Por Fernanda Kobelinsky – infobae.com
El reciente informe de The Heritage Foundation sobre la transparencia en China revela preocupaciones significativas sobre la disponibilidad y precisión de la información proporcionada por el gobierno chino en ocho áreas críticas. El estudio evalúa la transparencia del Partido Comunista Chino (PCCh) en sectores como la economía, energía y medio ambiente, derechos humanos, operaciones de influencia, el ejército, inversiones en el exterior, política y tecnología.
La investigación demuestra un patrón de retención, manipulación y falsificación de datos por parte del PCCh.
Los autores del informe, Jeff M. Smith y Andrew J. Harding, hacen hincapié en que, aunque todos los gobiernos enfrentan desafíos de transparencia, las dificultades presentadas por el PCCh son “particularmente alarmantes”.
El documento también arroja luz sobre esfuerzos privados y de organizaciones no gubernamentales para rellenar las lagunas de información a través de datos de fuente abierta. El proyecto no solo busca aumentar la conciencia sobre estos esfuerzos y sus metodologías sino también identificar áreas que requieren mayor investigación.
Las 8 sectores de preocupación según el informe de Transparencia en China de The Heritage Foundation:
Economía
La economía de China, con su población de 1.4 mil millones de habitantes, representa un vasto desafío para quien intenta comprender su magnitud y complejidad. Es habitual recurrir a datos macroeconómicos amplios, analizando componentes como el Producto Interno Bruto (PIB) del país, que incluye el consumo total, inversión, gastos gubernamentales y las exportaciones netas. Sin embargo, la medición del PIB chino enfrenta críticas significativas, destacándose dos problemas principales: su incapacidad para reflejar completamente el bienestar del país y la manipulación de datos por parte de funcionarios gubernamentales.
El análisis del PIB y el PIB per cápita deChina no proporciona una evaluación completa de la riqueza y el bienestar de sus ciudadanos. Mientras que China es una de las economías más grandes del mundo, su PIB per cápita es considerablemente menor en comparación con las economías avanzadas. Además, la contabilidad del PIB es susceptible de corrupción, con informes de funcionarios tanto a nivel provincial como nacional que pueden alterar los números para presentar una imagen de estabilidad o incluso de mejora económica. Estas prácticas pueden distorsionar la percepción real sobre el rendimiento económico del país.
Por otro lado, el Bureau Nacional de Estadísticas (NBS) de China proporciona una gama de datos económicos, como el tamaño de la población, las tasas de ingreso y salarios, y sectores como el retail, viajes y educación. Aunque algunos de estos datos, como las estadísticas de comercio, pueden ser considerados más fiables por su capacidad de ser contrastados con cifras internacionales, otros, incluyendo cifras sobre el PIB y empleo, presentan mayor incertidumbre.
Entre los recursos de acceso público y pago que analizan la economía china se incluyen: MacroPolo con su análisis sobre la “resaca de deuda” de China; el Milken Institute y su lista de las “Ciudades de Mejor Rendimiento en China”; el Proyecto de Poder de China del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales; y el Índice de Gerentes de Compra de Caixin Global. Estas fuentes ofrecen perspectivas alternativas y complementarias a los informes oficiales, aunque la información abierta y detallada para el público general sigue siendo limitada.
La opacidad en la gestión de datos oficiales y una tendencia a destacar las fortalezas económicas sobre las debilidades han contribuido a una comprensión parcial de la segunda economía más grande del mundo. Reconocer las limitaciones en la recopilación y análisis de datos económicos es fundamental para obtener una imagen precisa y equilibrada del dinamismo y los desafíos enfrentados por la economía china.
Energía y medioambiente
La interacción entre políticas energéticas y medioambientales es crucial para el bienestar humano, siendo los datos fiables sobre tendencias energéticas esenciales para evaluar cambios en China, el mayor contaminador global. El informe de The Heritage Foundation se centra en cómo el país maneja la producción y consumo de energía, la inversión en infraestructura energética y las prioridades medioambientales. La transparencia de China en la publicación de datos es de interés internacional dado su impacto significativo en la salud pública y el medio ambiente global.
