“El comunismo es satánico”, es una frase que el actor y productor de cine mexicano, Eduardo Verástegui, en reiteradas oportunidades ha mencionado. ¿En qué se basa para decirlo? Quizás es interesante revisar los orígenes del comunismo para explicarlo.
En el libro “Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo” de la editorial del diario Epoch Times, se explica muy detalladamente las raíces diabólicas de algo que va mucho más allá de un modelo político y económico: El comunismo tiene como primer y principal objetivo, cortar la conexión entre el hombre y lo divino. Es decir, destruir el alma humana.
En este sentido, la desmoralización de las sociedades y la destrucción de la cultura son las formas que utiliza el sistema comunista para alcanzar su objetivo.
Esa es la tan nombrada “batalla cultural” de la que habló el pensador marxista Antonio Gramsci, y que hoy los gobiernos y pensadores de derecha buscan reflotar contra las políticas progresistas, neo-marxistas, que inundaron Occidente.
“El espectro del comunismo ha estado trabajando durante siglos para corromper y destruir a la humanidad. Comenzó por paralizar espiritualmente al hombre, divorciándolo de sus orígenes divinos. Desde aquí, el espectro ha llevado a los pueblos del mundo a desechar sus tradiciones culturales milenarias que lo divino había dispuesto meticulosamente como estándares adecuados para la existencia humana”, se lee en el primer capítulo del libro.
Yendo aún más profundo a las raíces, es interesante conocer cómo el filósofo alemán Karl Marx, padre del comunismo, en realidad era una persona originalmente creyente, pero que de alguna manera vendió su alma al diablo.
“El diablo eligió a Marx como su enviado entre los hombres. En El Manifiesto Comunista , publicado en 1848, Marx y su asociado Friedrich Engels abogaron por la destrucción violenta de la empresa privada, las clases sociales, las naciones, las religiones y la familia”, explica el libro de Epoch Times.
Las obras satánicas de Marx
Como bien lo explica en el capítulo 2 del mencionado libro, además de su más reconocida obra, El Manifiesto Comunista, Marx también escribió otros libros y poemas donde plasmó sus orígenes creyentes y su intención de vengarse de Dios:
En su primer poema “Invocación de uno en desesperación”, Marx escribió:
Así que un dios me ha arrebatado todo en la maldición y tormento del Destino. ¡Todos sus mundos se han vuelto irrecuperables! ¡No me queda más que venganza!
Me vengaré de mí mismo con orgullo, de ese ser, de ese Señor entronizado, haz de mi fuerza un mosaico de lo que es débil, ¡deja mi mejor yo sin recompensa!
Construiré mi trono en lo alto, fría y tremenda será su cumbre. Por su baluarte, el temor supersticioso, Por su Marshall, la agonía más negra».
En otro poema citado en el libro, llamado “La doncella pálida”, Marx escribió la voz de una joven que abandona su amor por Cristo para encontrar un horrible final:
“Por eso he perdido el cielo, lo sé muy bien. Mi alma, una vez fiel a Dios, es elegida para el infierno”.
En “El violinista”, Marx habló a través de la voz lírica:
¡Cómo es eso! Hundo, hundo sin falta Mi sable negro como la sangre en tu alma. Ese arte que Dios no quiere ni desea, salta al cerebro desde las negras nieblas del infierno.
Hasta que el corazón quede hechizado, hasta que los sentidos vacilen: con Satanás he llegado a un acuerdo. Él marca las señales con tiza, marca el tiempo para mí, tocó la marcha de la muerte rápida y libremente».
Según el autor Robert Payne, que escribió la biografía de Marx, las historias que relatadas en los poemas pueden tomarse como alegorías de su propia vida y que parecería haber actuado conscientemente en nombre del diablo.
La Batalla Cultural
El feminisimo, el racismo, la ideología de género, el ambientalismo; son todas distintas facetas de un mismo modo en que opera el socialismo en las sociedades occidentales, que atacan directamente a la cultura para imponer la ideología de izquierda en la población.
Siempre se manifiesta en un formato en el que existe un opresor y un oprimido, dividiendo y fomentando el odio en la sociedad y reivindicando el idealizado concepto de “igualdad”.
Según el politólogo y escritor argentino, Agustín Laje, “La Batalla Cultural” es una noción de izquierda asociada al pensamiento del pensador italiano neomarxista, Antonio Gramsci, pero que en la última década fue tomada por la derecha al entender que la ideología comunista se había infiltrado en todos los aspectos de la cultura occidental.
Laje, autor del libro “La batalla cultural”, define entonces al concepto como “una confrontación de tipo política, que tiene por objetivo ejercer una influencia determinante sobre los elementos de una cultura y en última instancia de la opinión pública”, entendiendo a la cultura, en este caso, como elementos intangibles de la sociedad, como son las costumbres, símbolos, historia, normas, tradiciones, creencias, etc.
Es decir, la batalla cultural “tiene que ver con lo que pasa en la familia, en la escuela, en la universidad, en el cine, en el teatro, en la música, en los libros, en los intelectuales, en el arte, en las redes sociales”, explicó Laje en una entrevista con A la de Tres.
Según el escritor cordobés, todos los anteriores, son posibles escenarios de la batalla cultural.
Y es precisamente allí donde la izquierda ha ganado terreno durante décadas. Por ejemplo en Hollywood y Disney, especialmente en las últimas décadas, se ha inculcado contenido izquierdista en sus producciones y se ha promovido la degeneración y sexualización de los niños deliberadamente.
Sin embargo ahora, con una audiencia cada vez más despierta, es más fácil identificar la infiltración del espectro comunista en todos los ámbitos.