Por Carlos Morales para VCSmedia.net
La esvástica representó desde hace milenios, para muchas culturas en todo el mundo, un símbolo ampliamente venerado por considerarse poderoso y positivo. Se le tiene como un distintivo de suerte y buena fortuna. La palabra “esvástica” viene del sánscrito Swastika y para el erudito en sánscrito P.R. Sarkar, el significado más profundo de la palabra es “victoria permanente”. Otros interpretan el término como “ser un ser superior”.
De todos modos, hay acuerdo en que era un símbolo del sol giratorio, el infinito o la creación continua. Las culturas occidentales lo llaman la rueda de la luz, en chino mandarín se conoce como el símbolo WAN. Esta palabra es un homófono para diez mil, tanto en chino como en japonés, y se interpreta como un número que abarca todas las creaciones del universo.
Pero su presencia no se limita a la región asiática. Una de las primeras representaciones de la esvástica apareció hace unos 8.000 años en la cultura Vinca, al sur de Europa, en lo que ahora es Bosnia y Herzegovina. También se ha encontrado en las catacumbas cristianas de la antigua Roma, donde se le daba el significado de “vida de vida”.
Igualmente, se ha encontrado en las iglesias excavadas en roca de Etiopía llamadas Lalibela, del Siglo XIII. Así mismo, en representaciones nórdicas de Odín o en inscripciones de los indios navajos de América del Norte. Pero también se ha encontrado en Grecia, Perú, India, Japón y otras regiones del mundo.
Todo lo anterior nos enseña que en la antigüedad todas las civilizaciones compartían normas y valores morales similares. En todas las culturas la esvástica fue tenida como un símbolo positivo, de conexión entre el hombre y los seres superiores.
Por otro lado, en el budismo, la esvástica está directamente relacionada con Buda y se puede encontrar tallada en sus estatuas en las plantas de los pies y en su corazón. Se dice que contiene la mente de Buda. Fue ampliamente utilizada en China, hace unos 2.000 años, cuando el budismo fue llevado a ese país desde la India. Durante la dinastía china Tang, la emperatriz Wu Zetian del siglo VI, decretó que la esvástica también se utilizara como un símbolo alternativo del Sol.
En China, la esvástica representa el movimiento continuo, como el de un molino de viento. Gira continuamente en el sentido de las agujas del reloj y en sentido contrario. Cuando gira en el sentido de las agujas del reloj representa la energía, la fuerza y la inteligencia del universo; cuando gira en sentido contrario a las agujas del reloj simboliza la misericordia.
La esvástica también encarna la armonía universal y el equilibrio de los opuestos, yin y yang. Los cuatro brazos de la esvástica nos recuerdan que durante los ciclos de nacimiento y de muerte podemos reencarnar en cualquiera de los cuatro destinos: seres celestiales, seres humanos, seres animales (incluidos pájaros, insectos y plantas) y seres infernales.
Además, representa un significado interior elevado, es decir, que el propósito de nuestro tránsito por la vida, debe ser liberarnos de los apegos mundanos para ascender hacia altos niveles espirituales, y así interrumpir el renacimiento continuo en el mundo de los humanos.
Sin embargo, en nuestra historia reciente, Adolfo Hitler, uno de los personajes más siniestros de todos los tiempos, usurpó este símbolo sagrado y lo tomó como emblema del movimiento nazi. Con esto, pretendiendió proclamar su poder cósmico como suyo, logrando así distorsionar su significado para las nuevas generaciones. Como consecuencia, por asociación, muchos ven este emblema sagrado como símbolo de genocidio, guerra y odio. Esto ha hecho un gran daño al mundo espiritual, y ha enlodado el significado original de la esvástica.