Fuente: ClearHarmony

Confucio sabía decir: “Un hombre verdadero debe saber su misión predestinada; las personas que no conocen su misión celestial no son caballeros”. Saber la misión celestial es la característica de la escuela confuciana y también es la característica de la cultura antigua china.

Estar al tanto de la misión del cielo significa que una persona percibe que tiene una misión, comprende que tiene una en responsabilidad en la vida y que su deber es consumarla. Esta misión viene del Cielo, por eso se le llama misión celestial.

Para Confucio, la misión del cielo implica cultivarse incesantemente para alcanzar la verdad absoluta y lograr la bondad absoluta y lograr que el mundo vuelva al camino recto.

En su libro Lunyu, Confucio dijo que a los 15 años tenía el deseo de estudiar, a los 30 de formar una familia y establecer su vida; a los 40 llegó a la edad de no tener dudas y de madurar. Cumplir los 50 fue el período de conocer la misión del cielo; a los 60 años aceptó lo que escuchó, y a los 70 afirmó: “lo que yo rectifico y pienso lo hago a mi voluntad, no pasa de esta regla”.

Su ambición de aprender y seguir el Dao*
Cuando la gente antigua decía que “la voluntad viene del corazón”, se refería a una aspiración de búsqueda, una determinación, un espíritu indobegable.

Cuando Confucio (en chino Kǒngzǐ) dijo que a los 15 años tenía la voluntad de aprender, ya hablaba de aprender el Dao para alcanzar otros niveles y llegar a conocer los principios del cielo; aprender la ley del cielo para que el comportamiento pueda alcanzar el universo del cielo.

…un hombre es sabio cuando al hacer una cosa el objetivo no está en hacerla, si no seguir el Dao al realizarla

Los valores morales del pasado arcaico, el orden moral y la ética, son para aceptar y no para criticar; es una creencia, más no una investigación, es para aprender cómo hacer y cómo actuar; no es para estudiar el conocimiento, pues no está limitado al conocimiento, es simplemente llevar el Dao del gran maestro a la práctica durante la vida diaria.

Por lo tanto, Confucio enfatizó en la cultivación el autodominio, “desde no auto engañarse, hasta tener cuidado o precaución aun en soledad; desde intercambiar para investigar las teorías, hasta hacerse un hombre sabio, y desde entenderse a uno mismo, hasta la renovación diaria, esto es, cambiarse día a día”.
Todas estas palabras suyas están descubriendo, revelando una filosofía, un reino mental, y cómo elevar la moralidad. Todos estos mensajes son su reino mental, el cual está revelando al mundo como elevar la moralidad.

Confucio dijo que un hombre sabio hace esfuerzos por buscar el Dao y no por buscar los alimentos; preocuparse por alcanzar el Dao y no inquietarse por vivir una vida humilde. Él considera que un hombre es sabio cuando al hacer una cosa el objetivo no está en hacerla, si no seguir el Dao al realizarla.

El objetivo de búsqueda del Dao, o la voluntad para aprender, está en mantener el corazón recto y en la cultivación del autodominio; es como completar una familia bien integrada, es ayudar a la familia, gobernar un país y finalmente, tener un mundo de paz que sea bondadoso, quitando el peso que le impide ser bien desarrollado y próspero. Cuando el corazón humano vuelve a ser bondadoso, se podría aliviar la responsabilidad de construir un país fuerte.

Ser inteligente y no dubitativo. Tener la mente clara, sin dudas
Dentro de una sociedad inundada de materialismo, algunas personas se han desviado del Dao recto. Una persona que vive dentro de un mundo caótico y una corriente social incorrecta, la mayoría de las veces se queja de todo a los demás, y no busca como acertar en el Dao.

Cómo llevar a la gente a descubrir la fuerza del poder del corazón sin necesidad de un sermón, sino tocando, despertando la conciencia de cada ser, despertarse con la necesidad de asumir una gran responsabilidad. Asumir la misión de mantener el Dao con un corazón recto y una mentalidad sincera, enfrentarse a la verdad de la vida y ayudar a las persona conduciéndolas hacia la rectitud.

Confucio consideraba que un hombre verdadero tiene que responsabilizarse de su vida. A los 40 años dijo: “no tengo dudas”. En aquella etapa de su vida trataba de recuperar la moralidad de la dinastía Zhou, tenía la esperanza de llevar el Dao junto al emperador, de quien dijo: “es un hombre sabio, estoy de acuerdo con él en recuperar la moralidad heredada del pueblo”.

Confucio tenía firmemente en la mente seguir el Dao, no le importaba la pérdida y ganancia personal, dejar la riqueza personal a un lado; vivir en la riqueza o en la pobreza ya no le importaba.

Él pensaba que cuando uno vive sencillamente tiene tranquilidad, y menudo solía decir: “comer poco y beber agua, doblar el brazo para acostarse o poner el brazo de almohada. Entrará a la felicidad dentro de este estilo de vida; no hablar de riqueza o de nobleza para mí es como flotar sobre las nubes”.