El documento revela que la calidad de datos sobre energía y medio ambiente en China lleva décadas de registros inconsistentes, fraudulentos o no divulgados. Recientes presiones tanto nacionales como internacionales han incentivado ciertos avances en la transparencia y responsabilidad gubernamental, especialmente en lo que respecta a la calidad del aire. Estudios realizados por instituciones como el Mercator Institute for China Studies y la Yale Center for Environmental Law and Policy han intentado llenar vacíos informativos, aunque las limitaciones siguen siendo claras por la falta de datos consistentes y transparentes.
Los esfuerzos independientes han jugado un papel fundamental en este aspecto, pero -advierte el informe- aún hay brechas significativas en la comprensión completa de la situación, particularmente en la gestión del agua, la tierra, y los datos climáticos.
Derechos Humanos
El informe denuncia los esfuerzos del Partido Comunista Chino (PCCh) por socavar los derechos humanos en China. El estudio subraya cómo las leyes y regulaciones recientes, específicamente aquellas foco en 2018 que regulan los asuntos religiosos, aunque oficialmente no reconocidas como restrictivas, de hecho contravienen los estándares internacionales de libertad religiosa. Investigadores y organizaciones civiles han utilizado información pública, tecnología inversa y testimonios de primera mano para arrojar luz sobre estas prácticas represivas. El análisis de datos gubernamentales, aunque a menudo catalogado como propaganda o eliminado, permite a investigadores independientes inferir sobre tendencias más amplias de abusos y políticas gubernamentales.
La situación en Xinjiang ha recibido notable atención, destacando los esfuerzos por mejorar la transparencia en torno a la vigilancia y represión. Sin embargo, lel trabajo asegura que hay una necesidad de investigaciones más profundas también sobre Tíbet y Hong Kong, lugares donde es complejo acceder a la información o falta voluntad política para investigar. “La necesidad de futuras investigaciones que revelen las motivaciones detrás de las acciones del PCCh y sus métodos de violación de derechos humanos, incluida la reeducación a través del trabajo forzado, es imperativa para comprender completamente la situación y orientar las políticas adecuadamente”,a dvierte el documento.
Operaciones de influencia
Las operaciones de influencia llevadas a cabo por el régimen de China buscan modificar percepciones populares globales a través de una amalgama de herramientas que incluyen desde programas culturales y de intercambio civil hasta operaciones psicológicas militares, denuncia el infrome. Estas acciones, advierte, tienen un impacto significativo en la política exterior y la estrategia militar a nivel mundial.
Dentro de este marco, China ha sido centro de atención al utilizar dichas operaciones para controlar y manejar su imagen global, ampliar su alcance regional y dominar el discurso relativo a temas como la represión en Hong Kong, la persecución de los uigures en Xinjiang y la independencia de facto de Taiwán. Estas medidas buscan, en última instancia, posicionar a China como líder global competiendo directamente con Estados Unidos.
A pesar de la relevancia de estas operaciones, el gobierno chino y el Partido Comunista Chino (PCCh) mantienen un velo de secreto en torno a ellas, complicando la cuantificación a través de datos oficiales. Sin embargo, iniciativas privadas han logrado penetrar esta opacidad utilizando diversas fuentes de datos y herramientas tecnológicas. Ejemplos de estos esfuerzos incluyen los trabajos de AidData, Alliance for Securing Democracy con su Hamilton 2.0 Dashboard y MapInfluenCE, entre otros.
Aunque existe cierta transparencia proporcionada por datos oficiales sobre diplomacia sanitaria, económica y el trabajo de frente unido (disponibles principalmente en fuentes chinas), la información sobre operaciones digitales y cibernéticas, que involucran manipulación de la información, es notoriamente difícil de obtener. A pesar de estas limitaciones, las iniciativas privadas han logrado mejorar la transparencia general sobre las operaciones de influencia del gobierno chino.
