Por Yang FengBitterWinter.orgTraducido por TierraPura.info

La provincia de Liaoning en China, es el hogar de una de las comunidades étnicas coreanas más antiguas del gigante asiático, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Hoy en día, unos 250.000 coreanos étnicos viven en la provincia.

Si bien la propaganda del Partido Comunista chino (PCCh) representa a los coreanos de Liaoning como felices y “patrióticos”, de hecho, las expresiones de su identidad coreana que van más allá de los festivales organizados con fines propagandísticos y turísticos son cuidadosamente monitoreadas. Un departamento especial del Frente Unido vigila cualquier posible desviación de la reconstrucción “patriótica” ortodoxa del PCCh de la historia de los coreanos en China y de las relaciones con las organizaciones surcoreanas, incluidas las iglesias cristianas y de otro tipo.

Curiosamente, junto con otros residentes de Liaoning, algunos coreanos étnicos empezaron a practicar Falun Gong. Sin embargo, una sangrienta persecución a los practicantes de Falun Gong en Liaoning se ha dirigido particularmente a lo largo de los años al condado autónomo manchú de Xinbin, donde los practicantes han sido arrestados, torturados y, en algunos casos, asesinados.

Familiares se enteraron recientemente de que el 20 de marzo de 2024, Jiang Zhihui, una practicante de Falun Dafa en el condado de Xinbin y de etnia coreana, fue sentenciado a tres años y seis meses de cárcel por el tribunal del distrito de Shuncheng de la ciudad de Fushun. Fue arrestada el 2 de diciembre de 2023 por distribuir material de Falun Gong.

Nacida en 1956, Jiang empezó a practicar Falun Gong antes de que comenzara la persecución en 1999. Trató de persuadir a vecinos y conocidos de que las acusaciones estaban infundadas e incluso fue a Beijing para testificar públicamente sobre sus creencias. Fue detenida y enviada a un centro de adoctrinamiento. Su marido creyó en la propaganda oficial y empezó a maltratarla y golpearla. También tuvo que pasar un tiempo en un hospital psiquiátrico.

En 2009, fue arrestada y sentenciada a un año en el tristemente célebre campo de trabajos forzados de Masanjia, donde se practica ampliamente la tortura. En 2013, la policía descubrió que ella seguía firme en su creencia en Falun Gong, fue arrestada y sentenciada a cuatro años en la prisión de mujeres de Liaoning.

Ahora le toca otra severa pena de cárcel. Sin embargo, décadas de persecución no han logrado quebrar su fe. Ella es un ejemplo del espíritu indomable tanto de los practicantes de Falun Gong perseguidos como de los orgullosos coreanos étnicos de Liaoning.

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