, primero en China y luego especialmente en Asia, Norteamérica, Europa y Oceanía, donde hay más practicantes, pero también en Latinoamérica, África y Medio Oriente.
Esta identificación con el amarillo tomó una fuerza especial luego del comienzo de la persecución del régimen chino. Practicantes de Falun Dafa comenzaron a ir uno tras otro a la emblemática plaza Tiananmen con pequeñas banderas amarillas escritas con los caracteres de Verdad, Benevolencia y Tolerancia o “Falun Dafa es bueno”, pidiendo el cese de la persecución.
Desde entonces, este color fue convertido en un “tabú” dentro de China por el Partido Comunista y cualquiera que vistiera amarillo de manera notoria, corría el riesgo de ser arrestado o indagado por la policía, por ser identificado como un practicante de Falun Dafa.
La Gran Época quiso indagar más sobre esta cuestión, y su redacción en Buenos Aires consultó a los practicantes de Falun Dafa argentinos en un sitio de práctica en las Barrancas de Belgrano de esa ciudad. Ninguno de ellos, como la mayoría de los argentinos, conocía a su difunto compatriota Benjamín Solari Parravicini. Pero al preguntarles sobre cuál sería la “lección de entendimiento” y las “relaciones científicas” que podrían aplicarse a Falun Dafa, todos estaban ansiosos por contestar.
Algunos practicantes, entonces, sacaron un libro llamado “Zhuan Falun” (Girando la rueda de la Ley) y citaron algunas frases de su introducción, titulada “Lun Yu” (“Una exposición”).
Todos coincidieron en confirmar que el estudio de los principios de Falun Dafa y el subsiguiente proceso de “cultivación” espiritual les permitió ampliar sus entendimientos respecto de “los seres humanos y las materias, sobre las vidas y el universo entero”.
Una de las razones, o la razón principal por la cual el régimen chino abolió la práctica de Falun Dafa y no otras prácticas de ‘qigong’ como el Tai Chi Chuan, es que, además de los ejercicios, los practicantes de Falun Dafa siguen el “Fa” o los principios que enseña su Maestro Li Honghzi para guiar su cultivación en base a aquellos tres principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia; esta adopción de principios y valores por fuera de la doctrina comunista significó una amenaza para el régimen.
Los practicantes siguen estos principios con total determinación, según cuentan ellos mismos; la misma determinación con la que difunden la disciplina y denuncian la persecución que sufre esta misma en China. Ellos se han mantenido firmes sin devolver el golpe, validando los principios que aprendieron.
El régimen chino puede dar cuenta de esto. Pues en los discursos iniciales estilo nazi de los funcionarios que impulsaron la persecución, decían frases como “en tres meses acabaremos con Falun Dafa”; sin embargo, a pesar de haber usado toda su maquinaria de represión, aplicando detenciones, torturas y asesinatos, han pasado 20 años y no han podido doblegar al grueso de los practicantes; ellos, se han mantenido firmes sin devolver el golpe, validando los principios que aprendieron.
Mientras tanto, voluntarios por todo el mundo se han organizado por sí mismos para traducir las enseñanzas a todas las lenguas principales.
“¡Falun Dafa Hao!” (Falun Dafa es Bueno) es el grito que vienen lanzando los practicantes de Falun Dafa para que escuche todo el mundo desde que empezó la persecución en China, que se puede entender como el “amarillos en el Grito” de Parravicini.
¡Falun Dafa Hao!, es también la frase que daban a conocer pacíficamente cuando iban a la plaza Tiananmen. Aquella frase se hizo famosa especialmente cuando una periodista china radicada en Estados Unidos la hizo oír en una ceremonia en la Casa Blanca, momento en que el entonces Presidente Bush recibía a su par chino Hu Jintao, buscando poner a ambos líderes cara a cara con aquella realidad silenciada, a la vista de todo el mundo.
En Estados Unidos (“en América será”) reside el fundador y único Maestro de Falun Dafa, el Sr. Li Hongzhi, mientras sus “discípulos” enseñan la meditación (el “OM”) en todo el mundo.
¿Serán entonces los practicantes de Falun Dafa a quienes se refiere Parravicini? Lo sean o no, ojalá estos amarillos cumplan con éxito su “invasión de paz” por el mundo.