Por Gabriela Moreno – Panampost.com
Ya no pueden ser ignorados. Con sus miradas tristes, notoria delgadez, cabellos despeinados y pies descalzos, los niños cubanos se han convertido en los nuevos rostros de la mendicidad en la isla. Recorren las calles de La Habana y la ciudad de Holguín en busca de apoyo para sobrevivir a la difícil realidad generada por el régimen comunista que lidera Miguel Díaz-Canel.
Con edades que oscilan entre los seis y los 14 años, estos niños no piensan en jugar ni en asistir a la escuela. Por el contrario, a tan corta edad, su única meta, es lograr un trozo de pan para comer. Durante el día, deambulan suplican por un plato de comida. En las noches, es aún peor. Duermen en cualquier acera o edificio abandonado. Su realidad es desgarradora: la búsqueda constante de monedas en bares, cafeterías y restaurantes para alimentarse se ha convertido en su triste rutina.
Una fuente de 14ymedio señala que estos niños ‘se mueven entre las mesas, se enciman sobre los clientes’. Según el portal web, la Dirección de Atención a Menores del Ministerio del Interior, la Fiscalía y la cúpula del PC cubano ocultan los registros de la mendicidad infantil que agrava la tragedia que viven los ancianos en el país.
Los niños corriendo por las calles de la capital de Cuba, con harapos que los hacen verse como mendigos, son un eslabón más de la cadena de vulnerabilidad social que detona la dictadura. Estos pequeños, que en última instancia pasan a ser una especie de sustento para sus familias, en su mayoría viven en hogares con padres que no tienen empleos, son alcohólicos o tienen VIH.
Actualmente no hay data que el régimen cubano haya emitido sobre este problema. La única cifra oficial de “deambulantes” por hambre en Cuba es de 2015. Para entonces, el número era 1261, con prevalencia de ancianos y discapacitados, según las cifras que ofreció la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional.
La dieta del hogar cubano tiene pocos en nutrientes
Pasar hambre abarca desde no ingerir ningún alimento hasta consumir a diario menos de la cuarta parte de las proteínas, un quinto de las grasas, y un tercio de las calorías que requiere un ser humano para estar nutrido. Eso es lo que está ocurriendo en Cuba.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) lo confirmó en su estudio sobre desnutrición y malnutrición en Cuba, que hizo el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Allí indica que “los cubanos entre 14 y 60 años en la isla solo comen a diario el 24 % de las proteínas necesarias, el 36 % de la energía y el 18 % de las grasas requeridas”.
Estas cifran indican que los cubanos no cumplen con el consumo diario que se pide de 1.2 a 2.0 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal. Por ejemplo, alguien que pesa 150 libras debe ingerir entre 82 y 136 gramos al día. Sin embargo, los cubanos consumen solo entre 20 y 34 gramos diarios.
Con un salario mínimo mensual de 2100 pesos, es decir, 17 dólares, no es suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales que se recomienda para la población cubana, que es de 2,300 kilocalorías. Es por ello sigue el incremento de la mendicidad en niños en los últimos años. La realidad en la isla es que la dieta del hogar cubano promedio es deficiente en micronutrientes, tampoco es lo suficientemente saludable o diversa. La razón de ello es la limitada y poca disponibilidad de alimentos nutritivos, así como a factores socioeconómicos.
Escuelas sin opciones
Las escuelas en Cuba no son una opción para los niños que ya se han convertido en pequeños mendigos. El Toque revela que existen denuncias sobre la precarización del refrigerio escolar en la isla. Las comidas que deberían tener un valor nutricional importante, terminan siendo sólo carbohidratos o de escaso valor nutritivo como arroz y tomate, arroz y caldo o pan con frijoles.
En las provincias de Pinar del Río, La Habana, Artemisa y Cienfuegos prevalece la escasa higiene en los espacios de elaboración de la comida, la ausencia de agua potable, la entrega de alimentos no inocuos; incluso del consumo, por parte de maestras y auxiliares pedagógicas, de la merienda que los niños traen de sus casas.
Las calles Obispo, que es una de las arterias viales con mayor tránsito de turistas, en conjunto con Egido, San Rafael y Reina, son otros lugares que prefieren los niños que han caído en la mendicidad en Cuba. Los parques y cercanías de la terminal de ferrocarril también son los puntos de preferencia de estos pequeños para ser “buzos”. Así se le llama en el argot popular isleño a quienes recorren las calles para hurgar en los tanques de basura. En ellos esperan encontrar algún desperdicio de valor, que pueda compensar las necesidades que sus padres ni el Estado asumen.