Por Oriana Rivas – Panampost.com

¿Lo que está ocurriendo en universidades estadounidenses se trata de manifestaciones pacíficas o rebeliones violentas con un marcado perfil ideológico? La respuesta está a la vista con los campamentos que comenzaron en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y se extendieron por el país. Los estudiantes dicen repudiar las muertes por el conflicto en Gaza, pero irónicamente recurren a la violencia contra las casas de estudios.

Este 30 de abril varios de ellos rompieron vidrios para entrar por la fuerza al emblemático edificio Hamilton Hall de la universidad neoyorquina. Su objetivo, dicen, es elevar sus reclamos y que la directiva se retracte de suspender estudiantes. No es casualidad que las protestas sean apoyadas por grupos progresistas que ven en la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás, una excusa para imponer una retórica antisemita y anti Occidente.

El asunto tiene graves implicaciones desde el punto de vista político, considerando que Joe Biden está saliendo perjudicado entre los votantes jóvenes progresistas y el Partido Demócrata, hundido en profundas contradicciones. Por ejemplo, el Colegio de Demócratas de América, la rama colegiada oficial del Comité Nacional Demócrata, emitió un comunicado respaldando a los manifestantes anti-Israel por su “valentía” e ignorando que horas antes ocurrió la violenta toma del Hamilton Hall.

“Genocide Joe” 

La hija de la congresista de extrema izquierda, Ilhan Omar, fue una de las primeras suspendidas por participar en estas protestas. Fue la primera señal que detrás de las manifestaciones se esconden objetivos ideológicos. Ahora, el Colegio Demócratas de América aplaude a los manifestantes recordando cómo la protesta “ha sido tradición en Estados Unidos durante generaciones, desde movimientos en torno a los derechos civiles, la guerra de Vietnam, la igualdad LGBTQ y, más recientemente, el cambio climático”.

Dicen “elogiar la valentía de los estudiantes”, pero no todos opinan igual. Dentro del propio Partido Demócrata hay una fractura que ni la campaña de Biden sabe cómo manejar. Para muestra un botón: 21 congresistas demócratas pidieron a la Universidad de Columbia que “actúe decisivamente” para acabar con las manifestaciones.

Los legisladores, de acuerdo con la agencia EFE, dijeron estar “decepcionados” de que la universidad no haya “desarticulado el campamento (…) de activistas anti-Israel y antijudíos en el campus”. Del otro lado, votantes progresistas que normalmente se inclinan a favor del Partido Demócrata, rechazan el apoyo de Biden a Israel. Llaman al actual mandatario “Genocidie Joe” (“Joe, el genocida”) y mencionan cómo un voto a favor de Biden en las presidenciales de noviembre “no es sólo un voto en contra de Trump, sino que es un voto que respalda su claro desdén por los palestinos”.

Los números complican a Biden

Tampoco sirve de mucho que Biden pida “un alto al fuego en Gaza”. Aunque las protestas en la Universidad de Columbia también se extienden a la de Yale, la de George Washington o el Instituto de Tecnología de Massachusetts, algunos medios como Newsweek auguran que las protestas “más preocupantes” para el mandatario podrían tener lugar en Georgia.

Georgia ayudó a Biden a ganar las elecciones en 2020. De hecho, casi 60 % de los votantes de entre 18 y 29 años de ese estado votaron por él, según Pew Research. Allí también hay manifestaciones anti-Israel.

Así, con el apoyo de los votantes jóvenes progresistas en la cuerda floja, continúan las protestas en universidades de EE. UU. sin que Biden pueda hacer mucho al respecto porque saldría perjudicado por donde quiera que se incline.

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