“El análisis de la efectividad real de estas operaciones de influencia del PCCh es crucial, siendo igualmente importante no solo identificarlas y comprender sus objetivos, sino también medir su impacto real en las percepciones y políticas de otros países”, asegura el informe.
Poder militar
La transparencia en torno al poder militar de China sigue siendo una cuestión esquiva, aunque algunos documentos oficiales y repositorios de datos abiertos ofrecen perspectivas parciales sobre las capacidades y estrategias del Ejército Popular de Liberación (EPL). A pesar de la publicación de informes bianuales, que deberían arrojar luz sobre aspectos doctrinales y estratégicos del EPL, las cifras relacionadas con el presupuesto militar chino y el desglose de sus componentes siguen sin revelarse en detalle. La cifra global del presupuesto de defensa de China para 2023 se sitúa en USD 224.79 mil millones, pero no hay claridad sobre la distribución de estos fondos entre las diversas ramas militares ni sobre las actividades específicas que abarca.
La falta de detalles completos, afirme la investigación, obstaculiza el análisis profundo del estado actual y las tendencias en desarrollo dentro del ejército chino. Mientras China señala avances hacia un ejército “totalmente mecanizado e informatizado” en su 14º Plan Quinquenal, las especificidades de lo que esto significa en términos prácticos siguen siendo ambiguas.
Inversiones en el exterior
La Inversión Directa Extranjera (IDE) desempeña un papel fundamental en el desarrollo económico global, con múltiples formas incluyendo construcciones de nuevas plantas, ampliaciones empresariales, préstamos a filiales en el extranjero, y fusiones y adquisiciones, entre otras. Diferentes formas de IDE, como la horizontal o la vertical, reflejan el dinamismo de los mercados internacionales. Mientras tanto, los países en desarrollo enfrentan una necesidad urgente de inversiones en infraestructura, recurriendo frecuentemente a fuentes chinas como única opción de financiamiento.
El Gobierno Chino ha sido tanto elogiado como criticado por su papel en el financiamiento de proyectos en economías en desarrollo a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). Por un lado, se ha mejorado el rendimiento económico y la infraestructura en los países receptores, pero por otro, se ha cuestionado la transparencia y las prácticas de deuda de estos proyectos. Además, las inversiones chinas en infraestructura sensible han generado preocupaciones sobre espionaje, afectando la decisión de varios países de excluir a empresas como Huawei del desarrollo de redes 5G.
Para enfrentar las lagunas en los datos proporcionados por China sobre sus inversiones en el extranjero, numerosas iniciativas de investigación como el China Global Investment Tracker del American Enterprise Institute, China’s Global Power Database del Boston University Global Development Policy Center, y el China–Latin America Commercial Loans Tracker del Inter-American Dialogue, entre otros, han surgido para ofrecer una visión más precisa de estas inversiones.
Política
El régimen chino, gobernado por el Partido Comunista Chino (PCC), revela una compleja estructura política y legal influyendo tanto en su política doméstica como en sus relaciones internacionales. A nivel interno, el extenso alcance del PCC, junto con el sistema de “socialismo de mercado” del país, permite al gobierno de Xi Jinping utilizar un amplio conjunto de herramientas para su política exterior, incluyendo la influencia global a través de sus Empresas Estatales (SOE) y programas educativos como los Institutos Confucio. A nivel externo, la posición de la RPC en el ámbito legal, especialmente en lo relacionado con el derecho comercial, juega un papel crucial en sus interacciones internacionales, facilitando las ofertas públicas iniciales y su participación en las cadenas de suministro globales a través de una infraestructura legal desarrollada. Sin embargo, las leyes como la Ley de Seguridad Nacional y la Ley de Ciberseguridad Nacional también han facilitado al gobierno chino justificar el acceso a una variedad de datos, tanto de entidades corporativas chinas como extranjeras.
