Fuente: La Derecha Diario

Medios estatales de Irán finalmente confirmaron la muerte del presidente Ebrahim Raisi, luego de más de 14 horas de búsqueda en la zona montañosa de la provincia de Azerbaiyán Oriental, donde se cayó el helicóptero presidencial por razones por el momento desconocidas.

Los equipos de búsqueda encontraron este lunes el lugar del accidente del helicóptero que transportaba a Raisi y la televisión estatal dijo que no había “señales de vida”, por lo que además del mandatario, se presumen muertos también el canciller Hossein Amir-Abdollahian, el gobernador de Azerbaiyán Oriental, Malek Rahmati, y el ayatolá Mohammad Ali Ale-Hashem.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, máxima autoridad del país, había pedido a los iraníes que recen por Raisi. “Si el pueblo de Irán mantiene la calma, el país seguirá trabajando con normalidad“, dijo al reclamar tranquilidad.

Quién era Ebrahim Raisi

Como brazo ejecutor del dictador Ali Jamenei, Ebrahim Raisi fue uno de los más brutales presidentes de la historia de Irán, gobernando con puño de hierro y expandiendo la revolución islámica iraní a nuevos países.

A pesar de ser una dictadura donde la disidencia está penalizada con la muerte, hay dos grandes sectores dentro del régimen teocrático que compiten en elecciones: los “moderados“, que de moderados no tienen nada pero están dispuestos a involucrar a Irán en los organismos internacionales y a participar de las reuniones de líderes mundiales; y los “radicales“, que no aceptan el dialogo con otros mandatarios y rechazan cualquier tratado internacional.

Durante la anterior década, el ala moderada dominó la política iraní, pero los resultados geopolíticos fueron malos, y terminaron perdiendo no solo su programa nuclear, si no que en enero del 2020 el gobierno de los Estados Unidos abatió a su máximo general, Qassem Soleimani, llevando al país a una crisis militar.

Es por esto que al ganar en 2021, al principio de su mandato lanzó una purga de opositores más moderados, e instaló un régimen del terror, incluso más fuerte del que venía teniendo la República Islámica.

No perdió el tiempo, y tras consolidarse en el poder, en 2022 relanzó el programa nuclear de Irán y redobló los esfuerzos por financiar el terrorismo internacional contra Israel, reforzando a las Guardias Revolucionarias, fuertemente incapacitadas tras el abatimiento de Soleimani, y envió enormes recursos para fortalecer a Hezbolá en el Líbano tras la explosión del puerto de Beirut.

En 2023, negoció directamente con la monarquía de Qatar un vínculo hasta el momento inédito entre las fuerzas islámicas chiítas y las fuerzas palestinas, que son de la rama religiosa sunita, opuesta a los chiítas.

A pesar de las diferencias intrareligiosas, Raisi logró alinear al grupo terrorista Hamás con los objetivos iraníes, y de allí salió el brutal ataque palestino contra el sur de Israel del pasado 7 de octubre, que resultó en el peor genocidio judío desde el Holocausto.

Su muerte deja un vacío de poder, dado que el Líder Supremo, Ali Jamenei, con 84 años y con un cuadro de salud deteriorado, está prácticamente retirado de la gobernanza. Irán deberá resolver la nueva conducción de la teocracia en los próximos 50 días, el plazo donde se debe elegir un nuevo presidente, mientras el vice, Muhamad Mokhber, asume el control del país de manera interina.

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