Fuente: La Gaceta de la Iberosfera

El gigante farmacéutico AstraZeneca ha sido el objeto de las críticas después de que saliera a la luz que distribuyó material de formación a su personal en el que se afirmaba que el sexo biológico de las personas «no es binario».

El documento, que ha destapado el diario The Telegraph, afirmaba que «la biología tiene un espectro» y que clasificar el sexo de una persona como masculino o femenino «no logra captar ni siquiera el aspecto biológico del género».

El documento fue distribuido por directivos y empleados en el sistema de intranet de AstraZeneca, como parte de una campaña de concienciación sobre la «diversidad de género» por parte del grupo de personal LGTB+ de la empresa.

La noticia ha provocado las críticas de la comunidad científica que no entienden cómo una compañía farmacéutica es capaz de distribuir entre sus empleados un documento que realiza una afirmación que es de todo menos científica.

Entre los críticos, Lord Robert Winston y Richard Dawkins, dos de los científicos más destacados del país, que han calificado el texto como «científicamente ignorante» y contrario a la base del trabajo de la empresa farmacéutica y biotecnológica.

Uno de los documentos más controvertidos, titulado Sex Spectrum, afirmaba lo siguiente: «Muchas sociedades ven el sexo de una persona como masculino o femenino, pero esta visión binaria no logra captar ni siquiera el aspecto biológico del género. Si bien a menudo se nos enseña que heredamos los cromosomas sexuales XX o XY, de hecho ¡la biología también tiene un espectro!».

El documento también aseguraba que las personas «pueden tener XXY, XYY, X, XXX u otras combinaciones de cromosomas, todo lo cual puede dar lugar a una variedad de características sexuales».

Sin embargo, esa afirmación contradice la ciencia biológica establecida. Tener cromosomas XXY o XYY puede provocar enfermedades genéticas raras en los hombres, pero no altera su sexo biológico, mientras que el síndrome triple X es una enfermedad genética que se encuentra únicamente en las mujeres.

«Es completamente acientífico. Heredas tus cromosomas X o Y desde el momento de la concepción. No puedes cambiar tu sexo. Tu sexo es genéticamente permanente. Han confundido sexo con género y sexualidad», ha denunciado Winson al citado diario.

Por su parte, Dawkins, biólogo evolutivo ha insistido en que «la única definición de sexo que funciona universalmente se basa en el tamaño de los gametos«. «Es el que utilizan los biólogos y lleva a la conclusión de que la división entre hombres y mujeres es puramente binaria. Los machos producen numerosos gametos pequeños, las hembras menos grandes. Ninguna otra definición funciona de manera coherente y universal», ha añadido a The Telegraph.

Dawkins ha puesto en evidencia la formación científica de quien, trabajando en una farmacéutica, ha elaborado un documento «ridículo». «Esperemos que el personal de investigación de AstraZeneca esté mejor formado. Y que sea capaz de tener al menos un mínimo de pensamiento lógico», ha concluido.

La compañía se ha defendido de las críticas y ha argumentado que el material no formaba parte de la formación oficial de la empresa sino que fue producido y distribuido únicamente por AZPride, el grupo para empleados LGBT+.

Vendarse el pecho, «una práctica vital para mejorar la autoestima»

Pese a la defensa que han querido ejercer desde la compañía, no es la primera vez que realiza afirmaciones de estas características. En 2020, mostró su apoyo a la práctica de vendarse el pecho, que utilizan niñas o mujeres biológicas que quieren presentarse como hombres.

Durante una semana de concientización sobre la salud, organizada por AZPride, el personal recibió material que decía: «Vendarse el pecho puede ser una práctica vital para mejorar la autoestima y la positividad corporal de muchas personas LGBT+«.

La realidad de esta práctica es de todo menos positiva: puede restringir la respiración, irritar la piel, y causar incluso hematomas o fracturas de costillas. Su uso en niños y mujeres menores de edad cuyos cuerpos aún están en desarrollo es aún más preocupante.

Lupron, un bloqueador de la pubertad de 2.000 dólares al mes

Como AstraZeneca, otras farmacéuticas han estado antes en el punto de mira como consecuencia de la promoción que hacen de la ideología trans. Las «personas transgénero» requieren tratamiento médico de por vida, y desde una edad muy temprana, lo que las convierte en clientes ideales para la industria.

En 2022, Breitbart reveló que el Proyecto GenderCool, que buscaba normalizar el transgenerismo infantil a través de la aparición en medios de menores de edad que se identificaran como trans, estaba patrocinado por la farmacéutica estadounidense AbbVie

Esta compañía farmacéutica es la fabricante de Lupron Depot, uno de los bloqueadores de pubertad más utilizados y que se desarrolló inicialmente para reducir los niveles de testosterona en hombres con cáncer de próstata, castrándolos químicamente de forma eficaz.

Este tratamiento tiene un precio que ronda los 2.000 dólares al mes y es una de las principales fuentes económicas de AbbVie, que sólo en 2018 ganó 726 millones de dólares con su venta, según New York Post.

AbbVie está actualmente siendo investigada por el Fiscal General de Texas, Ken Paxton, «por promover engañosamente bloqueadores hormonales para usos no aprobados sin revelar sus riesgos potenciales».

La FDA, la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense, ha advertido que el Lupron pueden provocar inflamación cerebral y pérdida permanente de la visión. 

Bayer, detrás de la película infantil ‘Mamá tiene bigote’

En mayo de 2022, la multinacional alemana Bayer promocionó una película de propaganda transgénero titulada ‘Mamá tiene bigote’.

El objetivo del film —el título deja poco lugar a la imaginación— tenía el objetivo de normalizar la transexualidad en los niños.

Bayer produce Diane 35, una forma de «acetato de ciproterona», que a menudo se utiliza en combinación con estrógenos en mujeres trans para lograr la feminización.

En España, la ley trans aprobada por el Gobierno de Sánchez actualmente en vigor incluye una cláusula para «proteger» a las personas trans de posibles desabastecimientos de bloqueadores de la pubertad y otros fármacos. Esta norma obliga a Sanidad a velar por el aprovisionamiento de estos tratamientos después de que el Congreso de los Diputados incluyese en el texto una enmienda de Más País.

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