Por Oriana Rivas – Panampost.com
La “leche” producida por las llamadas mujeres trans (varones biológicos que dicen ser del sexo contrario) es “comparable a la producida [por mujeres biológicas] tras el nacimiento de un bebé”, así lo asegura un estudio que publicó NHS Trust, un fideicomiso adscrito a los Servicios Nacionales de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y que funciona en Inglaterra y Gales.
A pesar de que los análisis duraron solo cinco meses y hay alertas por el daño que eso puede hacer a bebés recién nacidos a largo plazo, este nuevo delirio fue difundido para presionar y borrar los límites con la biología humana en la insistencia del activismo trans por promover lo que llaman “inclusión”. No es lo único que ha hecho ese grupo, anteriormente fueron los primeros en usar el término “amamantamiento” como reemplazo de “lactancia materna” en Gran Bretaña para “no discriminar”.
Todo esto no hace más que reiterar cómo el movimiento woke no solo avanza sobre Estados Unidos, sino sobre otros países donde se tiran por la borda las cualidades específicas de cada género en pro de una lucha ideológica. En este punto en particular, fue necesario administrar a hombres distintas hormonas para que pudieran producir esa secreción que según NHS Trust, es “leche” similar a la que produce una mujer.
No a las “madres”, sí a “personas que dan a luz”
Para entender el experimento, hay que partir de que estos hombres biológicos tomaron progestina, una hormona que sirve para desarrollar las glándulas productoras de leche. También necesitaron un medicamento para lactar, como la domperidona, que según The Telegraph, a menudo se prescribe a mujeres que tienen dificultades para amamantar y ayudarlas a estimular la producción de prolactina.
La domperidona no estaba destinada a esto, aclara el medio, pero los médicos la recetan sin autorización, “a pesar de que el propio fabricante, Janssen, la desaconseja debido a posibles efectos secundarios en el corazón del bebé”. Sin embargo, dicho fideicomiso indica que su consumo es “seguro” y que los hombres que la tomen, deben buscar asesoría.
Las críticas no tardan en llegar por la transgresión que significa este experimento, el cual tampoco se realizó a largo plazo, por lo que se desconoce qué efectos tiene sobre bebés más allá de los cinco meses de observación. Por ejemplo, la madre produce leche con ciertas características incluso dependiendo del momento del nacimiento del bebé. Es decir, esta contiene “más grasas e inmunoglobulinas secretoras, que lo protegen hasta el desarrollo de su sistema inmunológico”, asegura un mensaje del cual se hizo eco Lottie Moore, vocera de la organización independiente, Policy Exchange.
Así como en Estados Unidos o España, Reino Unido también atraviesa una oleada de presiones de activistas que buscan imponer una agenda en todos los ámbitos: educación, deporte y medicina. En agosto de 2022 otro fideicomiso de los NHS (se calcula que hay alrededor de 217 fideicomisos supervisados por esa institución) publicó mensajes en redes sociales usando términos como “personas que dan a luz” y “personas con cuello uterino” para reemplazar las palabras “madre” o “mujer”.
Lo mismo ocurre en EE. UU., donde los límites se volvieron más difusos gracias al impulso del Departamento de Defensa y la propia Casa Blanca bajo el gobierno de Joe Biden. Aún así, distintos estados con gobernadores republicanos emitieron normas que regulan asuntos como la transición de género en menores de edad sin la autorización de los padres o se limita la participación de hombres biológicos en deportes femeninos. Estas directrices, por ahora, no parecen ocurrir de la misma manera en territorio europeo.