La elaboración de informes blancos por parte de la Oficina de Información del Consejo de Estado de la RPC y los informes anuales de ministerios como el de Asuntos Exteriores, ofrecen vistas únicas a las políticas del país. Estos documentos, junto con los planes quinquenales económicos, no solo esbozan las prioridades nacionales, sino que también proporcionan indicadores clave sobre los enfoques del gobierno en áreas específicas, incluyendo la ciencia y la tecnología a través de iniciativas como “Hecho en China 2025″ y “China Standards 2035″. No obstante, la transparencia gubernamental y el acceso a información política continúan siendo puntos críticos. Los esfuerzos privados y académicos para analizar y comprender la política china se ven constantemente desafiados por el secretismo del PCC y la reducción del acceso a bases de datos y temas sensibles.
Esta opacidad ha llevado a un aumento urgente en la demanda de análisis mediante información de código abierto para comprender mejor el sistema político chino. A pesar de esta necesidad, la disminución en la transparencia no ha estimulado el incremento de estudios académicos sobre el proceso político chino, dejando un vacío significativo en la comprensión de sus líderes y la dinámica entre la economía china y su sistema político.
Tecnología
China intensifica su enfoque en tecnologías críticas bajo planes quinquenales y a largo plazo, apuntando a liderar la próxima era de la revolución industrial con un enfoque en inteligencia artificial, biotecnología, blockchain, neurociencia, computación cuántica y robótica. A través de una serie de iniciativas estratégicas, como el Made in China 2025 y los recientes 14º Plan Quinquenal y China Standards 2035, el gobierno chino busca posicionar al país como líder global en tecnología, superando a potencias occidentales. Estas políticas están acompañadas de una inversión colosal en infraestructura y desarrollo tecnológico, proyectándose como una estrategia para eclipsar la preeminencia de Estados Unidos en el ámbito tecnológico global.
El presidente Xi Jinping ha destacado la importancia de estas tecnologías, describiéndolas como revolucionarias y capaces de proporcionar a China una “oportunidad importante para promover el desarrollo por saltos”, con el objetivo de alcanzar una posición dominante a nivel mundial. Sin embargo, la transparencia en cuanto a la inversión y desarrollo de estas tecnologías sigue siendo un área de preocupación. A pesar de los informes de gasto en I+D publicados por el gobierno, existe una falta de claridad sobre los montos invertidos por provincias, prefecturas o distritos, así como en la inversión en fondos públicos/privados que guían la investigación, desarrollo y comercialización tecnológica.
Mientras tanto, la estrategia de transferencia tecnológica de China ha enfrentado críticas por prácticas de inversión predatorias y operaciones de inteligencia encubiertas destinadas a absorber avances científicos y tecnológicos extranjeros. El tinforme de The Heritage Foundation revela que la opacidad aumenta al considerar los presupuestos de I+D para tecnologías avanzadas incluidas en los presupuestos clasificados, destinados a usos militares, policiales y de inteligencia, así como para el desarrollo de tecnologías de vigilancia para seguir y suprimir a su propia población.
A pesar de estos retos, esfuerzos privados de prominentes think tanks y centros de investigación como el Georgetown University Center for Security and Emerging Technology, Brookings Global China Project, y el Stanford–New America DigiChina Project, entre otros, han logrado avanzar en la compilación y análisis de datos sobre la financiación pública y privada en China en el ámbito tecnológico. Estos esfuerzos han contribuido a mejorar la comprensión de las prioridades del gobierno chino en cuanto a despliegue de tecnología de vigilancia y han brindado cierta visibilidad sobre los planes y presupuestos tecnológicos del país, aunque persisten desafíos significativos para obtener una imagen completa debido a la naturaleza restringida de la información disponible sobre el gasto en seguridad del Estado y desarrollo tecnológico avanzado.