Por Gabriela Moreno – Panampost.com
La desconfianza generada por la fragilidad de la economía china experimentada este año provocó que el 90 % de las inversiones extranjeras que formaron parte su mercado bursátil en 2023 retiraran sus capitales de forma precipitada.
El pesimismo creciente entre los gestores de fondos internacionales sobre las futuras perspectivas financieras de Pekín redujo las inversiones registradas en agosto de 235.000 millones de renminbis (RMB) -equivalentes a 33.000 millones de dólares- en agosto, a sólo 30.700 millones de renminbis, así lo revela un análisis a los datos del sistema de negociación Stock Connect de Hong Kong divulgado por Financial Times.
La percepción desfavorable de los inversionistas extranjeros con estrategias de inversión a largo plazo sobre las acciones del gigante asiático detonó la estampida de capital extranjero de China. La aversión creció tras el incumplimiento del pago de bonos por parte de la promotora Country Garden y otros desarrolladores por falta de liquidez.
Ansiedad ante el éxodo de dinero
Ante la salida de los inversionistas extranjeros, las empresas chinas que cotizan en bolsa apelan a la recompra de acciones para reforzar las decaídas valoraciones del mercado.
La misma medida tomaron los fondos de inversión nacionales y las instituciones financieras estatales que, bajo la presión de Beijing, deben intentar estabilizar el panorama.
Sin embargo, las disposiciones podrían ser inútiles considerando que la huida de los inversores extranjeros de China amenaza dejar al 2023 como el año de menor afluencia extranjera desde 2015, cuando el programa Stock Connect estaba plenamente operativo.
Los pronósticos apuntan a que el índice bursátil CSI 300, que mide a las empresas más poderosas de las industrias pilares de la economía china, como energía, finanzas y sector inmobiliario, cerrará el año con una caída superior al 15% en términos de dólares.
En el mercado hay un temor generalizado, así lo señala Wang Qi, director de Inversiones de UOB Kay Hian, quien cree que la pérdida de confianza va más allá del sector inmobiliario e influye en el ánimo de los consumidores, las empresas y los inversores, tanto nacionales como internacionales.
El escenario es complejo cuando además existe un decrecimiento agudo en el sector de los juegos digitales, incluyendo empresas como Tencent y NetEase después de Pekin imponer nuevas regulaciones a la industria. El régimen de Xi provocó una “reacción instintiva y venta por pánico” exacerbando la fragilidad del sentimiento del mercado indica FT.
Indicadores a la baja
La presentación de supuestos indicadores económicos positivos y de aparentes avances diplomáticos de China no convencen a los inversores extranjeros. Una evidencia de ello es que el CSI 300 ha caído más de un 3%, mientras que sus homólogos mundiales, como el índice S&P 500, han subido un 4,7% este mes.
La situación deja claro que la nación comunista enfrenta el impacto del cierre de la economía china durante la pandemia, la crisis del mercado inmobiliario y los excesivos controles del régimen sobre las empresas considerando que también los millonarios chinos comenzaron a comprar piezas de oro pequeñas para moverlas en sus equipajes cuando viajan, a adquirir propiedades en Japón y Singapur y hasta resguardar dinero en cuentas bancarias de Estados Unidos o Europa para proteger sus patrimonios de las garras del comunismo de Xi.
Los chinos de clase alta apuestan a la adquisición de apartamentos en Tokio por unos tres millones de dólares o más. “Todo lo pagan en fajos de efectivo,” destacó el director ejecutivo de una empresa de bienes raíces a The New York Times. A la mayoría les interesan inmuebles tipo estudio por unos 330.000 dólares o menos para alquilar. “Ahora están comprando unidades mucho más grandes y obteniendo visas de inversión para reubicar a sus familias”.
Para Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis, existe una desconexión entre los datos económicos y el pesimismo de los inversores extranjeros, que parece derivarse de una resignación colectiva entre los inversores con respecto al “potencial alcista de China”.