Saber conformar la misión del cielo
Confucio dijo que a los 50 años se conoce la misión del cielo y a los 60 se acepta lo que se escucha (se admite el devenir).

Él tenía bien en claro la filosofía de que el universo es el que decide. Ponía énfasis en tener una actitud que escoja la benevolencia con tenaz firmeza, prefiriendo en la vida el camino de la bondad y el equilibrio de las cosas, en la que su existencia sea conforme a su predestinación.

Este concepto de valorizar esta forma de pensar y tomar las decisiones según lo que sea correcto para la vida, reconoce lo inevitable, lo que depende del cielo y de la fortuna.

El dijo que un hombre verdadero teme a la voluntad del reino celestial, por eso espera la misión del cielo estando y viviendo holgadamente en una vida cómoda y, por el contrario, una persona que al no saber no tiene miedo y pasa por riesgos, tiene entonces la esperanza de una vida fácil, tiene suerte de saltar el peligro.

Una persona que sabe la voluntad del cielo no se para debajo de una escalera esperando el peligro; un hombre sabio respeta la ley objetiva, distingue claramente la verdad y la mentira, tiene una opinión o juzga racionalmente y posee una previsión de futuro; esto puede despertar a otra persona que elige la bondad para evitar que ocurra un desastre. Entonces Confucio llevaba a sus discípulos a deambular por muchos países predicando el Dao.

Durante 17 años, desde los 51 hasta los 68, y atravesando muchas dificultades, Confucio tuvo diferentes cargos en el gobierno en diferentes lugares como Cao, Song, Zheng, Chen, Cai, Chu y Yie.

Sin embargo, él mantuvo firme su intención desde el principio hasta el final, su finalidad, su propósito fue llevar en sus viajes sus enseñanzas; él no dejaba pasar ninguna oportunidad para transmitirla. Cuando se encontraban en lugares incorrectos y erróneamente fueron atacados por algunos individuos, él solía decir:”no se ha perdido toda la ley del cielo, al corregir a la mala persona hay que darle la ley del cielo”.

Cuando estaba en el reino de Song, fue amenazado por Huan Tui, un funcionario del palacio, Confucio le dijo: “tienes la virtud heredada del cielo, ¿por qué actúas de esta manera?”. En aquel tiempo Confucio observó y vio que había mucha corrupción, pero Huan Tui era adulador y no le indicaba sus faltas al emperador, siempre le decía que las cosas estaban bien para, de esa forma, ganar su confianza.

Sobre este tipo de ambiente en la corte, Confucio dio su punto de vista y dijo: “se están cometiendo crímenes contra el cielo, así no llegará ninguna bendición del reino celestial”. Todas estas actitudes demostraron que Confucio tenía una fe firme y que quería asumir el rol de encargarse, de asumir la misión del cielo.

Hacer las cosas a su voluntad, pero siguiendo el reglamento del cielo
Cuando Confucio regreso al país de Lu ya tenía 68 años, momento en que puso sus esfuerzos en ordenar todos sus libros de poesías, formalidades, música y enseñanzas. Es así que a los 70 años dijo: “Hago a mi voluntad y no me salgo de las reglas”.

“el propósito de la educación es enseñar a la gente a conocer la misión del cielo de cada uno, y luego en cómo seguirla”
En aquel momento todas sus actitudes ya no se fueron a los extremos, y no cometió equivocaciones; alcanzó el nivel medio y llegó a su virtud. Pudo hacer las cosas a su voluntad y estas le salieron naturalmente; lo que realizó fue su misión predestinada conforme al curso natural, porque todo es la misión del cielo.

“Regresé al país Wuei y empecé a dedicarme a escribir la música recta –dijo Confucio-, es música para alabar y elogiar o para cantar a los que se merecen, a las cosa que se merecen”. Al respecto también dijo: “no se cansen de estudiar y no se cansen de enseñar, estudien con mucha decisión y vigor hasta olvidarse de comer, canten hasta olvidar la preocupación, lleguen a la vejez pero sin sentirla”.

Confucio afirmaba que “el propósito de la educación es enseñar a la gente a conocer la misión del cielo de cada uno, y luego en cómo seguirla”.

Toda su vida enseñó incansablemente a la gente, y aprendió de su estudioso discípulo Yien Hui y de la honradez de su discípulo Ming Zi Chien, quien también era muy bueno difundiendo el Dao.

Kǒngzǐ conservó y difundió el Dao toda su vida, este fue su propósito y su búsqueda durante toda su existencia. Además trató de cumplir la misión que le fue dada por el cielo, sin importar dónde estuviera, siempre podía enfrentar todos los obstáculos y las dificultades con una actitud elevada.

Dada su permanente búsqueda de la verdad, su afán en promover los valores morales, y por haberse atrevido a asumir una importante misión, Confucio inspiró a las generaciones venideras.

* El camino; término daoista para la verdad más alta y absoluta. Ser iluminado que ha logrado este Dao.

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