Fuente: Panam Post
Por Oriana Rivas
El realismo es escalofriante. El nuevo generador de videos de la empresa de inteligencia artificial OpenAI, creadora de ChatGPT, eriza la piel porque parece grabado con cámaras y personajes reales. Solamente hay que ingresar un texto describiendo la escena para que la aplicación llamada “Sora” haga el trabajo.
Por estas horas ya circulan videos de un perro usando una computadora, escenas de Tokio tomadas por una “mujer” o videos cotidianos en la naturaleza. Pero nada de esto es real, por lo que saltan las preocupaciones ante la rapidez de estos desarrollos mientras que los gobiernos se quedan atrás con sus legislaciones para controlar posibles daños futuros.
Por supuesto también se plantea el fin de la industria cinematográfica. Aunque los videos tiene un límite de duración de 60 segundos y no está disponible para todos los usuarios, algunos se preguntan si dentro de pocos meses los directores podrán crear sus propias películas o series sin depender de actores y millonarios estudios. ¿Debería temblar Hollywood? Es la pregunta que muchos se hacen.
Inteligencia artificial en la música, en el porno ¿y en el cine?
Ya existen herramientas que crean contenido pornográfico a partir de inteligencia artificial catalogado con las cifras NSFW (“Not safe/suitable for work”, que en español se traduce como “no es seguro / adecuado para el trabajo”). En el mismo sentido, el año pasado una influencer creó una “doble” para atender un chat con clientes que pagaban por “hablar con ella”. Por otro lado, cantantes famosos han tenido que salir a desmentir supuestos nuevos temas con sus voces.
Así, los programas con inteligencia artificial avanzan y ahora podría tocarle el turno a la industria del cine. Inclusive Disney podría estar en riesgo, ya que “Sora” plantea el inicio de la democratización en la producción de películas, como lo reseña el portal Breitbart. Con las imposiciones ideológicas que la empresa ha llevado a las pantallas a través de grandes clásicos como La Sirenita y próximamente Blancanieves, también se abre la posibilidad de que los usuarios puedan crear sus propias versiones sin tener que mirar las propuestas progresistas.
OpenAI difundió políticas de uso donde asegura que Sora no creará videos que inciten al odio, contenido sexual o tome propiedad intelectual de terceros. Sin embargo, el tiempo dirá hasta qué punto pueden regularlo. A finales del año pasado, investigadores de la cadena CBS News identificaron que de 1000 videos que revisaron sobre el ataque terrorista de Hamás a la frontera con Israel, 10 % eran reales. Los otros 900 fueron creados con inteligencia artificial. Solo se trataba de fotografías.
Fallas de la herramienta
Sora es el término en japonés para “cielo”. La compañía todavía no la ha puesto a plena disposición del público porque sigue analizándola para comprender los peligros del sistema, según The New York Times.
Escenas realistas, fantasiosas y fluidas están a la orden del día, aunque aún es posible ver fallas, como cuerpos que se fusionan u objetos que surgen de la nada en medio de una excavación en la playa. Si bien todavía le falta afinar detalles, es una herramienta tan poderosa como escalofriante.