La selva amazónica brasileña batió el récord de incendios registrados en el primer cuatrimestre del año 2024, con más de 12.000 kilómetros quemados, según datos divulgados el viernes 31 de mayo por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Dichos datos muestran que la superficie de selva amazónica calcinada por los incendios entre enero y abril es la mayor registrada para el período.
Por ejemplo, en febrero de 2024 la Amazonia brasileña registró casi 3.000 incendios forestales, el mayor número para febrero desde que comenzaron los registros en 1999.
El INPE informó que sus satélites habían detectado 2.940 incendios solo en ese mes, un 67 % más que el máximo anterior de 1.761 registrado en febrero de 2007 y cuatro veces más que en el mismo mes del año pasado.
El factor de aumento al que aluden los expertos es el “cambio climático” y la sequía, mientras antes acusaban la “mala gestión” de Jair Bolsonaro, quien ya no está en el poder. Inclusive actores estadounidenses como Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo o presidentes como Emmanuel Macron entraron en el debate justo en año electoral en 2022, cuando se estaban por definir las elecciones entre Bolsonaro y Lula da Silva.
En ese tiempo, los incendios en la Amazonia de Brasil pusieron los ojos del mundo sobre la gestión de Bolsonaro y su manejo del medio ambiente. Desde primera instancia, su administración señaló que agrupaciones ambientalistas activaron el problema con fines políticos e incluso planteó la posibilidad que hayan iniciado los incendios. Luego se detuvo a varios de los implicados.
En noviembre de 2019, Bolsonaro publicó en sus redes sociales un extracto de un noticiero que mostraba la detención de activistas climáticos vinculados a los incendios, agregando: «En octubre, declaré que muchos incendios podrían estar relacionados con las ONG. Ahora la policía de Pará arresta a algunos sospechosos por el crimen».
Mientras tanto, en ese entonces, el izquierdista Lula da Silva ostentaba logros en materia ambiental durante su primer periodo presidencial (2003-2007). Sin embargo, el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (INPE) contradijo estos datos asegurando que en 2019 los incendios forestales en el gigante sudamericano estaban en su punto más bajo desde hacía 17 años.
Revisando el gráfico quedó constancia de que la mayor cantidad de incendios en Brasil surgieron bajo la administración de Lula da Silva, pero ni en ese tiempo ni ahora se ven activistas climáticos haciendo lobby.
Respecto a la deforestación en la era Bolsonaro, también los datos contradicen el relato.
Según escribió en 2019 para la revista Forbes el científico ambiental Michael Shellenberger, la deforestación en la Amazonía brasileña disminuyó drásticamente en los últimos 15 años, permaneciendo en una cuarta parte de su pico de 2004 cuando el presidente de Brasil era Lula da Silva.
Durante la gestión de Bolsonaro, el gobierno brasileño creó el Consejo Nacional de la Amazonía Legal para coordinar todo el trabajo integrado para la protección, preservación y desarrollo sostenible de la selva amazónica.
Promulgado en abril de 2021, el Plan Amazonía 2021/22 estableció lineamientos estrictos para monitorear y combatir la deforestación ilegal, los incendios y otros delitos ambientales y territoriales cometidos en la selva amazónica. El 10 de junio de ese mismo año, el gobierno brasileño desplegó una “Fuerza Nacional” en la región para combatir el narcotráfico y los delitos ambientales organizados.
A través de estas acciones coordinadas, el número de alertas de deforestación en Brasil se logró disminuir y el número de incendios forestales también disminuyó.
Ahora que el fuego en la Amazonia está en el punto más alto, ya nadie se preocupa por la gestión ambiental de Lula da Silva, sino por el llamado “cambio climático”.